Julie Fuchs Sarah Bouasse

Julie Fuchs: "La mentalidad masculina en los despachos es un problema"

ENTREVISTA PUBLICADA EN NUESTRA EDICIÓN IMPRESA DE ENERO-MARZO 2021
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La cantante Julie Fuchs es una de las sopranos francesas más aclamadas de su generación. En la base de su ascendente carrera están Mozart y el bel canto. Recientemente ha visitado España como Aspasia de Mitridate de Mozart, ópera que ha grabado para el sello Warner-Erato junto a un reparto estelar y la dirección de Marc Minkowski, al frente de Les Musiciens du Louvre. Alegre y desenvuelta, nos cuenta su futuro inmediato, cómo ha vivido la pandemia y cómo afronta un futuro que la traerá de nuevo a España durante esta temporada. 

Por lo que se aprecia en redes sociales, es usted una cantante muy activa en su día a día.

Soy una persona con mucha energía. El amor de madre me da mucha vitalidad y el yoga, tranquilidad, ¡todo suma!

¿Cómo gestiona su vida profesional en estos tiempos de pandemia?

Llevamos así casi un año y aunque es muy difícil, estamos todos en la misma tesitura y todos nos esforzamos al máximo: agentes, directores artísticos, cantantes y público. Creo que el hecho de estar todos a una, estar todos en el mismo barco, ayuda a enfocar todo para poder salir adelante. Todos nos adaptamos al momento por muy complicado que sea y así podemos continuar con nuestras vidas, personal y artísticamente.

España se ha convertido en estos tiempos de pandemia en una excepción europea al mantener su actividad lírica. ¿Le ha costado tomar la decisión de venir a cantar? ¿Ha dudado en algún momento?

Me lo he tomado todo con mucha calma, pero creo que detrás de estas medidas restrictivas hay mucho de decisiones políticas, decisiones marcadas por los expertos científicos y demás. Con todo, yo no he dudado ni un ápice en venir a cantar. Un artista que no puede subirse al escenario, un artista en stand by, no está completo, se está perdiendo muchas cosas. Yo estaba mucho más estresada por no poder cantar debido al confinamiento que ahora con este Mitridate en gira española en tiempos de pandemia.

Usted es artista de Deutsche Grammophone desde el año 2015. Con ellos ha grabado ya dos cedés muy originales. ¿Cómo es trabajar para una compañía como el sello amarillo? ¿Le dan libertad a la hora de elegir repertorio o es todo algo más complejo?

En esos dos primeros cedés he de decir que tuve bastante libertad, fueron un reto personal y quise aportar algo distinto, algo mío y propio a la discografía. Quise preservar lo auténtico que puedo aportar como artista, lejos de compromisos. Por supuesto, hay un tira y afloja con el contenido. Por ejemplo, en mi primer trabajo discográfico para DG, Yes!, basado en opereta francesa y editado en 2015, fue muy bien, era un repertorio luminoso y llegó al público de manera muy directa, se vendieron muchas copias, sobre todo en Francia, como es natural. 

De todas maneras creo que las discográficas hoy en día se esfuerzan demasiado en querer explicar una historia cuando desde la música esa historia ya se explica por sí sola. Buscan mucho concepto, pero creo que hay que dejar a la música que hable por si misma, hay que confiar en ella y luego viene todo lo demás.

¿Qué será lo próximo que grabe Julie Fuchs?

Ahora mismo estoy en proceso de construcción de mis próximos proyectos discográficos, porque quiero hacer muchas cosas y he de decidir muchas otras… sólo puedo anunciar que seguramente será un proyecto de mélodie francesa y poco más puedo añadir. Todavía estoy en el work in progress, pero en estos tres próximos años saldrá a la luz. 

A usted le precede una gran escuela de canto francesa. Grandes nombres que marcaron una época, desde Lily Pons, Mado Robin o Mady Mesplé, hasta sopranos más recientes como Natalie Dessay o Sandrine Piau. ¿Qué hay de ese sello francés en su caso particular? ¿Tiene algún modelo?

He pensado en eso muchas veces, pero no sabría decirle. Todas tenemos origines diversos, desde coros, con pasado como instrumentistas... yo misma estudié y me gradué como violinista. Muchas venimos del Conservatorio Nacional Superior de Música de París o de la Academia de la Ópera de París, pero todas hemos tenido diferentes maestros. Es posible que haya algo del idioma francés que marque nuestra manera de cantar, un sello personal en la música. No puedo decir más que hay cierta elegancia en el idioma francés y mucha dificultad con nuestras vocales y su sonoridad a la hora de cantar, ¡incluso para nosotros los franceses!

Usted ha aceptado ser miembro del jurado de la séptima edición francesa del programa Prodiges, que en España también existe. De hecho, aquí hemos tenido a la soprano española Ainhoa Arteta como miembro del jurado. ¿Cómo ha sido el reto de aceptar participar en un talent show de estas características?

Me lo ofrecieron en ediciones anteriores, pero me veía demasiado joven y estaba algo temerosa del concepto. Aceptar ser jurado de este tipo de programas exige ser un gran profesional porque si no, puede ser un desastre. De hecho, una de las condiciones que pedí es saber que lo que los niños o jóvenes cantan es algo adecuado para su edad.

Es que puede ser muy extraño y poco edificante en televisión ver a un niño de ocho años o una niña de doce cantar el Nessun dorma de Puccini, ¿no cree?

Yo no sé si eso ocurre en España, pero en Francia pedí que las piezas que presentasen fueran adecuadas a su edad y estilo, porque eso es fundamental y además refleja la realidad de un niño que estudia canto. Nadie debería cantar ópera siendo niño mientras estudia canto. Un niño de once años cantando una canción de Navidad, por ejemplo, sí es acorde a su edad y eso lo hemos tenido en el programa. No hay que olvidar que no es un concierto, es un show de televisión y eso tiene sus propias reglas. Yo espero que las aportaciones que he dado como jurado, valorando la técnica, el estilo y los consejos musicales, sirvan y sumen a la esencia del programa. 

Hablando de concursos de canto, usted que ha sido Premio Operalia, segundo premio en la edición 2013. Como todos, habrá seguido el escándalo de Plácido Domingo. ¿Cómo lo ha vivido?

Por supuesto, pensé que era algo malo. Yo, como joven artista siempre he estado alerta, puesto que si el problema que denuncia el Me too afecta a tantos niveles e industrias, cómo no va a afectar al de la ópera. He de decir que con Plácido sólo coincidí dos veces y siempre fue muy correcto y profesional conmigo. A nivel personal no puedo decir nada malo de él. Por desgracia, es cierto que acabar una carrera como la suya de esta manera es terrible y que el juicio popular es muy severo. ¿Quién sabe la verdad? ¿Quién es capaz de juzgar sin saber? Sólo Plácido y sus presuntas víctimas saben la verdad. Por supuesto, nosotras las mujeres tenemos que aguantar cierto tipo de bromas sexistas y si no las aceptamos somos consideradas aburridas. Por suerte, esto con las nuevas generaciones está cambiando. Ahora los jóvenes tienen la mente mucho más abierta y son mucho más empáticos y sensibles con este tema... 

REVISTA PUBLICADA EN NUESTRA EDICIÓN IMPRESA DE ENERO-MARZO 2021
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Foto: Sarah Bouasse.