vanessa goikoetxea juan martin 2425 1© Juan Martin.

Vanessa Goikoetxea: "Haber descubierto la ópera poco a poco me ha permitido que sea mi vida entera" 

La carrera de la soprano vasca Vanessa Goikoetxea parece estar viviendo un momento dulce, con un puñado de grandes papeles y destacados escenarios durante esta temporada 2024-2025. Nos sentamos con ella para desgranarlos y preguntarle acerca de cómo esta viviendo el presente.

¡Chupinera de Durango! !Qué le parece!

Pues nada, que voy a estar en el ayuntamiento de mi pueblo diciendo: ¡Durangueses, Duranguesas! ¡Y a dar comienzo a las fiestas! 

Entiendo que eso es sentirse reconocida.

¡Vaya que sí! ¡Más que cantar en cualquier teatro! Porque bueno, ya sabe lo que se suele decir, que uno no es profeta en su tierra... ¡Pero mire! La verdad es que mi pueblo me quiere mucho. Me siento muy querida. Ya me lo dijeron en años anteriores, pero me era imposible por mi agenda. Este año he podido hacer un huequito, un encaje de bolillos y salgo para allá unos días. En los eventos importantes de las fiestas, estaré. 

El hecho de cantar, supongo que también en Durango como en todo el País Vasco, es algo muy de allí, ¿no?

Culturalmente, el tema de los coros en Euskadi siempre ha sido una cosa muy arraigada. Siempre ha habido muchos coros. Luego también están los otxotes, que son los típicos grupitos de hombres que cuando estaban de txikiteos, con sus vinitos, ¿qué es lo que hacían? Pues en vez de escuchar reguetón en los bares, ellos mismos cantaban y armonizaban incluso la música. Todos hemos crecido escuchando estas cosas, porque de niño también estás por allí y al final, bueno, es algo que siempre hemos tenido y disfrutado. Es verdad que, con el pasar de los años, todo el tema coral y musical digamos, clásico, está perdiendo un poco de punch. Pero bueno, dicen que todo vuelve, ¿no? Así que espero que algún día vuelva este amor por cantar, por estar en la calle y cantar música popular. No me refiero ya a cantar lírica, sino mantener esas tradiciones. Que la música vasca siga enseñándose de unos a otros, generación tras generación, en los lugares que compartimos.

¿En qué momento se descubrió como soprano? Que eso podía ser una realidad en su vida.

Como soprano, yo diría que ya muy mayor. Quiero decir, yo el primer contacto que tengo con el canto es siendo niña, pero más tipo yendo en Navidad a misa, compartiendo con el coro, que me llevaba mi tía... Pero yo nunca pensé que iba a cantar hasta los 18, 19 años. Entonces tenía unas amigas que cantaban en un coro. En el mismo Durango. Y me dijeron: Mira, nos hace falta gente para presentarnos a un concurso. Porque había un mínimo... Y me dijeron: Como lees música, vente, probamos... Justamente al año siguiente cambiaron de profesor de canto y entró Agurtzane Mentxaka. Ella me dijo que tenía que apuntarme a canto lírico y que si no lo hacía yo, lo haría ella por mí. ¡Y aquí estamos!

Y he de decirle, yo diría que comencé en el coro, más que por cantar, por el ambiente que se crea. Escuchando otras voces, haciendo música todos juntos. ¡Y el buen rollo que había! Creo que esto es fundamental. Y siempre digo que en los colegios tendría que haber una clase de coro. Más allá de la clase de música en sí. Yo creo que los niños tendrían que aprender a cantar en grupo, porque al final, escuchar a los demás es escucharse a uno mismo. Como una clase extraescolar al menos, tendría que ser casi obligatoria, ¿no le parece? Si me escuchan decir esto algunas madres y padres igual me matan, pero yo he tenido discusiones sobre por qué es necesaria la música, ¿para qué hace falta? Pues mire, ¿y para qué hace falta el fútbol? Al final, cuando uno es niño y está aprendiendo a entonar, en realidad está poniendo en práctica muchas, muchas disciplinas. 

En cualquier caso, la ópera no estaba en su foco de atención...

Todo fue creciendo dentro de mí como un gusanito. Iba a más, me iba invadiendo... Empecé a escuchar ópera, porque hasta entonces me había centrado en la música sinfónica, que me encantaba y me sigue encantando, como el Lied, vaya. Porque yo no tuve siquiera una influencia familiar en casa como la que han podido tener algunos compañeros, en la que mi madre o mi padre cantaran por casa siquiera... Así que esta pasión que siento por la ópera ha ido creciendo poco a poco... 

¿Había algo de cautela?

Sí, era más un descubrimiento de un mundo al que yo no tenía acceso ninguno. Era como descubrir, descubrir, descubrir... Y haber descubierto la ópera poco a poco ha permitido, yo creo, que hoy en día sea una pasión real, verdadera. Que sea mi terapia, mi vida entera, vaya. 

Qué bonito esto de amar a través del descubrimiento y el tiempo... ¿Y qué momento cree que está viviendo ahora?

Hay gente que enseguida dice: yo creo que ahora estoy viviendo el mejor momento vocal de mi vida. Yo no me atrevería a decir tanto. No creo que sea así, sino que me siento como una hormiguita que va trabajando, luchando... Por cantar el repertorio que quiero y como quiero cantarlo. Dentro del repertorio siempre hay cosas que te gustan más y cosas que te gustan menos... hay cosas que te van mejor a la voz, directamente.

Y a tu voz tal cual, sin clasificarla. No creo tampoco que haya que hacer eso. Hay quien te intenta poner de primeras una etiqueta. No sé. De “lírica” por ejemplo. Y entonces te dicen directamente que tienes que cantar una cosa y la otra... Pues no sé, dentro de ese repertorio habrá cosas que vayan mejor por estilo, o porque conectas mejor con ellas... ¡O porque te gusta más! Yo creo que ha de estar todo ligado. Por mucho que tengas la voz para cantar un determinado papel, si no conectas con el estilo de la música, del autor... poco tienes que hacer. Es como ponerse unos vaqueros... al fin y al cabo serán todo vaqueros... ¡pero unos te quedan mejor y otros peor! 

En cualquier caso, he de decir que me gusta mucho vivir el presente, el momento en el que estamos. Y agradecer por todo lo que estoy haciendo, mientras peinso en el futuro. Siempre queremos más, es lógico. Al final todo el mundo quiere ponerse delante de un foso, de una orquesta, en un escenario... Todo artista quiere siempre más, ¿no? Como me considero una luchadora, ese es mi camino, el de poder aspirar a más. A los roles soñados, la música soñada o trabajar con un director determinado. Trabajar con gente con la que puedas aprender. Cuanto más, mejor.

No sé cómo lo vive desde dentro, pero desde fuera, desde luego, la suya parece una temporada de ensueño en cuanto a roles: hay una Madama Butterfly, hay una Tosca, hay Lady Macbeth, Dialogues des Carmélites, Mitridate...

Digamos que Sifare ahora mismo es el rol que está un poco fuera del camino que estoy tomando, pero tuve la suerte de que me lo ofrecieran en Boston y también me sirve de toma de contacto para hacerlo más adelante en el Teatro Real. No sabían muy bien cómo montar el reparto, ya que Sifare lo estrenó un castrato y ahora hay varias opciones que tomar. Es la pareja en escena de Aspasia, que es una soprano súper ligera... Bueno, yo la encuentro ligera. Y desde la dirección del Teatro querían una voz que pudiese resultar más oscura quizá, más grande... me lo ofrecieron y dije: mira, sí, ¡lo quiero probar!

Tampoco es que me considere una cantante especializada en Mozart, pero es verdad que tengo una voz muy flexible... y a su vez, esta música también lo es. Y bueno, no dejo de ser una cantante que canta Mozart. Es algo similar a cuando hice Alcina de Haendel en Seattle. Lo primero que les dije fue: “Si queréis una Alcina sin vibrato, sin tal, sin cual... yo puedo hacer según qué cosas, pero no puedo estar tres horas cantando sin vibrato. ¡No puedo estar tres horas sin cantar un forte! Y me dijeron, mira, no te preocupes, esto es Estados Unidos.

A veces da la sensación de que dejamos poco margen a los cantantes. Nosotros necesitamos nuestros tiempos para probar. Y todo el mundo tiene derecho a equivocarse, ¿no cree? Al final esto ha de ser prueba y error.  Quiero decir, cuando los cantantes han dicho, bueno, pues venga, voy a probar esto... O al contrario, ay no, pues no me va o creo que es demasiado pronto o sencillamente no estoy preparada para cantar un rol... ¡Es por algo! 

¿Se siente mucha presión desde el público, los medios, los gestores... a la hora de tomar decisiones en la carrera?

No sabría si llamarlo presión, responsabilidad a la hora de decidir... pero puede ser, sí. A ver, yo soy una persona que se siente feliz, contenta con lo que hace, desde luego, pero ahora en Boston por ejemplo, pues hay una cierta presión propia, que te impones, por hacer las cosas bien de cara al público y de cara a quien te contrata. Yo como artista también quiero que el público salga contento del teatro. Yo es que soy tan tan mala, digamos, conmigo misma... Tan exigente...  Yo hago una función y me puede gustar más o menos, pero nunca estoy contenta del todo. Asi que supongo que la mayor presión es la que ejercemos sobre nosotros mismos... ¡Y eso que soy bastante tranquila en ese sentido respecto a algunos compañeros! 

¿Cómo puede aparcar las emociones a un lado cuando canta una ópera como Madama Butterfly?

Pues mire, ¡llorándolo todo mientras estudias! (Risas). Es algo que he estado pensando estos días, porque ahora estoy a full con Madama Butterfly y La del manojo de rosas. Termino una cosa y empiezo el día siguiente con otra y digo, ¡cuánto se parecen a estas mujeres! ¡Al final lo que quieren es ser amadas! Digamos que el amor y ser amadas es el objetivo de sus vidas... y a la Butterfly se añade el hecho de que ella es madre. Yo soy madre y bueno... creo que para cantar algunos roles tienes que estar preparada no sólo vocalmente sino psicológicamente. Creo que las personas deben tener unas vivencias para cantar cientos roles. Puedes cantar Butterfly sin ser madre, claro, pero las conexiones emocionales con los roles me parecen algo mágico.  Conectar aquí con ese deseo de ser amada... Todo el mundo desea ser amado y quien diga lo contrario, quien dice que prefiere estar solo o no tener amigos... ¡miente! 

¡O es un psicópata! (Risas) Y a propósito de psicópatas... Lady Macbeth. ¿Lady Macbeth quiere ser amada realmente en algún momento?

¡Tremendo debut! ¡Y encima será mi primer Verdi! Casi nada... ¡pero qué gran personaje! Cuando debuté la Tosca en Florencia, trabajar con Gatti fue sido una de las mejores experiencias musicales que he tenido en mi vida. ¡Me pareció tan culto musicalmente! Estaba pendiente de todo: la escena, la orquesta, lo vocal... Y es verdad que congeniamos muy bien. Desde el primer momento la gente estaba muy seria... y a mí si me ponen la cosa tan seria, me pongo nerviosa. Pero me dije: no, voy a ser yo misma. Voy a cantar como sé, pero siempre con naturalidad. Hicimos muchísimos ensayos musicales... nunca he trabajado tanto una obra musical con un maestro en mi vida, cosa que me parece maravillosa, porque ahí se ve el verdadero maestro, el que trabajaba veraderamente lo musical. Algo que me parece tan importante y que se está perdiendo.

¿Se está perdiendo?

Sí. Es que el maestro Gatti trabaja contigo cada palabra, cada detalle. Resulta extenuante porque terminas reventada... Recuerdo un día que vino al escenario y me dijo: “Aquí canta un poquito más piano... porque este teatro es un poco difícil. Es verdad que yo te pido muy piano, pero intenta cantarlo un poquito más”. Le dije; “Maestro, si usted me hace entonces un gesto de pianisísimo pues yo iré a pianisisisisisísimo”. Porques esta relación del cantante ha de ser muy de acción-reacción, ¿no? ¡Es el hecho de hacer música juntos! Cada palabra, cada inflexión, cada momento... fue increíble. Ya le digo que terminé agotada, pero muy feliz. Aprendí muchísimo. Y ese hecho, el de hacer música detalladamente, creo que se ha perdido bastante.  Un día, después de una función, me dice: “Vanessa, ¿quieres hacer aquí Lady Macbeth?”. De primeras solté un “Guau!” (Risas). Me estuvo explicando, estuve mirando el rol... y bueno, dije: venga, vamos a hacerlo.

¿La intención es seguir con Verdi?

Hay mucho por explorar en él, sí. Ya dentro de toda la música clásica que me gusta, en realidad. Tengo aún mucho que recorrer. Hay compositores que me gustan mucho más que otros, pero por ejemplo toda esta música eslava, rusa... a mí me derrite el alma. Dvorák siempre ha sido una de mi top ten. Y a veces diría el top uno porque su música me parece increíble. Esta manera de utilizar temas melódicos tan sencillos y unirlos al folclore... como lo desarrolla todo me parece pura magia. Me encantaría cantar más Dvorák, cantar Janácek... ¡Tchaikovsky! Es que Tchaikovsky me parece... ¡Dulce de leche! (Risas). En cualquier caso y respondiendo a su pregunta: sí, espero seguir también con más roles verdianos.

Me comentaba su rechazo a clasificar tanto las voces... un posicionamiento que parece estar muy en boga hoy en día entre los cantantes. No le voy a pedir que defina su voz a día de hoy, pero sí preguntarle en qué momento se siente como artista.

A ver, para mí es vital cantar, es mi terapia, es lo que me sana. Cuando empiezo en una producción es como una flor que vas regando. Vas interactuando con tus colegas y vas cantando, y vas estudiando... toda esa adrenalina que se genera, a mí me encanta. Sobre todo la del periodo de ensayos porque es donde construyes los roles y las relaciones con tus compañeros. Para mí es una parte importantísima. Hay gente que le gustan más las funciones, los aplausos, ¡que obviamente están muy bien! Pero a mí me fascina el hecho de empezar a construir. 

Llevo desde el 2010 cantando. No sé si es poca o mucha experiencia la que he acumulado todos este tiempo, pero creo que me quedan muchos años de carrera todavía, quiero pensar, y hoy en día salgo al escenario a disfrutar y a sentir esa adrenalina que le decía. ¡Soy una loca de la adrenalina! Ahora en Boston, por ejemplo, yo sentía al público tan entregado tan en conexión con lo que estábamos haciendo que decía, ¡qué maravilla! Porque al final ese es mi trabajo, que la persona que esté escuchando se evada de sus problemas o que piense en ellos y que encuentre una solución. Al final, yo creo que también la música es como una máquina del tiempo que te lleva a momentos pasados y dices: ¡guau, gracias a la música estoy reviviendo cosas! Puedes hacer que la gente pueda experimentar sensaciones que le unen con otros momentos en ese instante... o al día siguiente o cuando salga de la función, o pasado un tiempo. Recordar aquel baritono, aquel momentazo, la orquesta, aquel solo de violín... Todos esos recuerdos y emociones que podemos generar no son ya sólo recuerdos, sino remansos de paz a través del disfrute. Tanto llorando como riendo. Que son dos de las maneras más bellas de sanar que hay. 

Y le digo más: cuando canto soy yo. Es la verdadera Vanessa la que está en el escenario y siempre, siempre que estoy ahí arriba doy gracias al universo porque tengo la suerte de estar haciendo un trabajo que me llena tanto. 

¿Dónde reside para usted la clave a la hora de hacer música?

Para mí es una la fusión perfecta de lo que el compositor ha creado y el texto. Hay veces que el texto, incluso, es más importante ¿no? Buscar un equilibrio entre todo ello y saber siempre lo que uno está diciendo. La intención de decirlo antes incluso de decirlo es básica para hacer música. Y es lo que le comentaba anteriormente, creo que todo ello se está perdiendo en cierto modo, quizá por las fórmulas del teatro de ahora. De la rapidez con la que se formulan las cosas o del gran problema de que hay muchos teatros que no tienen suficiente periodo de ensayos.

Hoy en día vivimos en la inmediatez ¿no? queremos todo rápido y para hacer una función de ópera necesitas desarrollar los sentimientos de los personajes... y de los cantantes. Y todo eso requiere tiempo. No puedes pintar un cuadro a brochazos. Tienes que ir al detalle, a la pincelada fina, delicada, cuidada. 

Hablando de filigrana, creo que está pergeñando un disco con canciones de Isasi, ¿es así?

Sí, con Rubén Fernández Aguirre al piano. Estoy muy contenta. Se trata de sus canciones sobre poemas de Heinrich Heine, uno de los mejores poetas que ha habido en la historia y quien es el hilo conductor de todo el programa, con canciones sobre sus versos también de Liszt, Grieg... Lo vamos a grabar ahora, durante 2025... ¡Y esperamos que emocione tanto como nos ha emocionado a nosotros!