Calleja VerdiCD 

La madurez como reto

Arriesgada y ambiciosa nueva grabación de arias de Verdi por el tenor maltés Joseph Calleja. Quinto CD en solitario para el sello DECCA, casa discográfica que denomina al tenor, en términos de marketing, como The golden voice, título asimismo de su segundo CD en solitario lanzado al mercado en 2005. Arriesgada grabación porque el conocido tenor se aferra a un nuevo repertorio, nunca todavía probado y cantado en el escenario operístico, con páginas de la escritura verdiana más madura, con concesiones a la vocalidad de tenor heroico: Trovatore y Aida, pero sobre todo papeles de tenor lírico-spinto, como el que necesitan las páginas de Don Carlo, La Forza del Destino y Otello aquí grabadas. Ambicioso, sí, porque si bien en esta grabación, con el pulido técnico que se le presupone, la voz suena brillante y generosa, no consigue desvelar las dudas que se le vienen a la cabeza al oyente de cómo sonará este tipo de repertorio a Calleja en vivo, y sobre todo en una ópera escenificada. 

La voz del maltés es de peculiar timbre, reconocible al punto, una característica siempre de agradecer en un universo vocal a veces demasiado homogéneo y de instrumentos con poca personalidad. Siendo este pues un punto fuerte de la vocalidad de Calleja, es a la vez una condición que despierta su dudas frente a este repertorio. El color es más bien claro, el timbre de colores mediterráneos, la emisión algo nasal, y con tendencia a sonar estrecho en el agudo, como se evidencia en el famoso final del "All´armi" de Il trovatore. Embellece Calleja con gusto el fraseo y sabe recrearse en la búsqueda de colores y matices, como en el "Celeste Aida", apianando el final del aria como esta escrito en la partitura, aunque casi nadie lo cante así en vivo. ¿Lo hará Calleja cuando lo debute? ¿Llegará a debutarlo?.

En el artículo del programa que acompaña el CD, el booklet, así lo explica la firmante Erica Jeal. Esta escribe que el propio tenor tiene previsto acometer poco a poco este repertorio en la próxima década, haciendo una comparativa con el vino que reposa, madura y se enriquece con los años, comparativa que parece ser es del propio cuño de Calleja. De hecho en su repertorio verdiano ya acometido aparecen los papeles de Fenton, Duque de Mantua, Jacoco Fiesco, Gabriele Adorno, Alfredo Vermont, Riccardo, el tenor del Requiem y Macduff, que fue su debut operístico ¡con tan solo 19 años!. Así las dudas sobre la idoneidad o no de su instrumento para llegar a este punto de madurez en el repertorio no se disipan con esta grabación, a pesar de los interesante del intento. Hay que destacar las excelencias de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, y los hermosos solos del clarinete introductorio de “La vita è inferno” de La forza del destino, con un sonido bello y limpio ejecutado por Joan Enric Lluna.

También el solo del cello de Rafal Jezierski en “Già nella notte densa” del Otello, con una siempre estilosa y pulcra lectura desde el podio durante todo el CD, del maestro valenciano Ramón Tebar, actual principal director invitado de la orquesta y del Palau de Les Arts de Valencia, sede de la formación. También acompañan al tenor, el barítono italiano Vittorio Vitelli en el dúo “Invano, Alavaro” de La Forza del destino, en el hermoso dúo “Dio, che nell’alma infundiere" del Don Carlo y en la famosa escena “Si per ciel marmoreo giuro!” del Otello. La voz de Vitelli de color oscuro y timbre algo seco empasta bien con la de Calleja y otorga con credibilidad mejor como Don Carlo di Vargas y sobre todo como Yago por su esmalte opaco que como el lírico Marqués de Posa en Don Carlo. De lujo se podría afirmar la participación de la Gheorghiu como Desdemona en el dúo “Già nella notte”, del Otello verdiano, papel que borda por su lirismo decadente con su reconocida voz de hermosos ribetes tornasolados. 

Si bien es atractiva y apreciable la musicalidad en el fraseo de Calleja como Don Álvaro o Don Carlo, la búsqueda de expresión se queda algo corta y monótona a nivel dramático, faltándole pulpa y color y sobre todo cuerpo. Cierta tendencia al sonido algo crispado, con sonoridades puntualmente caprinas, hacen cuestionarse constantemente sobre la idoneidad vocal del tenor en este repertorio. Tampoco ayuda cierto manierismo y una emisión que se afea en portamenti de gusto dudoso, como si quisiera equilibrar el hueco vocal del Otello con un estilo algo anticuado de tenor de otra época. 

Solo el tiempo dirá si esta declaración de intenciones en abrir un nuevo y exigente repertorio para el tenor maltés dará buenos frutos y éxitos en el futuro. Por mucho acabado técnico de impecable factura, una orquesta atractiva y una batuta interesante, este Verdi se queda en una bienintencionada aproximación que se torna liviana frente a la vastedad y calidad de grabaciones de tenores verdianos de envergadura en la discografía. Quizás no exista el tenor verdiano ideal para este repertorio hoy en día, quizás, pero volviendo la mirada a grabaciones recientes, con sus salvedades en el estilo, Jonas Kaufmann se antoja poseedor de un instrumento mucho más idóneo por timbre y color.