cubiertas GarciaLeoz

LA INVESTIGACIÓN DA SUS FRUTOS

Jesús García Leoz, un legado interrumpido. Laura Celaya Álvarez. Ediciones del Gobierno de Navarra. Pamplona, 2018.

Algunas de las monografías que comentamos en esta sección de libros de Platea Magazine provienen de tesis doctorales que los autores han presentado al final de un arduo trabajo de investigación. Generalmente estos estudios son muy concretos o sobre artistas o músicos muchas veces desconocidos por el gran público o a los que no se les ha prestado la debida atención pese a su fama, muchas veces, cuando estaban en activo. Aunque a nivel divulgativo básico estos libros suelen ser poco atrayentes, para el aficionado más interesado y para otros investigadores resultan fundamentales. Por eso desde aquí reivindicamos esta labor, fundamental para conocer nuestro patrimonio musical y para poner en valor muchos nombres que son desconocidos.

Un ejemplo de estas monografías fruto de una tesis es Jesús García Leoz, un legado interrumpido (1904-1953) de la profesora Laura Celaya Álvarez. En el libro, dividido en varios apartados, se aborda, en primer lugar, la biografía del pianista y compositor. Sus primeros estudios en Argentina (aunque no estén documentados) donde había emigrado muy joven desde su Olite natal, su vuelta a España al comenzar la década de los 30, momento que ya aparece registrado su paso por el Conservatorio Nacional de Música de Madrid, y sus primeros contactos con la intelectualidad madrileña que se desarrollaba alrededor de la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes. Es una época de gran efervescencia cultural que influirá de manera determinante en la obra de García Leoz, que estrena ya sus primeras obras. También en esa época tendrán lugar sus primeros contactos con una actividad que será fundamental en su trayectoria: las bandas sonoras cinematográficas, tanto como director musical como compositor. El estallido de la Guerra Civil le acerca aún más al lado republicano, participando como compositor en las representaciones teatrales de la Alianza de Intelectuales Antifascistas que dirigía María Teresa León, compañera de Rafael Alberti, relación que le llevaría posteriormente, acabada la contienda, a la cárcel después de ser denunciado.

Después de pasar unos meses preso y pasar la correspondiente depuración política (de la que sale bien parado por un escrito que él mismo redacta) exculpándose de actividades subversivas y arguyendo haber ayudado a familiares del bando nacional que estaban en Madrid en la época de la Guerra. Desde 1940 (fecha de su excarcelación) hasta su fallecimiento en 1953, García Leoz se dedica a lo que más se recuerda de su legado: las composiciones cinematográficas. Precisamente una de las partes más novedosas del libro de Celaya es la aportación de un completísimo catálogo de la obra de García Leoz que permite conocer el ingente trabajo del compositor, sobre todo en esta época de los años cuarenta y primeros cincuenta. En estos años no sólo compuso para el cine sino que también creó un interesante corpus musical que incluye obras de diversos formatos: operetas, ballets, cuartetos, composiciones de tipo religioso. Será la música de la película de Luis G. Berlanga  Bienvenido, Mr. Marshall su última obra cinematográfica antes de su fulminante muerte por un derrame cerebral en febrero de 1953.

Comentaré, finalmente, otro de los capítulos más interesantes del libro, que es el dedicado al estilo musical de García Leoz y en el que Laura Celaya repasa el contexto histórico y de corrientes musicales de la primera mitad del siglo XX y su indudable influencia en el compositor que, como ya se ha dicho más arriba, se mantuvo en contacto con los círculos más progresistas del mundo cultural de esos años. El legado de García Leoz es reivindicado por esta monografía que responde a un trabajo concienzudo y profundo de su figura y que resultará muy interesante para todo el que se acerque a él.