Marzena Diakun: "La dirección de orquesta consiste en inspirar, no en ser un tirano"
La directora de origen polaco Marzena Diakun acaba de cumplir su primer año, tras temporada y media, al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid (ORCAM). Tras su último concierto con la formación y antes de embarcarse en unas semanas como directora invitada en Croacia, Alemania, Bélgia, Reino Unido, Francia o Países Bajos, repasamos con ella sus primeras impresiones con la orquesta madrileña, sus horizontes y vivencias, así como su visión de la dirección de orquesta en la actualidad.
Acaba de cumplir su primer año como directora titular y artística de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. ¿Cuál es su balance hasta la fecha?
Nuestra meta era múltiple. Abarcar el gran repertorio sedimenta una entidad, forja la identidad de una orquesta y la de su director; sumergirnos en él durante toda una temporada, abordarlo de concierto en concierto, nos convirtió en compañeros de un intenso viaje, cómplices en una maravillosa aventura. Y fue en esta ‘inmersión’ cuando pudimos profundizar en el estudio de cada obra y en su posible relación con otra que le hiciera eco semanas o meses más tarde. Esta suerte de vaivén también se produjo no solo al contratar a artistas confirmados internacionalmente sino al invitarlos a tocar junto con jóvenes intérpretes españoles. Y este encuentro, esta congenialidad o este ‘vaivén’ entre el presente y un futuro cargado de promesas, esta coexistencia dinámica, produjo situaciones extraordinarias que nos conmovieron… nos, es decir, el público y los músicos. Este modo de proceder fue muy importante, pues nos permitió conocernos desde cada faceta de la música. Diría pues que la primera temporada con la ORCAM fue muy satisfactoria.
Supongo que lo que comenta de conocerse desde cada faceta de la música es un reto importante… no sólo a través del gran repertorio romántico, sino también desde el S. XX que, entiendo, es importante para usted.
Sí, es realmente importante ofrecer no sólo el repertorio español del siglo XX, sino también compartir con la orquesta otros paisajes europeos contemporáneos. Nombres, quizá, no tan conocidos aquí, pero desde luego grandes nombres, como puede ser Martinu, y otros compositores no tan frecuentados pero cuyas obras son tan valiosas como las páginas más conocidas de la música.
Para mí son importantes los retos y quise compartirlos con la orquesta. Retos que no solo incluyen el repertorio coetáneo sino también el clasicismo, el romanticismo… y obras desconocidas pertenecientes a cualquier época, melodías escondidas en los ciclos del tiempo, músicas de todas las edades de la memoria... Obras que nos obligan a salir del hábito, a ser capaces de cambiar de estilo con rapidez, a estar abiertos a lo imprevisto. Y evidentemente, con este reto eterno que consiste en crear y ofrecer un sonido de calidad.
De hecho, en unos meses ofrecerán, por ejemplo, el estreno en España de La Pasión según San Lucas, de Penderecki.
¡Fue, y es un auténtico sueño! El año que viene, Penderecki hubiera cumplido 90 años. Habrá una gran celebración en Polonia, por supuesto, y también aquí, en Madrid… de hecho, en todo el mundo se interpretarán muchas de sus obras.
La Pasión según San Lucas es una ocasión perfecta que permitirá a todos los ensembles que forman la ORCAM hacer gala de su musicalidad, de su virtuosismo, de su capacidad de integración… en efecto no sólo la orquesta, sino también el Coro y las Jóvenes Cantoras a los que se sumará un tercer coro ¡venido de Polonia! Unidos todos, ofreceremos a nuestro público esta magnífica partitura llena de energía y emociones, humilde y a la vez desmedida como todo lo que se parece a un rezo venido del corazón.
Por otro lado, ha configurado sus temporadas sin entrar en algo más típico para unos “primeros tiempos”, como es un ciclo sinfónico de Brahms, o Schumann, por ejemplo.
En realidad, lo estoy haciendo: vamos a interpretar prácticamente la totalidad de las obras para coro y orquesta de Brahms. Es un ciclo grande y espero que, incluso, podamos grabarlo. Para mí es muy importante tener la oportunidad de mostrar la calidad de nuestra orquesta y la de nuestro coro fuera del Auditorio y creo que esta sería una forma ideal.
¡Las cuartas de Mahler y Bruckner!
Sinfonías que mezclan el material musical popular con lo erudito o lo revolucionario ... Tales partituras, con su exigencia, desarrollan el nivel de las orquestas, nos obligan a mejorar nuestras capacidades. Para estos dos conciertos invité, de hecho, a grandes concertinos de otras orquestas, para que puedan trabajar también con la ORCAM y me permita tener más tiempo para los ensayos, profundizar en los detalles… es algo que los músicos de la orquesta agradecen mucho, poder colaborar con otros grandes colegas, hacer música juntos y hacer crecer nuestro espectro todo lo posible, dentro del estilo de estas dos sinfonías.
¿Cómo es su proceso con la orquesta desde el primer ensayo hasta el día del concierto?
Suelo empezar por… ¡la música! Busco definir las emociones que encierra la partitura. Por supuesto, también dar forma a todo el trabajo técnico. A veces es más una cuestión de entender el estilo, la idea de la composición… pero al final, en el día del concierto, hemos, tanto yo como la orquesta, de encontrar la atmósfera perfecta, ese momento especial que encierra cada concierto. Cada uno es diferente, obviamente, incluso con la misma orquesta y la misma obra, pero siempre es distinto porque mis emociones, y las de la orquesta, cambian. Necesitamos encontrarnos en este punto en el que la orquesta me sigue cuando le transmito la energía que absorbo en la partitura… ¡y al revés!
¿La emoción como tal, entonces, es algo en lo que focaliza en cada uno de sus conciertos?
En la música, en general. Es una de las cosas más importantes, junto al disfrute de hacer música. La música es la más pura, la más poderosa, de todas las artes. Si la comparamos con la literatura o las bellas artes, por ejemplo. Se basa siempre en las emociones, y sus resonancias infinitas, surge de aquel murmullo soberano que llevamos dentro. Es algo que toca, muy directamente, a la naturaleza del ser humano.
¿Tiene, también, algún objetivo global, más técnico, más específico con la ORCAM para los próximos años o para esta misma temporada?
Mi cargo supone tener la oportunidad de trabajar a largo plazo. Mis proyectos ¡mis retos! de los próximos años incluyen un mayor número de obras del Barroco y del Clasicismo para que la formación adquiera una sonoridad más transparente. Me refiero aquí tanto a la orquesta como a nuestro magnifico coro. Quisiera mejorar todos los detalles de cada partitura del gran repertorio sinfónico-coral. Trasladar la luz de tiempos anteriores al repertorio ulterior, respetando siempre, claro está, cada estilo.
Todo esto es una cuestión técnica, desde luego. Como todo ensemble orquestal y coral, tenemos que ir mejorando continuamente en la comprensión del estilo y el conocimiento de cada compositor. Más y más profundamente.
Dado que la ORCAM es, también, la orquesta titular del Teatro de la Zarzuela, ¿no le gustaría dirigir allí alguna obra escénica o algún concierto?
¡Sí! Por supuesto. Me encantaría hacer música con mis músicos para el público de la Zarzuela.
Hace pocos días se cumplieron 10 años desde que ganara la Silver Baton en la Fitelberg International Competition. ¿Cómo se siente ahora, al echar la vista atrás?
Tenía ya bastantes conciertos en mi agenda, sobre todo en Polonia y países vecinos: Eslovaquia, la República Checa, Alemania… Con el Premio Fitelberg, las ofertas se multiplicaron. Estuve en estrecho contacto con la música española, a través de mi trabajo con la agrupación de música contemporánea Smash Ensemble. Ya no existe debido a problemas económicos, pero fue increíble trabajar con estos músicos. Dábamos muchos conciertos por mes, con prácticamente siempre música contemporánea española. Compositores vivos. Fue una experiencia muy positiva que me permitió profundizar en la forma de sentir española.
Luego pude ser asistente en París, gané otros premios… Se abrió una ventana que me permitió dirigir orquestas de renombre para un público cada vez más amplio. A partir de 2012, comencé a trabajar con formaciones de gran nivel en todo el mundo y, desde entonces, he tenido la suerte de mantener este nivel de trabajo.
De hecho, usted compatibiliza su titularidad en Madrid con invitaciones continuadas, ahora mismo en Zagreb, Stuttgart, Bremen, Ámsterdam, Paris …
Los trabajos son diferentes. Siendo titular, una conoce su orquesta, es decir, sabe lo que se puede esperar de ella y, recíprocamente, los músicos saben lo que pueden obtener de su directora. En cambio, la actividad de directora invitada es frenética, las decisiones se toman con cierta urgencia.
Supongo que, con pocos ensayos en la mayoría de las ocasiones, además.
Depende de cada orquesta. En ocasiones se tienen tres días, en otras cinco… A veces sólo dos días con trabajo de mañana-tarde, mañana-tarde y concierto en la noche… En cualquier caso el trabajo es muy duro, y hay que tener muy claro lo que se pretende obtener de cada partitura, siendo el tiempo tan escaso. Hay que ser siempre muy eficiente, pero como titular los resultados se multiplican exponencialmente.
¿Ha tenido oportunidad de ver la nueva película “Tár”, protagonizada por Cate Blanchett?
¡No, aún no! La espero con impaciencia. El tráiler solo nos muestra, por unos instantes, a Blanchett dirigiendo. Me encanta esta actriz, creo que es una de las grandes de nuestra época. Tiene la habilidad de cambiar, ser absolutamente diferente en cada película. Me pregunto cómo quedará en el podio frente a la orquesta… he tenido oportunidad de ver a otras actrices… ¡y es tan horrible! (Risas). Siempre queda demasiado actuado, demasiado artificial, ¡completamente irreal! Ni siquiera saben cómo sostener la batuta… ¡o el violín los violinistas! Tengo miedo de ver a Blanchett en esta situación (más risas).
En realidad, la película muestra a una directora de orquesta, de gran éxito, que copia, utiliza, todos los clichés que han surgido de los hombres durante tantas décadas: es un tanto tirana, con una ambición desmedida, calculadora, promociona a artistas con intenciones sexuales…
Tendré que esperar a verla para poder comentar. Pero me gustan las escasas imágenes del tráiler. Ahora que usted me comenta un poco el contenido de la película, con estos clichés… he de decirle que no me parece muy creíble. Los músicos son personas, por lo general, extremadamente educadas, con una gran sensibilidad. No necesitas ser una tirana para convencerles. Conviene plantearles un reto, para que puedan dar lo mejor de ellos. ¡Inspirarles! Reproducir lo que otros hicieron mal en el pasado no tiene sentido. La dirección de orquesta, hoy en día, consiste en saber inspirar a los músicos, tener esta habilidad, este arte. Y así son los mejores directores, mediante su gran entendimiento de la música, su maestría, sus sentimientos más profundos. Lo más importante en la dirección es ser uno mismo. No copiar a nadie. Es algo que los músicos, además, detectan rápidamente. Lo mejor que podemos hacer, insisto, es ser auténtico, mejorar para nosotros mismos, y por la música.