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MONUMENTAL LEGADO

Pina Bausch, danza-teatro. Norbert Servos. Ediciones Cumbres. Madrid, 2017.

Analizar la obra coreográfica de la magnífica Pina Bausch no es cosa baladí. Su trabajo y su legado trascienden el campo de la danza para influir en todas las artes y en la manera de concebir todo el mundo escénico. Norbert Servos se ha lanzado a tan arriesgada labor, y el éxito de la misma lo podemos comprobar en un libro (editado por Cumbres) que, si bien no es novedad (data del año 2017), reseñamos aquí por su valor a la hora de conocer a una de las artistas más influyentes del siglo XX.  

Servos es un auténtico especialista en la obra de Bausch y, como nos explica en el prólogo de su monografía, hace cuarenta años que publicó su primer libro sobre la coreógrafa y sobre ese concepto de danza que es su sello personal, la danza-teatro que tomó forma física en el Tanztheater de Wuppertal. Allí se sentaron los cimientos de lo que sería toda una vida dedicada a profundizar en la idea de que el baile, el teatro, es un reflejo de la vida tal como es, no como algo figurado y ajeno a la realidad, sino palpable y reconocible. Quizá sea éste uno de los logros más importantes de Bausch, el que  para sus coreografías no pase el tiempo, siempre remuevan y conecten con la sensibilidad del espectador, porque su raíz está en la vida misma, en su profunda humanidad. Y, según Servos, con la felicidad como objetivo final de búsqueda y formadora, esa felicidad, del carácter de la obra de Pina, siempre con una tendencia indudable al buen humor. Su mundo, recalca el autor, es individual, ajeno a ideologías, pero también muy interrelacionado con lo social. Una filosofía (no creo que sea un atrevimiento llamarlo así) que va más allá de la danza para llegar a influenciar en muchas facetas tanto artísticas como, recalco, sociales. 

Servos analiza a lo largo de su libro todos los trabajos de la coreógrafa, prestando atención a todos los aspectos que los componen “siempre intentando examinar un aspecto concreto de ese trabajo, como el vestuario, el escenario, la música o el lenguaje”. Renuncia explícitamente a comparar las obras entre sí, y aunque éstas a lo largo de los años han sido modificadas, considera que su esencia se ha mantenido y así lo analiza. Pero antes de empezar este análisis es fundamental leer el breve pero esclarecedor capítulo De los tiempos míticos, donde se nos hace una explicación de la esencia de la danza-teatro. A partir de ahí, un exhaustivo estudio (como ya se ha comentado) de los trabajos de Bausch hasta su muerte en 2009. He de reconocer que leído con mayor interés el estudio de una de las obras que más me han impactado en mi vida: Café Müller. Aunque en su estreno a mediados de los 70 fue una colaboración entre cuatro coreógrafos, lo que se sigue representando es la parte elaborada por Bauch, de unos cuarenta y cinco minutos, con música de Purcell. En las páginas que le dedica Servos descubrimos muchas de las claves de este trabajo tan emblemático.

Una obra imprescindible para conocer la obra de Pina Bausch y que se completa con una estupenda colección fotográfica de sus montajes, una serie de entrevistas hechas a la artista, notas biográficas y un índice de sus obras donde se indican datos como la fecha del estreno, la música o el elenco que participó en la primera representación.