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CONVERSACIONES CON ARVO PÄRT

de Enzo Restagno, Leopold Brauneiss, Saale Kareda y Arvo Pärt. Editorial Templo en el Oído

El siglo XX –y podríamos añadir que lo mismo ocurre con lo que llevamos del siglo XXI- es en el apartado musical el siglo de la pluralidad. Nunca un mismo periodo de tiempo ha abarcado en sí tantas estéticas y tan diversas. Por desgracia, muchos que se consideran melómanos están imbuidos de prejuicios que les hace certificar el final de la música llamada clásica o culta en torno a la II Guerra Mundial, cuando no antes a través de supuestas rupturas entre compositor y público. Sin embargo, a poco que uno curiosee el siglo pasado, siglo que es nuestro por nacimiento y vivencias, descubrirá una centuria en la que conviven herederos del pasado como Giacomo Puccini o Benjamín Britten, revolucionarios de la escritura musical como Arnold Schönberg o Alban Berg, provocadores desde el intelecto como Edgar Varese o Iannis Xenakis, descubridores de estéticas fronterizas como Philip Glass o John Adams y personajes inclasificables como Giörgy Ligeti o Alois Haba.

¿Cabe oferta mayor? ¿Puede negarse, como frecuentemente se hace, la riqueza del siglo a través de los prejuicios instalados en las salas de conciertos, en los oídos de muchos melómanos y en las carteras de los programadores? Porque pocos siglos han sido más ricos en ismos como el pasado; y habrá quien tal pluralidad la justifique en la velocidad de crucero adquirida por nuestro quehacer cotidiano e instalada por la sociedad tras las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, sin que no les falte razón. ¿Y a qué viene esta introducción? Porque dentro de esa incuestionable pluralidad emerge entre otras muchas una figura, inclasificable para unos, reaccionaria para otros, historicista para algunos y mística para los últimos que es el centro del libro que nos ocupa hoy: el estonio-soviético-austriaco Arvo Pärt.

El título del libro nos puede llevar a engaño pues las conversaciones entre Enzo Restagno y Arvo y Nora Pärt ocupan solamente la primera mitad de la edición, resultando esta, en opinión de quien firma esta reseña, la parte más interesante del mismo pues huyendo del formato de entrevista Restagno se sumerge en un diálogo con el matrimonio donde de forma evidente Arvo –el protagonista, a fin de cuentas- asume una actitud casi mística con respecto a su música (¡cuantas veces admite no recordar la razón última de la composición de una obra, recurriendo a su esposa para el matiz!) mientras que Nora, su consorte, asoma el lado más práctico, más terrenal. El coloquio es un repaso del siglo XX a través de las reflexiones de todos y cada uno de ellos, apareciendo de forma recurrente nombres indispensables de la Historia de la Música, como Igor Stravinsky, Benjamín Britten, Dimitri Shostakovich u Olivier Messiaen amen de muchos otros. Y ello desde la asunción del compositor de la peculiaridad y originalidad de su estilo. Porque precisamente la evolución del estilo de Arvo Pärt ocupa el centro del coloquio: sus inicios dodecafónicos, su silencio reflexivo, su transición y la última decisión de asumir un nuevo estilo compositivo que el compositor hace llamar tintinnabuli y que le ocupa desde la década de los 70 del pasado siglo.

En estas disertaciones Arvo Pärt –y, sobre todo, su consorte- no pierde oportunidad de criticar el periodo soviético de su tierra natal, Estonia, donde haciendo abstracción de los logros académicos conseguidos en la República Soviética y por él reconocidos, se recurre a las habituales críticas formales para terminar justificando la huída a Austria.

Otro aspecto importante de esta parte fundamental del libro es el religioso. El compositor coloca el cristianismo en el centro de su actividad artística y basta con repasar su catálogo para apreciar la intensa relación entre obra y fe. Y ello en un contexto en el que Europa camina al laicismo “institucional” no ya solo en los países del socialismo real sino en todo el continente. En este sentido recordar la figura de Olivier Messiaen parece de obligada referencia.

La segunda parte del libro, la másteórica y académica y por ello también la más árida para un lector de formación limitada, es del austríaco Leopold Brauneiss, quien aborda con rigor musicológico la técnica arriba apuntada del tintinnabuli, explicada tanto teóricamente como a través de innumerables ejemplos musicales que pueden hacer este apartado –algo más de un tercio del libro- algo más fácilmente digerible.

La tercera parte, del estonio Saale Kareda y sustancialmente más breve insiste en explicar el origen del tintinnabuli aludiendo a la necesidad de entender la voluntad del compositor de mirar, precisamente, al origen de la música: el canto gregoriano y el canto litúrgico de la iglesia ortodoxa rusa. Finalmente, la cuarta y última parte recoge un discurso del compositor como motivo del reconocimiento recibido al recoger el Premio de Música Léonie Sonning y que comparte con un pléyade de figuras consagradas entre las que se encuentran sus admirados Igor Stravinsky, Benjamín Britten, Steve Reich o Alfred Schnittke y que el estonio recibió en 2014.

En muchas ocasiones se elucubra sobre la trascendencia de la música de Pärt y habrá que reconocer que aun es pronto para ello. El tiempo comete y arregla entuertos pero así mismo da y quita razones, y estoy convencido que nuestros descendientes podrán observar y escuchar con mayor tranquilidad una música que se califica hoy en día de mística, minimalista, religiosa, trascendente,… pero también de vacua, comercial o efectista. Este libro puede ayudar a entender mejor la última intención de un compositor que está llamado a ocupar un pequeño hueco en la historia de este arte.