leticia moreno omar ayyashi e armani© Omar Ayyashi / E. Armani

Leticia Moreno: "Quizá sea mejor aprender a tocar el violín de forma rudimentaria"

Apenas ha sobrepasado los 30 años de edad y la violinista madrileña Leticia Moreno es ya una artista reconocida en el panorama internacional de la música clásica. Aprovechamos su reciente visita a Santander para hablar con ella sobre la música española, rusa y contemporánea, dedicándole nuestra primera "entrevista joven" a grandes jóvenes de la clásica; un espacio donde darles la voz que merecen, en nuestra edición impresa, ya a la venta. Este es sólo un extracto; puedes leerla al completo en el primer número de la edición impresa de Platea Magazine.

[...] En mayo de 2017 hará una gira por España (Valencia, Madrid y Barcelona) con la Filarmónica de San Petersburgo dirigida por Yuri Temirkánov. ¿Qué nos puede contar de ella?

No hicimos una tournée para lanzar el Concierto para violín de Shostakovich con la orquesta, así que vamos a incluir ese repertorio en ella. Acabo de cerrar –hace un mes– la temporada por segunda vez con la Filarmónica de San Petersburgo. Ha sido un grandísimo honor que me escojan por segunda vez en dos años para el concierto de clausura de temporada de la orquesta. La primera vez toqué el Concierto de Shostakovich –que es cuando se hizo mi grabación en directo luego lanzada por Deutsche Grammophon– y esta vez hemos hecho el Concierto de Chaikovski, que luego hemos llevado a una gira por Italia –y es la tercera gira que hago con ellos en los últimos tres años–. Y lo de mayo va a ser un encuentro más de los muchos que vamos a tener (luego también iremos a Japón, etc.). Son muchas las oportunidades que tengo de hacer música con él y es una maravilla, porque está en un momento estupendo.

El trabajo con Temirkánov supongo que es muy interesante.

Es un realmente un mago, no un director. Es una persona que esconde las emociones de una manera muy interesante, mágica y particular. No habla nunca sobre la música. Cuando queremos comunicarnos algo, lo hacemos a través de la mirada, de la música, del gesto corporal. Él es una persona a la que respeto mucho, pero por haber trabajado con él y teniendo tanta afinidad me atrevo a preguntarle muchas cosas, dudas... a quién se lo voy a preguntar si no es a él, que tiene tanta experiencia y es una persona con tanto talento (hay muchos músicos, pero él es uno de esos oráculos para mí). Intento conversar con él sobre la música y al final todo queda en una especie de mirada mágica y todas las respuestas salen en el escenario. Es algo especial. He tenido algunos de los momentos y conciertos más mágicos, memorables y especiales con él y su orquesta. Y espero tener la oportunidad de tocar muchas veces más juntos.

Tengo entendido que Mstislav Rostropóvich trabajó con usted para estudiar el Concierto de Shostakovich que escucharemos en su gira española.

Sí, lo aprendí desde el comienzo con él. Yo estaba convencida de que era un lenguaje muy lejano para mí y que no podría sacar el sonido adecuado para este compositor, pero él me insistió que debía aprenderlo. Se sentó al piano conmigo y lo aprendí: fue un proceso increíble y tan natural, el hecho de haberlo aprendido prácticamente con el hermano de Shostakovich, porque ellos convivieron juntos. Prácticamente todas las obras para violonchelo se las dedicó a él y fue una persona tan cercana a Shostakovich que para mí significó aprenderlo casi del propio compositor. Me contaba historias, anécdotas, leímos juntos las cartas... repetía una y otra vez los pasajes al piano y se te pega el “acento”, la dicción (la música también tiene acento y dicción, es como un lenguaje). Rápidamente se convirtió en la obra que más cercana consideraba a mí misma.

Recuerdo llegar al primer ensayo con Temirkánov y él mismo me dice, “vamos a ver, una chica joven, española... a ver qué hace” (risas). Y dijo que se quedó en shock –en el CD lo explica, en una entrevista– porque sentía como si yo hubiera vivido ese período. De hecho alguna vez cenando, después del concierto, me decía: “pero, ¿cómo es posible? No has vivido esa época, ¡pero parece que la hubieras vivido!”. Efectivamente no la viví, pero dicen que las vivencias también se marcan en el ADN. Y todos tenemos esa parte, en la cual nuestras generaciones anteriores han tenido “desventajas en nuestra sociedad” por llamarlo de alguna manera, porque lo que ocurrió en ese momento y en esa nación fue realmente desgarrador. Pero todas las naciones hemos tenido cosas parecidas y aún peores, de modo que yo creo que todos nos lo podemos imaginar y tenemos el potencial para sufrir por las barbaridades que se cometen y se siguen cometiendo. Parece que es parte del ser humano: va cambiando el mapa, la sucesión de puntos conflictivos, pero parece que no aprendemos, que está en nuestro carácter (es la explicación que yo le di a Temirkánov). Así que para mí ese fue el motivo por el que decidimos grabarlo. Y fue un grandísimo regalo. Yo sabía que conocía el concierto, me había esforzado al máximo y sabía lo que sentía y que era cierto y verdadero. Por ello sabía que era correcta la manera en la que sentía el concierto. Pero escucharle a él, mirándome a los ojos, cómo me decía que no podía creerlo y que era una de las mejores versiones del concierto que había escuchado jamás, para mí fue el mejor regalo que me podían dar. [...]