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Verdi arrebolado

La de Yoncheva es una voz recia, penetrante, acerada, de agudo incisivo y caudal ancho. Una voz que necesita un control inteligente, como demuestra habitualmente la soprano, y que es capaz de revelarse por sí misma ofreciendo sin duda altas cotas de calidad. Así, se nos presenta este nuevo álbum dedicado a la figura de Giuseppe Verdi, con algunas de sus páginas más conocidas.

Tu puniscimi de Luisa Miller empieza muy arriba, arribísima, plena de patetísimo y un fraseo cuidado, se desdibuja un tanto al ver llegar el ascenso a los agudos, en cierto sentido desfogados. Lo cierto es que la página escogida se hace corta sin su cabaletta respectiva y uno acaba deseando más. Una omisión cauta ante el reto de dejar para la posteridad una sección para la que puede que la búlgara no se sienta del todo preparada, aunque algo extraño precediéndola en el disco la de Leonora. No se preocupen, podrán verla en sus pantallas dentro de poco (las salas de cine tienen prácticamente agotadas las entradas para su retransmisión) gracias al Met de Nueva York, donde durante los próximos meses de marzo y abril, cantará el rol junto a Plácido Domingo (también artista Sony) y Piotr Beczala (quien acaba de abondar Universal por Pentatone). Con el mismo molde dibuja Yoncheva su Liberamente or piangi de Attila

El A te ascenda, o Dio clemente es la página menos conocida que recoge el álbum. De su infrecuente (para el público en general) Stiffelio, la partitura es resuelta en un modo parecido al posterior Come in quest'ora bruna de Boccanegra, con buenas intenciones pero medios que ya han superado esos personajes. Agudos acerados, abiertos aunque no extremadamente y acentos puede que demasiado agresivos en ocasiones. Es tal y como sucede en el aria con el que arranca el disco:  Tacea la notte placida de Il Trovatore.

Uno de los grandes aciertos del disco es el Pace, pace mio Dio, con "maledizione alla Caballé", o al menos, entiéndanme, de inspiración a la Caballé. 
Y sin duda lo mejor lo escuchamos en el Ave Maria, con un fraseo pleno de sentimiento y la delicadeza y mordente necesarios para conmovernos al sobrepasar el Gesú de la oración. Tan sólo llama la atención una sensación de solapamiento en la postproducción, donde se unen demasiado rápido las palabras del comienzo "grazia" y "eletta". Podría ser coincidencia, pero algo cercano a la chapuza también se ha escuchado en la postproducción de algún agudo en el último disco de Pretty Yende, de Sony también... y no están las cosas para estos parches si uno quiere vender discos, me temo. En cualquier caso, una página bellísima en la voz de Yoncheva, de muchos quilates, con media voz contenida, y acentuación y fraseos más que cuidados.

De su Elisabetta del Don Carlo, Yoncheva ya ha dado buena muestra tanto en italiano como en la última superproducción parisina en francés, a finales del año pasado. Un personaje al que tiene cogido el punto exacto en la madurez de su instrumento. Era necesario pues que la dejara plasmada en disco. Es ella en estado puro, como si Juana de Arco cantase Verdi, el Verdi acerado, denso, arrebatado un ápice y muy, muy arrebolado, como el atardecer de un Verdi cálido, pero con la utilización de inteligente cincel. A quien le guste así, este disco lo va a gozar.

Y como cierre, una sorpresa que no cabría en principio (así son las sorpresas, claro) esperar: Anch'io dischiuso un giorno... Salgo già del trono aurato, de la Abigaille de Nabucco. Tras una primera parte perfecta en lo vocal llega la ferocísima y temida cabaletta Salo già y todas las cualidades plasmadas en su Elisabetta se ven aquí sugestivamente asalvajadas. Los agudos se afilan, la respiración se desboca y los graves se muestran un tanto forzados; sin embargo, no podremos decir que su Abigaille no convezca por su fuerza, por su arrebato, de nuevo.

La lectura de Massimo Zanetti al frente de la Münchner Rundfunkorchester no molesta. Con todo lo bueno y lo malo que ello puede conllevar. Sin embarramientos, realmente aséptico en ocasiones. Sin duda se pliega para que la soprano búlgara sea la absoluta protagonista del compacto, pero tampoco aporta nada especialmente relevante, con momentos de inspiración lírica algo alicorta y tiempos en exceso pausados.

Foto: Sony.