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Raquel Andueza: “Un día te sientes con más ganas de bailar la zarabanda y otros días con más ganas de chacona”

El próximo miércoles 30 de junio la soprano Raquel Andueza y La Galanía interpretarán los temas de su disco El baile perdido en el Festival de delicatessen musicales Música en Segura. Además de soprano especializada en repertorio del XVII, Andueza es directora artística de la Semana de Música Antigua de Estella, que presentará su 52 edición el próximo 28 de junio. Conversamos con ella para saber más sobre su iniciación en la música antigua, cómo va a ser su participación en el Festival de Segura y el futuro de la Semana de Música Antigua de Estella.

¿Cómo conoció el universo de la música antigua?

Lo conocí de una manera muy casual cuando era niña. Soy la pequeña de cuatro hermanos y mi hermana la mayor tocaba el piano. Aunque tocaba diferentes cosas, yo siempre le pedía que tocara de un libro azul, que era un libro de Johann Sebastian Bach. Luego, en las audiciones de música del colegio a mí lo que más me gustaba era de un señor que se llamaba Purcell, de otro señor que se llama Haendel y de otro señor que se llamaba Vivaldi. Yo no sabía quiénes eran ellos, pero casualmente todos eran compositores de música antigua. A los 14 años escuché el Lamento della Ninfa en un concierto en el que cantaba mi hermano como corista. Cuando la escuché, me dije: “¡yo quiero cantar eso!”. Más adelante, cuando ya tenía 20 años, me di cuenta de que lo que me gustaba más de la música clásica, instintivamente, era música antigua. ¡No sé si realmente la descubrí yo o fue ella la que me capturó desde pequeña! (Risas).

¿De dónde surgió la idea de crear La Galanía?

Desde antes de terminar mis estudios empecé a trabajar sustituyendo a otras cantantes que se ponían enfermas. Empecé a hacer sustituciones desde muy jovencita y fue ahí donde comencé a tener mi propio criterio musical, conocí a otros músicos, a mi marido Jesús Fernández Baena… Hacíamos cosas juntos y un día decidimos crear nuestro propio grupo. Cuando ya se ha aprendido de muchos maestros distintos, piensas: “yo esto lo haría un poco más despacio”, “esto lo haría un poco más deprisa”, “esto me gusta hacerlo más dulce o menos dulce”... A lo largo de la carrera vas conociendo a músicos diferentes de los que te haces amigo, músicos de los que además te gusta su manera de hacer música. La idea surgió un poco de hacer la música que nos apetecía con la gente que queríamos.

Y el nombre del grupo, ¿qué significa?

Viene de galante, de galanía, de ser gallardo. Cuando buscas un nombre para un grupo es siempre un poco complicado elegir, porque todos te suenan extraños. Estuvimos barajando diferentes nombres. El diccionario define el término galanía como donosura, gentileza, gracia y gallardía. Es un sinónimo de galanura y - como hacemos esa música pues barroca, gallarda, gentil, galante - pensamos que era un nombre apropiado.

En 2019 publicó El baile perdido, un disco dedicado a bailes barrocos del siglo XVII. ¿Cómo surgió esta colaboración con el musicólogo Álvaro Torrente?

En el anterior disco de música española que hicimos, Yo soy la locura 2, ya incluimos tres bailes que él había reconstruido. Todo surgió porque Álvaro estaba preparando un artículo acerca de la jácara. Como no hay prácticamente ejemplos musicales de jácaras españolas que hayan sobrevivido, Álvaro intentó reconstruir una con texto de Cervantes que se sabía que había sido musicada. Él la reconstruyó siguiendo todos esos parámetros para su artículo y me la mandó preguntándome: “oye, ¿esto a ti te suena a siglo XVII o te parece una locura?”. Yo le dije: “no solamente suena a siglo XVII, sino que quiero que la termines”. Por aquellas fechas teníamos un concierto privado en el Palau de la Música para unos alemanes. Queríamos hacer música española y pensé que les iba encantar.

¡Álvaro tiene tanto conocimiento y ese don para recrear melodías perdidas! Al final no solamente reconstruyó esa jácara, sino que después reconstruyó unas seguidillas y una zarabanda, y acabó haciendo 12 bailes más, ¡los que hemos recuperado en este disco! Es música muy callejera, muy popular y con textos muy picantes. El ciclo del baile perdido es porque esas melodías se habían perdido por censuras y prohibiciones, pero aludiendo un poco también a la perdición.

De todos los contenidos del disco, ¿cuál es su “baile” favorito?

¡Ay, pues eso depende un poco del día! Un día te sientes con mas ganas de bailar la zarabanda y otros días con más ganas de chacona. En el disco de El baile perdido hay unas pequeñas folías, Arrojome las naranjicas, que curiosamente son bailes en tonalidad menor, no tan habituales, y que tienen un tono de melancolía que a mí me encanta. Puede que ese sea mi “baile” favorito porque es un poco más tranquilo. Pero ya le digo que depende del día, un día tengo más ganas de bailar el Baile del polvillo o el Baile del ay, ay, ay.

Para usted, ¿qué tiene la música antigua de especial que no tienen otros estilos?

Esta pregunta me gustaría que la respondiera la Raquel de cuatro años cuando descubrió esa música que la atrapó. Me gustaría saber qué le sedujo de ella. A mí me fascina la retórica italiana de principios del XVII, ese recitar cantando me parece impresionante, tener la posibilidad de contar historias maravillosas cuando uno canta. La música no es tan sofisticada armónicamente como la de los repertorios posteriores; es una música en apariencia sencilla y sin filtro. A mí me va directa al corazón. Creo que es su aparente sencillez lo que me atrapó. Los textos de la literatura italiana de principios del XVII también me fascinan. Todas esas historias tan tremendas de amores y desamores; y la capacidad que tiene esa música de contar, al final hace que te conviertas en una actriz. ¡Y eso me encanta!, no lo puedo evitar.

¿Cómo se podría acercar la música antigua al gran público?

Conozco a mucha gente que me dice que la música clásica en general no le gusta, pero que sí le gusta el Renacimiento y el Barroco, sobre todo el Barroco. Al gran público le gusta el Barroco y yo creo que hay que quitarse un poco el prejuicio de que la música Antigua es vieja o casposa, porque en realidad no es así. Además, tiene muchas armonías que se siguen utilizando en canciones del pop y rock actuales. El bajo ostinato es fuente de inspiración para los compositores de hoy.

¿Qué supone para usted la participación en el Festival de delicatessen musicales de Música en Segura?

¡Me parece maravilloso lo que está haciendo Daniel Broncano con el festival! Atreverse a construir un festival en un pueblo en el que como él dice: “hay más gatos que personas”; pues es un reto importante. No solo es hacerlo, también que te hagan caso, que te escuchen y que se haya convertido en lo que es, un festival de referencia. Este festival es diferente porque nos lleva a tocar a sitios distintos. Estamos acostumbrados a actuar siempre en auditorios, en claustros, palacios, teatros; pero el concierto que daremos el 30 de junio será en una piscina. El festival te lleva a lo alto de una montaña, al lado de un precipicio, en medio del campo, a una fábrica de aceite… hace que el concierto sea muy diferente. Lo más importante es que este festival lleva la cultura y la música a la España despoblada. Todos pagamos nuestros impuestos y todos tenemos derecho a la cultura, pero muchas veces se queda en las grandes urbes y a las poblaciones más despobladas no llega. Por lo tanto, este es un festival muy reivindicativo y es maravilloso participar en él. ¡Ojalá hubiera muchos más festivales así!

¿Por qué es importante la recuperación del patrimonio musical español?

Todos tenemos muy claro que hay que conservar Las meninas de Velázquez, el Palacio de la Granja y la Catedral de Burgos; todo este patrimonio que podemos palpar y ver. Sin embargo, muchas veces el patrimonio inmaterial o intangible, como es la música, queda en un lugar menos considerado. Tengo la sensación de que aquí muchas veces valoramos más lo de fuera que lo de dentro. Cuando aquí se hacen festivales de música se potencia mucho lo internacional y poco lo nacional, y con el repertorio muchas veces hacemos lo mismo. Recuperar la banda sonora de los castillos y de las catedrales es fundamental para comprender la historia, de dónde venimos y por qué somos así nosotros ahora.

Estudió en la Guildhall School of Music and Drama de Londres, ¿qué recuerdas de aquellos años?

¡Que pasé mucho frio en Londres! Fue un cambio brutal pasar de Pamplona a Londres. Recuerdo mucha disciplina. Entraba en el conservatorio de noche, porque todavía no había amanecido, o salía de noche, porque oscurecía muy pronto. Tengo recuerdos maravillosos de la biblioteca que tienen allí, de los colegas, de los amigos… Muchas veces teníamos tantas asignaturas que se te olvidaba que habías ido allí para cantar. El primer año recuerdo que tenía 16 asignaturas cada trimestre. Era una locura, porque no dejabas de ir a clase y de tener trabajos para el día siguiente. Fue una época altamente estimulante en todos los sentidos y de aprender a madurar.

¿Londres o Pamplona?

Pamplona. Una ciudad en la que puedes ir andando a todas partes, donde todo está un poco más humanizado, no tienes tanta actividad cultural, pero es una ciudad magnífica que ofrece todos los servicios.

En el año 2018 ambió su técnica vocal, manteniéndose cuatro meses alejada de los escenarios, acudió a varios foniatras… ¿Cómo se ven los toros desde la barrera?

¡Pues muy diferente! Cuando paré mi actividad me fui a un pequeño pueblo de Italia con mis profesoras de canto. Me sumergí en un mundo mucho mas lento, sin aeropuertos, sin maletas, sin gente corriendo en grandes ciudades. Entonces comencé a ver a mis propios colegas y a mí misma un poco desde fuera. Vi que las redes sociales, que son tan maravillosas para muchas cosas, también además de quitarnos mucho tiempo, crean esa necesidad de mostrar siempre lo que estamos haciendo. Este ruido nos aparta un poco del trabajo individual de cada uno. Estamos siempre viendo lo que hace el otro. Apartarme de las redes sociales me ayudó a ver que muchas veces estamos distraídos por el continente y no por el contenido. Ahora veo la vida de otra manera y espero que no se me olvide nunca.

¿Qué consejo daría a aquellos cantantes que hoy están pasando por una crisis vocal?

Primero de todo que no se preocupen. Hay mucho secretismo en torno a esto. Cuando yo anuncié que iba a parar porque no estaba bien, recibí muchos mensajes de colegas en privado diciéndome: “fíjate que yo tampoco me encuentro bien, pero no me atrevo a parar porque tengo contrato con esta discográfica” o “tengo esto otro”. Muchos confesaban de manera tácita lo que les pasaba. De ahí ese miedo a decir “estoy mal”. Recuerdo que cuando me pasó a mí, estaba justamente Rafa Nadal pasando por un mal momento y yo me fijé mucho en él. Si él dice que está mal, ¿por qué yo no?; yo no soy nadie, no pasa nada por decir que estoy mal.

Lo primero es admitir que estás pasando por una mala racha, luego hay que ponerse en manos de alguien que te cuide mucho, que te haga trabajar con mucha cautela y mucho cuidado. Las cuerdas vocales solo son dos y son únicas. Sobre todo, hay que ponerse en manos de alguien que te proteja el instrumento. Ah, y que no se preocupen, que todo se puede solucionar. No hay que tener miedo a contarlo, a compartirlo, porque no pasa nada, no somos tan importantes.

Y el día que tenga que dejar de cantar…

Me gusta muchísimo dar clases y lo estoy haciendo ahora cada vez más. También estoy ayudando a gente que lo está pasando mal. Estoy muy contenta porque ellos están muy contentos. Creo que por ahí va a transcurrir mi futuro. Por otro lado, también me gusta mucho gestionar. Siempre he gestionado La Galanía yo misma. ¡Me gusta gestionarlo todo! También ahora dirijo un festival: programando, participando con el equipo técnico, dando trabajo a colegas… Supongo que va a ir también un poco por ahí. Mi futuro se va a debatir entre la docencia y el festival.

Como usted cuenta, hace aproximadamente un año fue nombrada directora artística de la Semana de Música Antigua de Estella, ¿cómo ha sido la gestión de este evento en tiempos de Covid19?

Yo empecé en plena pandemia. Me comunicaron que había ganado el concurso en abril, cuando estábamos confinados. Me dijeron: “tú organiza el festival que en septiembre se hace”. Me tocó organizarlo por primera vez en estas circunstancias. Fue un año complicadísimo, con lo cual ya esta segunda edición va a ser mucho más relajada y fácil. Por entonces todos estábamos recibiendo llamadas de cancelaciones y yo era la loca que llamaba y decía: “¿estás libre el 6 de septiembre para un concierto?” Me respondían: “pero ¡qué dices!, si me están cancelando conciertos de diciembre”. Y yo decía: “que no, que no, que el Gobierno de Navarra dice que se hace”. ¡Y se hizo! Fue muy bonito y emocionante.

¿Qué tiene en mente para los próximos años del festival?

Vamos a presentar la 52 edición del festival el próximo día 28 de junio. ¡Hasta entonces no puedo decir mucho! (Risas). Es evidente que este año habrá una importante incidencia del camino de Santiago porque Estella es una ciudad xacobea. Además, mi plan general es siempre el apoyo a talentos emergentes, a talento nacional y a artistas internacionales, que por supuesto van a venir a visitarnos.

Para mí el apoyo a los jóvenes que están empezando es fundamental, sobre todo ahora que es más rentable programar a grandes estrellas para llenar el aforo. Todavía hay gente que tiene miedo a acudir a los auditorios y es más fácil traer algo conocido para que la gente vaya. Por eso en esta edición de la Semana de Música Antigua de Estella presentamos el programa SMADE. Se trata de un programa que empieza este año con ayudas del Ayuntamiento de Estella con valor de 6.000 euros en becas para jóvenes grupos que están empezando ahora. Me hace mucha ilusión que el programa pueda realizarse, porque es una apuesta que he hecho yo personalmente y he conseguido el apoyo del Gobierno de Navarra y del Ayuntamiento de Estella. ¡A ver si estos talentos jóvenes pueden empezar con buen pie!