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Pablo Urbina: "Cuando una orquesta quiere trabajar, el horizonte es infinito"

El maestro vasco Pablo Urbina se pone esta semana al frente de la Orquesta de RTVE, para dirigir un programa ecléctico, con obras de Ravel (Concierto para la mano izquierda) y Gershwin (Un americano en París). El programa incluye además el estreno absoluto de la obra En dehors.Concierto para txistu y orquesta del compositor Félix Ibarrondo. Conversamos con Pablo Urbina para conocer mejor su andadura en Reino Unido, incluyendo su reciente grabación de música de la compositora Dani Howard con la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra. 

Su trayectoria en los últimos años ha estado muy centrada en el extranjero. De hecho acaba de hacer una grabación en Liverpool. 

Sí, el otro día caí en la cuenta de que llevo tantos años fuera de España como los que había pasado allí antes de irme: me marché con 17 y ahora he cumplido los 34. Han sido muchos años fuera, es cierto. Pero no fue algo forzado, ni siquiera una decisión muy meditada, sino algo que vino dado de manera muy natural. Primero me marché a un festival de verano en San Diego, cuando yo era trompista, y lo que iba a ser una experiencia de un mes, se convirtió primero en un año en San Diego y más tarde en una estancia en la en la Thornton School of Music de Los Ángeles. Me hicieron una prueba, me ofrecieron una beca y me quedé allí durante cinco años. Más tarde quise volver a Europa y me fui al Real Conservatorio en Londres, que ha resultado una ciudad muy dinámica, con muchas posibilidades para mí. En Reino Unido he encontrado muchas facilidades para alguien como yo que ha intentado compaginar durante un tiempo la actividad como trompista freelance con mis primeros pasos curtiéndome en el mundo de la dirección.

¿Cómo se plantea esa transición? Entiendo que no es un proceso fácil, tampoco inmediato.

No, así es. En mi caso mis pasos por el mundo de la dirección han sido siempre muy prácticos, con formación detrás por supuesto, pero siempre intentando aprender a partir de la experiencia. Yo he estudiado mucho por mi cuenta, me gusta mucho analizar técnica, etc. En Reino Unido encontré muchas oportunidades: orquestas amateur, sesiones de grabación, orquestas profesionales a tiempo parcial, etc.  Experiencias, todas ellas, que te permiten 'sacar la mano a pasear', como decimos los directores a veces (risas). A diferencia de otras actividades, un director solo puede comprobar si su trabajo funciona cuando lo pone en práctica. El instrumento de un director es una orquesta y por eso es tan importante la experiencia práctica con los músicos.

Durante un tiempo estuvo vinculado a la Sinfónica de las Islas Baleares, como director asistente.

De momento sigo en el Reino Unido aunque pasé dos años en Mallorca, vinculado a la Sinfónica de Baleares. Yo ya había estado allí como director invitado. La orquesta ha ido creciendo en actividad y con un nivel altísimo. Su titular, Pablo Mielgo, me ofreció al posibilidad de incorporarme al proyecto como asistente y fue una experiencia muy formativa a la hora de conocer el funcionamiento interno, administrativo, de una orquesta en nuestro país. Les estoy inmensamente agradecido. Es la parte menos bonita de nuestra profesión pero es muy importante saber cómo funciona todo más allá del hecho mismo de hacer música.

Con su experiencia tanto en Reino Unido como aquí, en España. ¿Cómo diría que es el sistema inglés, tan afamado por su nivel de primera lectura en los atriles?

Es realmente impresionante, sí. Las orquestas allí tienen un nivel de lectura a primera vista realmente asombroso. Quizá sea algo forzado o condicionado por los limitados ensayos de los que se disponen. En cambio las orquestas europeas y continentales maduran y evolucionan de otra manera, también porque disponen a menudo de más tiempo de ensayos. Son dos modelos distintos aunque casi siempre se llega a un mismo nivel de excelencia. Es curiosa la experiencia también entre los directores europeos y los ingleses, estos últimos más acostumbrados a disponer de un corto periodo de ensayos.

En línea con esto, ¿cómo sería la naturaleza de las orquestas españolas?

Sería dificil generalizar y yo tampoco he trabajado con todas las orquestas de nuestro país. Pero en líneas generales creo que el nivel es altísimo y va a más, sin duda. el primer motivo es la extraordinariedad de nuestro sistema educativo, en términos musicales no hay otro igual, al menos en las fases de aprendizaje hasta el conservatorio superior. Le damos mil vueltas a Francia, Reino Unido, etc. Por cantidad de opciones, por riqueza de la formación, por accesibilidad... La desgracia es que mucho de ese talento que formamos aquí se tiene que ir fuera para buscarse la vida. Es algo también que poco a poco se está revirtiendo, cada vez más músicos están regresando a España y ese talento se va a notar cada vez más en nuestras orquestas. Al final la cuestión del nivel de una orquesta es un tema de disposición. Cuando una orquesta quiere trabajar, eso se nota; cuando una orquesta quiere trabajar, el horizonte es infinito. Como director, cuando te encuentras eso, es un verdadero regalo. Por ejemplo, con la Orquesta de RTVE, además de una predisposición humana sumamente cálida conmigo, encontré una actitud de total entrega, además unos músicos extraordinarios.

En Liverpool ha grabado música de una autora británica, Dani Howard. ¿Cómo presentaría su música para el público español?

Dani Howard ganó en 2001 el premio de la Royal Philharmonic Society en la categoría de composición; es el premio más importante que se puede ganar en Reino Unido en este sentido. Su trayectoria ya era ascendente pero ese galardón ya terminó por catapultar su reconocimiento.

En este álbum hemos grabado el Concierto para trombón, que se estrenó en su momento con la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra, con la que ahora hemos grabado este CD que incluye cinco obras de Dani Howard, entre ellas su último trabajo, Elipsis, que fue un encargo de la Royal Philharmonic Orchestra.

Un álbum así es muy importante para cualquier compositor en activo, porque es una manera de dejar una impronta fija de su obra y ayudar a su difusión. En muchas ocasiones las obras de los compositores se estrenan y se olvidan simplemente porque no queda una muestra grabada de cómo suena su música. Es un apoyo fundamental a la nueva creación. De esta manera los compositores pueden tener también un feedback para seguir componiendo nuevas obras.

En este sentido me gustaría que se pudieran hacer más talleres de composición con las orquestas profesionales y estudiantes de composición. Me refiero a dedicar una semana al año a interpretar nueva música, para facilitar que los compositores puedan ver cómo suena su música. Entiendo, por supuesto, que no se puede tocar la música de todo el mundo y que no toda la música tiene la misma calidad. Pero me parece que es un deber de las orquestas con la nueva creación y sería estupendo que se pudiera sistematizar.

En línea con esto, el programa con la Orquesta de RTVE incluye el estreno de una obra de Félix Ibarrondo.

Sí, es una obra muy interesante. He tenido oportunidad de trabajar de cerca con el compositor, algo muy necesario tratándose de un estreno mundial, como en este caso. Se trata de una pieza para orquesta, txistu y acordeón, si bien realmente es el txistu el que lleva la voz cantante. La música de Félix Ibarrondo es muy compleja desde un punto de vista técnico, por su métrica y su rítmica, que no siempre son intuitivas. Y por eso también es un reto para los músicos, porque hay que desentrañar muchas cosas en la partitura. También he trabajado de cerca con Aitor, el intérprete de txistu. En general ha sido un proceso muy interesante para mí. Yo ya conocía el lenguaje de Félix Ibarrondo, siempre digo que su música es un poco como el propio paisaje de Euskadi, con altos y bajos, con picos y llanos, con impulsos armónicos y melódicos que contrastan con momentos de reposo.

El programa con la Orquesta de RTVE incluye también, creo, la interpretación de Un americano en París de Gershwin, en una nueva edición crítica.

Sí, así es. En su día contacté con la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, donde está parte del fondo documental de Gershwin. En base a la grabación original de 1929, en la que participó el propio compositor, han elaborado una nueva edición crítica de la obra, que interpretamos en Madrid y que creo que aún no ha sido publicada, incluso. La edición tiene algunos cambios estructurales (se eliminan algunos compases) y hay otros cambios importantes, como por ejemplo en los claxones que se han reconsiderado en base a la investigación de su tamaño en las fotos y el sonido en la grabación original. También los saxofones, que normalente son alto, tenor y barítono; ahora en cambio se dan cuatro o cinco combinaciones diferentes, hasta tal punto que uno de los pasajes hay sonando a la vez tres saxofones soprano, dando un color muy distinto a la obra.

En Londres dirige la Orquesta Vitae, ¿cómo se vinculó a este proyecto y cuál es su actividad habitual?

Esta es una orquesta freelance, es decir, no tiene una plantilla a tiempo completo. Yo empecé a colaborar con ellos en 2019. Esta orquesta se creó en su momento con la intención de hacer una labor de inclusión social y un trabajo de comunidad al tiempo que se busca la excelencia artística. Es cierto que esto debería ser el afán de cualquier orquesta, especialmente en el caso de las formaciones públicas. Yo me incorporé a la formación cuando estaban atravesando un periodo de cierta incertidumbre, tras la salida de su anterior director. En términos musicales, en nuestra actividad siempre intentamos fomentar la música contemporánea al tiempo que se preserva el legado del repertorio más clásico. En todo caso, la pandemia tampoco nos ha ayudado a hacer todo lo que queríamos.

Por ejemplo yo tenía intención de emplear los concietos para ayudar a personas con problemas de salud mental, a través de varias iniciativas, como el programa Concert Chums, que busca emparejar a voluntarios con personas que estén sufriendo problemas de soledad, perdidas recientes de familiares, etc., habiendo perdido de alguna manera la iniciativa o la capacidad para ir a un evento público. Esta parte de la actividad musical es sumamente gratificante para mí, más allá de la pura actividad en el podio. También hemos colaborado con una red de residencias de ancianos en el Reino Unido, tanto para enviar músicos allí como para que nuestros conciertos se puedan seguir desde los centros.

Creo que también colabora con la organización The Amber Trust, ¿qué nos puede contar de su actividad?

Sí, siempre me han interesado los proyectos benéficos y las actividades colaborativas en este sentido. Yo no entendería dedicarme cien por cien a la música solo desde el podio. Hay tantas cosas en las que podemos servir, colaborar y ser útiles... The Amber Trust apuesta por la accesibildiad de la música para personas con discapacidad visual. Yo colaboro con ellos como embajador, para darles más alcance y difusión a su trabajo. Y están teniendo logros importantísimos. Este año por ejemplo uno de los participantes en el programa ha alcanzado la final del certamen BBC Young Musician, una cita muy importante para la música en Reino Unido.