Pablo Sáinz Villegas: "Me llena de orgullo reivindicar mi tierra a través de la música"
Embajador internacional de la guitarra, instrumento que lleva décadas reivindicando en las grandes salas de concierto, el riojano Pablo Sáinz Villegas aborda en breve la cuarta edición de La Rioja Festival, un proyecto que pretende aunar todos los atractivos culturales de su región. En ocasión de esta cita, que tendrá lugar del 16 al 25 de mayo, conversamos con el músico español para conocer más en detalle la propuesta y sus futuros compromisos como guitarrista.
La Rioja Festival afronta ya este año su cuarta edición. Imagino que es buen momento para hacer balance de cómo el festival ha evolucionado a lo largo de estos años.
Sí, en este tiempo el festival ha crecido sobre todo en su alcance, en su difusión. Desde el principio la programación ha abarcado quince días, incluyendo dos fines de semana.
La vocación del festival es la misma que hace cuatro años: una propuesta por y para los riojanos, con una vocación internacional evidente, buscando que el festival sea un pretexto para conocer y descubrir La Rioja, con todos sus atractivos.
Una novedad en estas últimas ediciones ha sido la incorporación de la figura del compositor residente, algo que ya hicimos el año pasado con Laura Vega y que este año haremos con Francisco Coll.
La internacionalización del festival ha sido creciente en estos años, al menos atendiendo a la nómina de artistas invitados.
Sí, la internacionalización también tiene su plantación en el cartel de artistas. Por ejemplo este año contamos con Midori y con Nikolai Lugansky, junto a uno de nuestros cuartetos más internacional, el Casals, buscando siempre ese equilibrio entre los artistas de fuera y el talento nacional.
En materia de orquestas, el año pasado trajimos a la Orquesta Nacional de España y este año contaremos con ADDA Sinfónica, maximizando recursos para que hagan dos programas, uno en el Rioja Forum de Logroño, con el ‘Concierto místico y profano’ de Arturo Márquez y los ‘Cuadros de una exposición’ de Mussorski, y otra cita en la Concatedral de Santa Maria de la Redonda, donde harán Sinfonía no. 3 de Saint-Säens con Daniel Oyarzábal como organista.
Desde el principio, usted lo decía ahora, el festival ha pretendido tejer lazos con el resto de atractivos patrimoniales de La Rioja, tanto en referencia a su paisaje y su historia como en relación con su gastronomía y su producción vinícola.
Sí, en efecto, siempre hemos concebido la música clásica como una invitación a disfrutar y participar de algo que va mucho más allá. Por eso planteamos una programación con 11 conciertos pero con 20 experiencias. Y estas experiencias están precisamente enfocadas a la gastronomía, el vino, la naturaleza y el patrimonio de La Rioja. Nuestra ambición es que el festival sea un pretexto ideal para descubrir la región durante un fin de semana, aunando el atractivo de la propuesta musical con todo lo demás.
En estos cuatro años imagino que el festival ha crecido también en lo relativo al respaldo institucional, por la parte pública, y asimismo en referencia al patrocinio privado. ¿Cuál es el balance en este sentido?
Como guitarrista, yo he pasado una gran parte de mi vida profesional en Estados Unidos y creo firmemente en la conciliación entre la iniciativa privada y el apoyo público. Creo que ese es precisamente el futuro de todos los proyectos artísticos. La empresa privada se humaniza de hecho a través de este tipo de colaboraciones.
Desde el principio La Rioja Festival ha sido un proyecto liderado en su patrocinio por el gobierno de La Rioja y desde el principio también hemos apostado de manera muy clara por involucrar e invitar a la empresa privada, especialmente riojana, pero también tenemos patrocinadores nacionales. Tenemos así patrocinios como el de las Bodegas Marqués de Vargas, la empresa de energía renovable Aresol, también una empresa riojana como es Natur House. Por supuesto tenemos también el respaldo del Ayuntamiento de Logroño, ellos traen la carroza del Teatro Real por segundo año. Y tenemos otros patrocinadores de alcance nacional como Idealista, además de otras instituciones públicas de La Rioja.
En línea con todo esto para nosotros es fundamental desarrollar una política muy activa en materia de comunicación y marketing. En este sentido este año volvemos a colaborar con Radio Clásica para la retransmisión de algunos de nuestros conciertos. Y aparte de eso, ya desde el primer año del festival, hicimos un acuerdo con el canal de música clásica Allegro HD, con una gran implantación en varios países de Sudamérica, con un potencial de público de 3 millones de de de oyentes.
En referencia a la programación de este año, el hilo conductor es la idea de las ‘Sinestesias’. ¿Con que pretensión exactamente?
De alguna manera podríamos decir que ya desde el principio, en la primera edición del festival que se llamó ‘Raíces’ ya había sinestesias. Es algo que forma parte de la esencia del ADN de este festival.
Pero este año nuestro compositor en residencia es Francisco Coll, uno de nuestros compositores más internacionales. Él nos ha compuesto una obra para cuarteto de cuerda y guitarra, que estrenaré yo mismo junto con el cuarteto Casals. Cuando conocí a Francisco Coll hace ya algunos años enseguida hubo una conexión natural con su narrativa.
A propósito de su música, él me contó que en muchas de sus piezas el proceso creativo da lugar también a un cuadro. Es decir, pura sinestesia, la idea de cómo la música puede sugerir colores o imágenes. Creo firmemente que Francisco Coll es uno de nuestros genios contemporáneos, con un talento sin igual.
Al colaborar con Coll como compositor residente este año, nos pareció que tenía todo el sentido del mundo plantear una línea de acciones en este sentido de las sinestesias. Así colaboraremos con el Museo Würth, con un concierto en su sede, acompañado de una visita a su colección.
Y por otro lado tendremos la interpretación de los Cuadros de una exposición de Mussorgski, una obra que no deja de ser una creación en este mismo sentido, una sinestesia pura y dura en la que el autor crea una partitura después de visitar una exposición.
En esta misma línea tendremos también un concierto muy especial con la pianista María José de Bustos, donde también va a haber una experiencia sensorial de sinestesias, combinando unos textos de Gabriel García Márquez con unas imágenes del fotógrafo Oscar Perfer, en torno a diferentes personajes del libro Cien años de soledad, en las Bodegas Vivanco.
La diversidad de espacios y la diversificación territorial es otra de las señas de identidad del festival, si no me equivoco.
Sí, como le decía al principio en esencia este es un festival creado y pensado por y para los riojanos. Y eso significa que tenemos que llevar los conciertos a la gente, no esperar a que la gente venga a los conciertos. En este sentido, el ochenta por ciento de nuestros conciertos, o por decirlo con números exactos, ocho de nuestros once conciertos van a ser en entornos rurales donde a la música se suma el atractivo del patrimonio y la naturaleza.
Por otro lado la presencia de artistas de relevancia internacional como Midori o Lugansky, en el caso de este año, imagino que ayuda a posicionar y difundir el festival en el exterior.
Sí, eso es. Y esto encaja con la visión que tenemos de cara a los próximos años. La idea es seguir contando siempre con un equilibrio firme entre el talento nacional, que es mucho, y los artistas de relevancia internacional. Esto es clave para conseguir que las personas, tanto en España como en el exterior, empiecen a fijarse en La Rioja como un destino cultural. Y es que el festival quiere también reivindicar esta región, de una riqueza extraordinaria como decíamos al principio. Por su naturaleza, por su patrimonio, por su gastronomía, por sus vinos… Yo siempre he querido mostrar lo mejor de mi tierra y me llena de orgullo poderlo hacer con la música como reclamo.
Centrándonos ya en su agenda como solista, creo que en los últimos años ha conseguido dar a la a la guitarra un un protagonismo muy bienvenido y necesario en el panorama internacional. Siempre he tenido la sensación de que la guitarra era un instrumento al que se miraba un poco de reojo o por encima del del hombro, con respecto a otros instrumentos más más convencionales o más habituales en las salas de concierto, como un violín o un piano. Pero realmente en los últimos años su trayectoria ha sido muy valiosa para para reivindicar el gran repertorio que hay para la guitarra, tanto tanto clásico como de nueva creación. Creo que para para cualquier melómano que se precie fue verdaderamente un un orgullo verle en la Philharmonie de Berlín en aquel 2020 con Petrenko y los Berliner, aquello fue muy simbólico.
La verdad es que al escucharle decir eso se ponen los pelos de punta. Gracias por reconocerlo porque realmente ha sido y es un trabajo de muchos años, tratando de reivindicar esa posición para la guitarra. Y ha sido un un camino muy solitario, creyendo en mí mismo y en el poder de este instrumento. Mirando hacia atrás es increíble ver todos los sueños que he cumplido con ese propósito, intentando hacer de mi trayectoria un catalizador para poner a la guitarra en el sitio que se merece. Y palabras como las suyas me animan a seguir ahí, realmente, porque siento que que todavía hay hay muchas cosas por hacer.
La guitarra, por ejemplo, debería tener una presencia fija en espacios como el CNDM, donde es sorprendente que no haya un ciclo para este instrumento, me parece inexplicable. En muchas ocasiones, en torno a la guitarra, todo es cuestión de desconocimiento. Un instrumento tan nuestro, con tanto repertorio, con música tan hermosa… pero a veces simplemente no se conoce.
Por eso cada mañana me levanto con el propósito de seguir con este empeño. Este año, no en vano, tengo fechas con Chicago Symphony y Riccardo Muti, y volveré a actuar con Philadelphia Orchestra. Estoy actuando con orquestas que hacía veinte años que no tenían a un guitarrista en su programación. Animo a todos los guitarristas a dar lo mejor de sí y a soñar en grande. Entre todos haremos que la guitarra vuelva a ser lo que fue ya en tiempos de Andrés Segovia y Narciso Yepes, un instrumento que aparecía regularmente en salas de concierto y en programaciones internacionales. Creo que de verdad que estamos muy cerca de que la guitarra vuelva a gozar de ese reconocimiento. Al final es un instrumento muy cercano al corazón de las personas con un repertorio precioso, autóctono, y con unas capacidades expresivas que que conectan con el público de una manera muy inmediata.