Gabriel Alonso: “El patrimonio musical gallego está lleno de joyas desconocidas”
El joven barítono gallego Gabriel Alonso apenas ha completado este año sus estudios y ya ha publicado un interesante CD junto al pianista Aurelio Viribay. El álbum gira por completo en torno al desconocido y olvidado patrimonio musical gallego, que se pone aquí en valor con denuedo y palpable cariño.
Hace ya algunos meses vio la luz su primer disco, No Camiño, una grabación junto al pianista Aurelio Viribay y que gira alrededor de sus raíces, en torno al patrimonio musical gallego.
Sí, este disco surge de mi relación con las dos personas que empezaron con una empresa editorial de partituras en Coruña, bastante centrada en la música gallega, de la que no suele haber buenos materiales disponibles. En su día me dijeron que querían ampliar su actividad con un sello discográfico en torno a este mismo patrimonio musical y me propusieron grabar su primer disco.
¿Cómo dieron forma al repertorio del disco?
Fue un proceso muy interesante puesto que yo no conocía la mitad de las obras que hicimos. Pero Aurelio Viribay es una auténtica enciclopedia y con su ayuda logramos cerrar un programa que tuviera cierta coherencia y cierto empaque como proyecto. También contamos con el consejo de Juan Durán y Margarita Viso; ella también es musicóloga y ha hecho muchas revisiones de obras gallegas
El disco se presenta como un repaso a dos siglos de canción gallega a través de una docena de piezas.
Sí, en principio no iba a ser así pero fue tomando forma conforme avanzamos hacia la grabación. Nos dimos cuenta de que había piezas que nunca se habían llevado al disco y que merecía la pena poner en valor. En otros casos sí se habían grabado pero en condiciones muy mejorables, ya fuera desde el punto de vista de la calidad del sonido o bien desde un punto de vista musicológico.
En el disco llama la atención al presencia de numerosos autores vivos, desde Borja Mariño y Fernando Buide hasta Juan Durán y Margarita Viso, a quienes usted mismo ha citado ahora. Y junto a ellos una amplia nómina de autores del siglo XIX de los que el gran público probablemente no tiene ninguna noticia. ¿Son quizá más conocidos en Galicia estos autores?
Sí, quizá sean algo más conocidos en Galicia, pero apenas por un título. Todo el mundo sabe que ‘Negra sombra’ es de Montes, porque es casi un himno aquí, pero seguramente poca gente sabría citar otra pieza suya. Es sorprendente que pase esto en Galicia, pero es así… y es una pena porque hay obras buenísimas que siguen en el olvido. El patrimonio musical gallego está lleno de joyas desconocidas.
Como excepción al resto de las piezas, que son canciones, los dos últimos fragmentos del disco son romanzas de zarzuela.
Sí, es verdad que quizá rompen un poco el hilo conductor del disco, pero pero por su acompañamiento y por sus reducciones encajan muy bien; son casi como un Tosti. Se conoce tan poco el teatro lírico gallego que quisimos hacer este guiño.
En torno a esta cuestión de la zarzuela, es verdad que hay un patrimonio de teatro lírico gallego totalmente desconocido y con nula presencia en los teatros.
Yo conozco muchas de estas piezas a través de fantasías para banda que se hicieron en su día. Yo toqué en banda mucho tiempo, porque soy saxofonista, sobre todo con obras de Gregorio Baudot, director de la banda militar en Ferrol. Incluso la ópera de Marcial del Adalid, que se llama Inés e Bianca, creo que se grabó con la Real Filharmonía, y no se ha vuelto a escuchar.
Intuyo que la idea que hay detrás del disco es quizá también la de tener un programa de recital con un perfil muy claro en torno a las raíces gallegas. No sé si es fácil después que esto cuaje entre los programadores.
Me temo que es complicado, incluso en Galicia mismo. Cuando el CD vio la luz hicimos dos presentaciones, una en Coruña y otra en Madrid, en la sede de la SGAE, y tuvieron buena acogida. Es un programa bonito y aunque los textos son en gallego, creo que se alcanza a entenderlos bastante bien.
Me gustaría por último conocer un poco más sobre su trayectoria y formación hasta la fecha. Creo que ha trabajado últimamente con Juan Jesús Rodríguez, siendo además alumno de la Escuela Reina Sofía.
Sí, Juan Jesús apareció de un modo un tanto accidentado en mi vida pero por fue toda una suerte para mí. Yo apenas llevaba dos años estudiando canto, allá por 2013, y él hizo un concierto en Coruña. Le pedí unas clases y poco a poco se convirtió en mi padre musical, podríamos decir.
Por otro lado, estoy en la Escuela Reina Sofía desde 2017 y allí he trabajado primero con Dylan Davies y después con Francisco Araiza, con quien sigo trabajando ahora. Termino precisamente estas semanas el máster en la Escuela Reina Sofía y ahora es momento de audiciones, concursos, etc.