Como Shostakovich libro

NOSOTROS

Cómo Shostakovich me salvó la vida. Stephen Johnson. Antoni Bosch, editor. Barcelona 2021.

No resulta fácil reseñar un libro que contiene tantas vivencias, tanta pasión y tanto amor y gratitud por la obra del gran compositor ruso Dimitri Shostakovich. Sólo el que se decida a introducirse en la lectura del libro que ha escrito el crítico musical Stephen Johnson podrá apreciar todo lo que estas líneas sólo pueden esbozar. Es una lectura no muy larga (el libro no es extenso) pero sin paja, sin trampa ni cartón. Johnson se abre y muestra al lector, sin vergüenza ni ambages, sus problemas psiquiátricos y cómo la música, especialmente la de Shostakovich, le ha ayudado desde la adolescencia a superar estos problemas que entonces ni siquiera estaban diagnosticados.

El libro es un viaje, intenso y entremezclado, por la vida del autor y del compositor, que como es sabido, tuvo graves problemas de ansiedad y depresión debido a su situación en la Rusia stalinista. Johnson disecciona varias obras de Shostakovich en las que se reflejan esos problemas y cómo el músico busca soluciones, salidas a esa angustia, siempre con un toque de humor irónico que no lo abandonó nunca. Pero, sobre todo, a lo largo de todo el texto, Johnson recalca que una de las tablas de salvación para él y también para Shostakovich, fue que la obra de este (y la actitud del escritor siguiendo su ejemplo y por sus experiencias personales) tuvo siempre un componente básico: Nosotros. ¿Qué significa esto? Significa que ante los problemas de ostracismo político, de soledad institucional, la obra de Shostakovich siempre defendió el “nosotros” ante el “yo”, un “yo” que le llevaba a esa soledad y depresión que quería evitar. Incluso en un intento de suicidio con pastillas acudió en el último momento al “nosotros” avisando a su amigo Isaak Glikman.

El documental radiofónico de la BBC Shostakovich: a Journey into Light le sirve a Stephen Johnson como base para este libro. El relato de cómo se gestó, las entrevistas en San Petersburgo a personas que conocieron al compositor, el trabajo exhaustivo sobre sus composiciones, le sirven también a él para contar sus propias vivencias, su enfermedad mental y su lucha por seguir adelante gracias también al “nosotros”. Los testimonios que jalonan el texto son muchos y siempre interesantes y se mezclan anécdotas del compositor o del crítico musical con referencias a libros de psiquiatría, psicología o de autores que hablan sobre la depresión en sus libros como Kafka. Pero quizá el que más me ha impresionado (dentro de un libro que me ha llegado muy adentro) es el de  Viktor Kozlov, clarinetista de la Orquesta de la Radio de Leningrado, la única que sobrevivía en la antigua capital zarista durante el terrible sitio en la II Guerra Mundial. El relato de los ensayos con músicos famélicos (apoyados por refuerzos que trajo en ejército soviético) y la reacción del público en el estreno de la Séptima Sinfonía, Leningrado en la ciudad sitiada el 9 de agosto de 1942 ponen la carne de gallina.

Un libro imprescindible para cualquier amante de la música clásica que crea que su poder va más allá de la mera audición, que forma parte indivisible de la vida de los que la amamos y que nos hace a “nosotros” más felices. Termino con una cita del propio Johnson que comparto completamente : “Mucho antes de descubrir la terapia tenía la música.”