Kavakos WienerSymph Zaragoza19 

Mejor solista que director

Zaragoza. 18/06/2019. Auditorio. Obras de Mendelssohn y Brahms. Orquesta Sinfónica de Viena. Leonidas Kavakos, violinista y director.

El conocido violinista Leonidas Kavakos se presentaba en este concierto en dos facetas diferenciadas: como solista y a la vez director del famoso y bello Concierto para violín y orquesta Op. 64 de Felix Mendelssohn-Bartholdy, y como director de la 1ª Sinfonía de Johannes Brahms, siempre con la Orquesta Sinfónica de Viena. No es una novedad que un reputado solista dirija también la orquesta en un concierto. Casos hay abundantes, sobre todo en el mundo pianístico. También es más común que un solista, con el tiempo, se convierta en un consumado director dejando casi de lado su carrera como instrumentista. Y claro está, tenemos la excepcionalidad de Daniel Barenboim que es uno de los grandes directores de orquesta y uno de los pianistas más impresionantes de su generación que sigue manteniendo todas las facetas: concertista, director y director y concertista a la vez. En el caso de Kavakos, en el momento actual, sólo se puede destacar su faceta como instrumentista.

El Concierto de Mendelssohn es una de las obras más bellas escritas para violín y orquesta y es un auténtico ejemplo de concierto romántico (fue estrenado en 1845), pero siempre con esa contención que el compositor alemán aplicaba a sus obras. No es un romanticismo exacerbado ni atormentado, es un romanticismo más “Biedemeier”, burgués y apasionado pero siempre íntimo. Kavakos tiene una portentosa técnica que demostró en cada uno de sus intervenciones, especialmente en la cadencia del Allegro molto appassionato. Su digitación es pluscuamperfecta y el sonido es puro, sin estridencias, midiendo con precisión los tempi, con una graduación del volumen que demuestra que entiende perfectamente las intenciones del compositor.  Pero realmente ejerció muy poco como director y fue la magnífica Sinfónica de Viena la que casi por su cuenta (son unos extraordinarios músicos que tienen como director principal una de las mejores batutas mundiales, el suizo Philippe Jordan) acompañó al violinista. Esto quizá restó alma, espíritu y ensoñación a las bellas notas de Mendelssohn. Fue una excelente lectura como solista pero muy plana en la interpretación general.

A Brahms le costó muchísimo decidirse a estrenar su primera sinfonía. Siempre tuvo un respeto casi atávico a esta forma musical y no fue hasta 1876 cuando estrenó esta composición. Pero el resultado fue magnífico, entroncando con toda la tradición sinfónica germánica, heredera casi directamente de Beethoven. La versión que nos presentó Kavakos (que por cierto dirigió de memoria) tuvo, desde la grandiosa introducción del primer movimiento, un aire eminentemente teatral, supongo que tanto como concepción personal de la obra como con la intención de impresionar al auditorio. El director griego no es nada contenido en el gesto y se muestra apasionado en cada indicación a la orquesta, imponiendo ritmos realmente apremiantes que casi no dejaron respirar ni a los músicos ni al público. Es verdad que su Brahms adquiere otros matices que lo acercan a compositores posteriores pero no sé si esto es lo acertado en un músico que tanto gustaba de la tradición. En el Andante, posiblemente el movimiento menos original de la obra, se dejaron ver esos aires vieneses de una cuerda que en todo momento se mostró excepcional. Pero tanto el el Adagio como en el Allegro final Kavakos no se reprimió y dio rienda suelta a toda la pasión que él interpreta que contiene la partitura. El público siempre se emociona con este tipo de lecturas y los aplausos fueron unánimes y entusiastas.

Destacar, finalmente, otra vez, la calidad de la Orquesta, compuesta por solistas de indudable calidad, como el concertino, la primer oboe o el primer flauta. Con agrupaciones así es difícil no triunfar porque son profesionales de primera línea pero Kavakos, si quiere seguir dirigiendo, tendrá que interiorizar más las obras y buscar la esencia del compositor más que la superficialidad, por muy bien ejecutada que esté ésta.