Anton Cardó: El Lied romántico alemán. Alianza Editorial. Madrid 2017
Desde el piano
"Las características de un Lied revisten una enorme complejidad." Estas palabras las encontramos en el primer párrafo de la "Introducción a modo de preámbulo" que escribe Anton Cardó para El Lied romántico alemán. Los no aficionados al género suelen recibir este tipo de afirmaciones con escepticismo mientras que los aficionados solemos estar completamente de acuerdo, un motivo para recibir encantados la publicación de un nuevo título que añadir a nuestras bibliotecas; nuevos puntos de vista (en este caso, de un pianista), nuevas referencias y nuevos análisis que nos lleven a reflexionar, una vez más, sobre tal o cual Lied o sobre tal o cual compositor.
En este caso, Cardó dedica sendos capítulos a los Lieder de Beethoven, Schubert, Mendelssohn, Schumann, Liszt, Wagner, Brahms, Wolf, Mahler y Strauss. En cualquier selección de compositores que se haga nos encontraremos con que son todos los que están pero no están todos los que son. El simple hecho de que el autor se detenga en ellos nos habla de sus preferencias; sería interesante conocer el motivo de ciertas ausencias. Carl Loewe, por ejemplo, es mencionado de pasada en diversos capítulos sin llegar a tener en ningún momento un espacio propio; el lector que no esté familiarizado con su obra puede intuir que fue alguien relevante sin llegar a quedarle claro cuáles fueron su méritos o por qué no son suficientes para merecer que el autor se detenga en su obra. Tampoco tienen espacio en el libro los compositores que escribieron Lied en el siglo XX a la vez que Strauss o con posterioridad a él; los interesantes primeros capítulos nos dan una amplia visión del camino que lleva hasta el Lied romántico desde el siglo XVI, mencionando las aportaciones de diversos compositores, y hubiera sido igualmente interesante finalizar el recorrido con algunos apuntes que no nos dejaran con la sensación de que, por lo que al Lied respecta, Strauss se quedó solo al morir Wolf y Mahler.
No todos los compositores con capítulo propio están tratados con el mismo detalle, lógicamente, pero, sea cual sea el espacio dedicado, en todos los casos queda bien definida la personalidad y las características principales de su obra liederística. Tampoco en todos los casos se puede mencionar todos los Lieder de un compositor ni analizar por igual todos los mencionados; en un extremo tenemos a Wagner, con tan pocos títulos se pueden detallar uno a uno. También es asumible (en cuanto al número de obras) la producción de Mahler, por eso llama la atención que el autor no se detenga en los Kindertotenlieder, la única de sus colecciones que no se menciona. En el otro extremo tenemos la enorme producción de Schubert, es remarcable el esfuerzo de Cardó por agrupar y ordenar sus Lieder para abarcar el máximo posible en las casi doscientas páginas que le dedica.
Si los futuros lectores de El Lied romántico alemán me permiten una recomendación, ármense con discos, partituras y lápiz para aprovechar al máximo los comentarios y análisis de los Lieder; tengan también a mano un manual de lenguaje musical por si hay que refrescar algunos conceptos. Si los editores me permiten una sugerencia, sería muy útil que la segunda edición, además de la habitual revisión del texto, añadiera a la completa bibliografía y al índice onomástico un índice de los Lieder comentados; facilitaría mucho su uso como libro de consulta.
Para acabar este comentario, de ninguna de las maneras hay que dejar de leer los dos apéndices del libro, dedicados respectivamente al papel del pianista y a las características de la voz en el Lied, reflexiones necesarias e ilustrativas sobre la especialización de los intérpretes del género.
Foto: Alianza Editorial.