Boheme ABAO Berri 18 

Mimí

Bilbao. 27/10/2018. Palacio Euskalduna. G. Puccini: La bohéme. Vanessa Goikoetxea (Mimi), Martin Nusspaumer (Rodolfo), Jessica Nuccio (Musetta), José Manuel Díaz (Marcello), David Menéndez (Schaunard), Krzysztof Baczyk (Colline), Fernando Latorre (Benoît/Alcindoro). Coro ABAO (Director: Boris Dujin), Orquesta Sinfónica de Euskadi. Dirección escénica: Mario Pontiggia. Dirección musical: Pedro Halffter.

El ciclo de Opera Berri que desde la crisis económica y las temporadas de cinco títulos han quedado reducido a una y única función sirven en teoría bien para dar a conocer cantantes jóvenes bien para dar oportunidad a otros, que pueden así debutar papeles de cierta enjundia.

Opera Berri significa también una importante disminución de los, por otra parte, desmedidos precios de la ABAO, así que también puede servir para acercar a un público nuevo, infrecuente en los teatros. De hecho, un servidor, asiduo a las funciones de este ciclo, siempre ha advertido un público infrecuente y, consecuentemente, actitudes distintas durante este tipo de funciones: mayor frescura y espontaneidad, mayor naturalidad, que siempre se agradece, y que se suele plasmar en aplausos y vítores quizás en  momentos y formas poco convencionales pero que alivian de ceremonia al espectáculo operístico.

Además, esta función de La bohème, de Giacomo Puccini ha conseguido lo que hace tiempo era difícil de ver en el Euskalduna: el cartel de No hay entradas. Supongo que además del necesario alivio económico esta circunstancia será utilizada por algunos para justificar el diseño de las temporadas monodireccionales que asolan Bilbao desde hace un tiempo. Nadie pone en duda la capacidad de arrastre de este título y del casi todo Puccini como tampoco la necesidad de llevarlos al escenario pero a unos pocos de cientos de kilómetros nos dan continuamente lecciones de cómo se puede programar con pocos títulos pero mucha imaginación. ¡En fin, supongo que vendrán otros tiempos!

Esta única función de reparto alternativo ha estado protagonizada por la soprano vizcaína Vanessa Goikoetxea, a la que desde el momento en que apareció en la espaciosa buhardilla de Rodolfo y compañía, se comió literalmente el escenario. Además de la evidente adecuación física, vocalmente Goikoetxea creó una Mimí de enorme credibilidad. Sin ralentizar el tempo, su primera intervención, Si, mi chiamanoo Mimí fue de una dulzura y expresividad notables. Y en este sentido, el desarrollo de la función giró en torno al personaje que nos ocupa hasta acaparar el protagonismo de la función. Un acierto su contratación y deseamos poder disfrutar de esta soprano en un futuro inmediato; espero que la ABAO haya tomado buena nota.

Su enamorado ha sido el uruguayo Martin Nusspaumer, de voz cálida aunque enseña un fraseo algo tosco, sin llegar a la poesía que se le puede exigir a quien es, precisamente, poeta. En cualquier su agudo aunque seguro es algo ligero. Así, en el racconto Che gelida manina preparó el acceso al mismo de forma poco ortodoxa aunque una vez emitido sonó con cierta enjundia.

El tercer personaje que debutaba con respecto a las funciones de abono ordinarias era el también vizcaíno José Manuel Díaz, un colaborador habitual de la ABAO desde hace dos décadas (en el programa de mano consta su debut con la entidad en 1998) y que nunca había cantado un papel de tanta importancia en la temporada bilbaína. Una oportunidad para un secundario habitual que considero ha sido bien aprovechada. Su mejor momento fue el dúo inicial del acto cuarto, Oh, Mimí, tu piu non torni, donde enseñó su franja aguda, más bella que una débil grave.

El resto de personajes así como, lógicamente, la producción escénica fue la misma que la comentada por mi compañero Javier del Olivo en la pertinente reseña de la función de estreno ya publicada por Platea Magazine y que suscribo totalmente, quizás subrayando en la parte vocal el hermoso color del bajo polaco Krzysztof Baczyk en toda la función y, sobre todo, en su Vecchia zamarra y en lo que a la parte escénica se refiere la incoherencia que supone poner de traje a todos los bohemios que, sin embargo, son incapaces de asistir a Mimí en los momentos de su muerte por estar azotados por la miseria. Misterios sin resolver.

La Orquesta Sinfónica de Euskadi volvía a la temporada de la ABAO tras el “incidente” del año pasado durante las funciones de Don Pasquale y todo fue bien, siendo el máximo responsable un Pedro Halffter que fue excelente compañero de los tres debutantes a los que mimó cantando y respirando con ellos, cuidándolos desde la consciencia de la importancia de la oportunidad para todos ellos. Bien el Coro así como la escolanía en un acto II quizás excesivamente atropellado en lo escénico.

El público aplaudió mucho a todos y especialmente a Díaz y a una Vanesa Goikoetxea que pareció sorprenderse y quedar abrumada ante la reacción popular. Teniendo en cuenta que la función de Opera Berri fue de Mimí, a quien esto firma apenas le extrañó.