Frederica Von Stade: "La ópera necesita superestrellas"
En el mundo de la lírica abundan los grandes egos y las personalidades narcisistas, no en vano en este entorno artístico se creó el término “diva”. Frederica von Stade es una excepción a esta regla. Ha sido una de las más grandes mezzos de finales del siglo XX y los que trabajaron con ella destacan su carácter vital y alegre. Posee una humanidad dulce y amable que no solo se percibe en cualquiera de sus grabaciones, sino también en cada momento de nuestra conversación.
Revisando su carrera, confirmo que está usted en activo desde hace casi 50 años y todavía tiene usted compromisos en la ópera de San Diego, para la ópera Three Decembers. Parece que no está pensando en la jubilación.
Diría que estoy semijubilada. Me siento muy afortunada. Esta obra la conozco desde hace mucho tiempo y soy una gran fan de la música. La estrenamos hace once años, creo recordar, y es una suerte poderla hacer ahora de nuevo. Nos lo estamos pasando muy bien volviéndola a montar. Jake Heggie (el compositor) es uno de mis héroes. Todo lo que ha hecho por la música y todo lo que ha producido es maravilloso.Y también lo que ha hecho por mí en particular, porque gracias a él he tenido una década más de canto, que nunca hubiera esperado.
Hay muchos cantantes que nunca llegan a tener la oportunidad de trabajar tan íntimamente con autores vivos. ¿Cómo es esa experiencia?
Es muy especial. De alguna manera es más sencillo, porque él escribe de una manera tan bella... además es un buen amigo y nos conocemos desde hace muchos años. Eso, definitivamente, lo hace más fácil. Él sabe lo que puedo cantar y sobre todo, lo que no puedo cantar. Lo más interesante es que sea un gran contador de historias que pueden conectar con todo el mundo. He escuchado que tuvo un gran éxito en Madrid con Dead Man Walking.
Sí lo tuvo, sí. Fue un gran éxito de crítica y público. ¿Participa usted en la creación de los personajes o simplemente los recibe? Sé que muchos de ellos han sido escritos específica- mente para usted, como el caso de la madre en este Dead Man Walking.
En realidad, yo he contribuido muy poco. No he tenido mucha influencia más allá de apoyarle y de ser una admiradora incondicional. Mi única participación ha sido cantarla una vez que estaba escrita. Jake, además, es tremendamente cuidadoso con sus cantantes, piensa en nosotros. Como cuando escribió Great Scott para Joyce (DiDonato). Conoce muy bien a sus cantantes y sus capacidades. En todo caso todo caso ha sido un privilegio para mí acompañarle desde el principio y ver ahora el gran reconocimiento que su música ha logrado. Es alguien que tiene un toque mágico.
“El hombre al mando del Gobierno de Estados Unidos no está interesado en las artes, en absoluto”
En la ópera contemporánea ocurre con frecuencia que no se consigue conectar emocionalmente con la audiencia. En Dead Man Walking es increíble cómo se trabaja el concepto de la muerte, conectando con lo más íntimo del público... ¡de una manera brutal! Me dio esperanzas de que la ópera contemporánea está viva y con buena salud.
No podría estar más de acuerdo con lo que dice.Y además está el hecho de que se escogiera un tema tan crudo como dice, tan brutal. Comenzar con un asesinato y terminar con una ejecución, no es lo que yo llamaría “diver tido”. Nos invita a un viaje y una reflexión que va más allá de si sencillamente estás favor o en contra de la pena de muerte. No es en absoluto político, es una historia sobre situaciones humanas de las que la gente en general ni siquiera piensa. Sabe, antes del estreno hubo una gran controversia, pero se pasó inmediatamente después, porque se vio que no era una declaración política, simplemente era una historia humana, sobre gente real.Y cuando estás hablando de un asunto tan importante y tan relevante la mejor manera de aproximarse a través de la música.
¿Seguirá usted colaborando para óperas futuras? Igual está a punto de darnos una primicia para la revista...
No,creo que para mí ha llegado la hora.A partir de ahora seré una espectadora, me muero de ganas de ver Dead Man Walking en el Metropolitan y también Moby Dick. Hay toda una generación de compositores que han cambiado la escena de la ópera. Ya no se trata de escuchar las melodías de siempre, sino de ver algo nuevo. Podrían ser, no mis hijos sino mis nietos, y me sien- to afor tunada de haber sido par te de ello. Y el público lo está apreciando cada vez más.
¿Tiene usted algún secreto para que seguir cantando 50 años después de su debut?
Ha sido una suerte y una bendición. De alguna manera intenté jubilarme ya hace tiempo. Pero de repente me llegaban propuestas de algunas personas con proyectos adecuados para mí. Son papeles para personas mayores, no de jovencitas que no podría interpretar. Como la ópera de Lembit Beecher sobre el Alzheimer. Creo que se trata de buscar los papeles adecuados para cada edad. Papeles que, desde luego, no tienen las mismas exigencias que Mozart o Verdi. También siempre he pensado que, si alguien me lo ha propuesto, si ellos confían en que puedo hacerlo, ¿por qué no intentarlo? He amado cada minuto de mi carrera que he cantado, incluso en aquellos momentos que sabía que no lo estaba haciendo bien. Estoy agradecida por cada minuto de canto que he tenido y que tengo.
Además este año es el 200 aniversario de Offenbach. ¿Qué ha supuesto autor para usted?
Me encanta Offenbach. ¡Me parece un hombre tan teatral! He hecho dos óperas completas suyas, la primera fue La Périchole, una de las hermanas. Me encanta porque puedo escuchar el teatro en sus obras, en sus melodías, en su humor. ¿Sabe que muchas de sus partituras han tenido que reconstruirse? Porque era un hombre de teatro y las improvisaba durante las actuacio- nes. Pero la reconstrucción de las orquestaciones se ha hecho muy adecuadamente.
Usted pertenece a una generación de cantantes que contribuyó a crear toda una serie de grabaciones que hoy son una referencia para aficionados y profesionales. De alguna manera, cuando uno se aproxima una ópera por primera vez, va a esas grabaciones. ¿Qué siente usted al respecto? ¿Es una responsabilidad más allá de hacer una grabación más?
Sí, he sido parte de una generación con mucha suerte, que ha- cíamos diez o doce grabaciones cada verano en Europa. Había una producción increíble.Yo fui afortunada de formar parte de ellos, le diría que viví el final de esa época. Nunca me gustó de- masiado el proceso, pero me gustaba la camaradería y trabajar con la orquesta. Aunque nunca quería volver a oírlas; escuchaba todos los defectos, todo lo que hubiera podido hacer mejor. Luego en los 80 y los 90 fue el principio de una época en la que que los cantantes de ópera cantábamos musicales de Broadway. Espectáculos populares como Sonrisas y lágrimas. Como estadounidense, fue fascinante estar involucrada en ello, porque es parte de mi cultura musical.
Todas estas grabaciones y personajes... ¿ha habido alguno que haya sido particularmente relevante para usted?
Mi papel más importante ha sido Cherubino, de Le nozze di Figaro. He cantado ese papel durante mucho más tiempo del que la decencia aconseja. Creo que la última vez que lo canté estaba llegando al final de mis 40. Fue uno de los papeles que siempre me ha acompañado, y ha habido ocasiones memorables, como aquella producción en París con Freni y José van Dam.
Y ¿qué pasó con Carmen? Parece el papel que toda mezzo desea hacer.
(Ríe) Lo que pasa es que nunca creí que tuviera la voz apropiada para Carmen. Sinceramente, mi voz no era la adecuada. Sí que he estado en algunas producciones como Frasquita mirando desde atrás y admirando la fuerza del papel. Es tan demandante, tan grande, sencillamente esa no era yo. Pero sí he cantado las arias y las he disfrutado mucho.
Creo además que realiza actividades con niños con pocos recursos. ¿Puede contarnos de qué manera colabora?
Eso es algo que adoro. De hecho, estoy planeando dedicarle más tiempo en el futuro. Es un programa de formación y becas para chicos de ocho a quince años. La idea es que estudien, saquen buenas notas y puedan tener una educación superior en música. Para optar es necesario que sus familias tengan muy bajos ingresos. ¿Sabe una cosa?, me fastidia mucho que cuando voy a escuelas de música, no veo prácticamente a afroamericanos y tampoco a latinos. No es un tema de talento, sino de oportunidades. Con esta iniciativa estamos intentando dar oportunidades a aquellos chicos que no las tienen. Este año por ejemplo tenemos cuatro alumnos que van a ir a universidades comoYale.
Y, ¿qué opina de la situación de la música clásica en Estados Unidos? Hace tan solo un par de semanas tuve la oportunidad de entrevistar a William Christie y él definía la situación en Europa como desoladora.
No sé demasiado de la situación en Europa, pero le diré que en Estados Unidos estamos en un momento muy excitante en muchos aspectos, y esto es debido a la creatividad y a la innovación. También a la experiencia y el buen hacer de algunos directores de ópera. La escena ahora mismo es vibrante. Incorporando a nuevos compositores y tratando temas que son muy relevantes y actuales, como por ejemplo una ópera sobre Steve Jobs.Tenemos tantas pequeñas compañías que están apareciendo...
También le diré que no todo es positivo, por ejemplo, este año en los Grammys no había prácticamente música clásica. Diría que no hay grandes estrellas, casi nadie podría nombrar hoy a tres grandes artistas y hace quince años cualquiera hubiera nombrado inmediatamente a Pavarotti o a Plácido Domingo. Necesitamos superestrellas, con las que la gente puede identificarse y que sean parte de su vida. Políticamente también es un desierto. Desde luego no podemos contar con el Gobierno para que apoye a la cultura. El hombre al mando sencillamente no está interesado en las artes, en absoluto.
Me gustaría finalizar con la pregunta que le hago a todos mis entrevistados, con independencia de la etapa de su carrera en la que se encuentran. Después de la contribución que usted ha tenido para el mundo de la música clásica y de la ópera, ¿cuál le gustaría que fuera su legado, como le gustaría ser recordada?
Me gustaría ser recordada por la alegría de cantar. Nunca espe- ré tener la carrera que he tenido, pensaba que si tenía mucha suerte podría llegar hasta el coro. ¡He disfrutado tanto al cantar y en el mundo de las interpretaciones! No puede imaginarse lo divertido que ha sido hacer todos estos personajes. He estado rodeada además de artistas maravillosos. Así me gustaría ser recordada, con independencia de lo que saliera, estuvieran las notas bien o mal, ¡por la alegría de cantar!
Esa alegría nos llega hasta España.
Y yo quiero dar las gracias a España por haber dado al mundo tantos grandísimos artistas: Caballé, De los Ángeles,Teresa Berganza, son cantantes que me han dado más de lo que nunca merecería. Maravillosas cantantes y bellísimas personas.También Carreras, Plácido y tantos... Gracias y, ¡Viva España! (en castellano).
Foto: Lynn Lane.