Feito na casa
Zúrich (11/01/2020) Opernhaus. Mozart: La flauta mágica. Mauro Peter (Tamino), Wenwei Zhang (Sarastro), Olga Kulchynska (Pamina), Sen Guo (Reina de la Noche), Ruben Drole (Papageno), Wenwei Zhang (Sarastro). Coro de Ópera de Zúrich. Philharmonia Zürich. Dirección de Escena: Tatjana Gürbaca. Dirección musical: Sascha Goetzel.
Permítanme comenzar esta crónica con esta expresión en gallego que significa literalmente “hecho en la casa” y que se utiliza en Galicia para aclarar al visitante que lo que va a degustar tiene la sencillez y a la vez la pureza de los ingredientes propios, que no tiene adulteraciones industriales. Algo así se puede decir de la muy apreciable función matinal que ofreció la ópera de Zúrich de una de las más populares obras líricas de Mozart: La flauta mágica. La producción es de hace cinco años, los intérpretes no son de los que están constantemente en los titulares de las revistas especializadas, pero los resultados fueron muy estimables, resultando una representación llena de momentos cómicos y con unos cantantes, orquesta y director, que dan lo mejor de si mismos para que el público (con mucho niño incluido) disfruten.
Sería absurdo aquí hacer aunque fuera un somero resumen de la trama de esta fábula de tintes masónicos. Pero la directora de esta producción estrenada en 2014, Tatjana Gürbaca, utiliza con gran inteligencia y humor los símbolos masónicos de los oficios (especialmente de la albañilería) para integrarlos en una historia creada alrededor de una casa muy básica, de grandes dimensiones pero con sólo cuatro paredes y grandes ventanales. Todo se desarrolla en ese entorno (la casa gira con gran frecuencia). En la primera parte está llena de ramas y árboles, simbolizando el caos que significa el territorio de la Reina de la Noche. Cuando entra en escena Sarastro, ya en la segunda parte, es una casa mucho más burguesa, limpia y aseada y no con las gallinas vivas que campaban a sus anchas por allí. Por cierto que quedará para mi imaginario personal la escena en la que la Reina canta su primera aria Oh zittre nicht, mein lieber Sohn!. Aparece con un resplandeciente traje azul, rodeada de sus damas con unos grandes abanicos de plumas, tipo Follies Bergère, mientras dos gallinas desde una ventana la miran con curiosidad, impagable y admirable el trabajo del adiestrador o adiestradora de las aves (por cierto que Papageno no captura pájaros para la Reina sino que persigue a las gallinas para conseguir sus huevos). Está claro, pese a mi nulo alemán, que las partes recitativas están cambiadas (incluso Ruben Drole, el Papageno de esta función, improvisó cuando en el silencio de la sala se oyó como caía una botella) y que se da un gran relieve a la figura de Monostatos (se nos da a entender que era novio de Pamina). Es una producción amena, con buena iluminación y un uso muy moderado del vídeo, y un vestuario con algunos detalles más estrafalarios para los personajes más fantásticos y actual para el resto del elenco.
Un elenco en el destacó sin duda alguna la voz de Olga Kulchynska, una cantante con gran futuro y que cantará próximamente este mismo papel en Múnich. La belleza de su timbre, la indudable potencia proyección y el dominio de toda la tesitura (extraordinaria su aria Ach, ich fühl’s) prometen una gran carrera que ya está lanzada. El resto de los protagonistas estuvieron a otro nivel pero este fue muy aceptable. La vis cómica y el desparpajo escénico ayudaron a Ruben Drole en su desempeño como Papageno. Aunque la voz no tiene un timbre agradable y suena demasiado brusco a veces, se ganó al público y recibió la mayor salva de aplausos. Bien el Tamino de Mauro Peter, que se lució en su aria de entrada pero que mostró algún altibajo en el agudo, aunque no descarto algún problema de salud ya que tosió en algún momento. De regia presencia, timbre apropiado, soltura en toda la tesitura (aunque más justo en el grave más profundo) y mínima expresividad el Sarastro del chino Wenwei Zhang. También de origen chino es Sen Guo que fue una Reina de la Noche con poderío y la suficiente calidad en las coloraturas aunque estuvo más resolutiva en su ya mencionada primera aria que en la archiconocida Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen donde el agudo no corrió con tanta soltura. Estupendas las tres damas (Hamida Kristoffersen, Sinéad O’Kelly y Katia Ledoux), también excelente el Monostatos de Michael Laurenz y correcta la Papaguena de Lina Dambrauskaité.
Sascha Goetzel, director musical, nos ofreció una Flauta de aires contrastados según las circunstancias requeridas por la composición. Sin aportar nada extraordinario, su dirección fue atenta con los intérpretes y puede calificarse sin temor de muy profesional. Como profesionales fueron los componentes tanto de la Philharmonia Zürich como el Coro de la Ópera de la ciudad, que siempre demuestra su probada calidad cada vez que he tenido ocasión de oírlos.
Foto: © Hans Joerg Michel / Opernhaus Zurich