DOS POEMAS, DOS MÉLODIES
Correspondencias entre música y palabra. Un estudio sinestésico sobre Harmonie du soir, Baudelaire/Debussy, y Le Gibet, Bertrand/Ravel. Marta Vela. Editorial Academia del Hispanismo. Vigo, 2019.
Este libro constituye un eslabón más en la fecunda bibliografía que relaciona la música con la palabra. Su virtud, o virtudes, es que lo hace de una manera muy didáctica, con ejemplos y citas que hacen que el interés no se circunscriba al ámbito más académico sino que llegue a un público más general. La doctora Marta Vela se centra en su trabajo en la relación entre dos poemas franceses que dan lugar a sendas obras de dos compositores galos también. Lo comentaremos, pero eso es principalmente en la segunda parte de su texto. En la primera introduce de una manera amena y profesional las relaciones intrínsecas entre estos dos lenguajes tan unidos a la propia esencia del hombre.
Para situarnos y contextualizar todo lo que vendrá después, Vela hace un breve repaso de la relación histórica (de la correspondencia de la que nos habla el título y el núcleo fundamental del libro) entre música y palabra, centrándose especialmente en el siglo XIX donde esta conexión fue más palpable y consciente. Porque es en este siglo (aunque tengamos claramente bastantes antecedentes) cuando se fragua especialmente esta relación, formando un todo ya indivisible que tendrá, en el ámbito germánico, su máxima expresión en la Gesamtkunstwerk (obra de arte total) wagneriana, aunque haya muchas otras formas de plasmar la unión sobre la que gira este trabajo. Pero la sinergia más lógica entre los dos términos que estamos manejando es cuando la palabra es hecha poesía. Una palabra poética que tiene una musicalidad intrínseca, profundamente semántica y que conecta perfectamente con la música, como la autora nos explica en el siguiente capítulo. Son varios los ejemplos de esta estrecha conexión, de Bach como músico a Baudelaire como poeta.
La autora va profundizando poco a poco en el tema que le interesa con reflexiones tan interesantes como ésta: “Dada la condición apriorística de la palabra a la hora de la composición musical, la estructura textual proporciona al compositor un punto de partida vital en su recreación sonora, que puede seguir de manera fiel o, por el contrario desviarse en pos de nuevas posibilidades expresivas”. Y pone como ejemplo de estructura musical procedente del texto la del Prélude à l’après-midi d’un faune de Debussy, basada en la égloga de Mallarmé L’après-midi d’un faune”.
Pero es en el capítulo cuarto en el que la doctora Vela se centra directamente en estudiar los dos ejemplos que subtitulan su libro. Partiendo de la opinión de que es en Francia y su cultura donde las correspondencias entre música y palabra empiezan a ensayarse primeramente, aborda en primer lugar Harmonie du soir, el poema número cuarenta y tres de Les Fleurs du mal de Charles Baudelaire, editado en 1857 y su “transformación” en música en el preludio para piano número cuatro (Le sons et les parfums tournent dans l’air du soir) de un conjunto de doce creados por Claude Debussy en 1909 sobre diversas “impresiones” artísticas recibidas. Vela analiza profundamente el poema para pasar a estudiar también de manera exhaustiva (incluyendo gráficos semánticos y fragmentos de la partitura) su relación estrecha con la pieza para piano. Lo mismo ocurre con el poema Le Gibet incluido en el conjunto Gaspar de la nuit del también poeta romántico del siglo XIX Aloysius Bertrand y que inspira la maravillosa pieza pianística del mismo nombre que en 1908 compuso Maurice Ravel. Un trabajo que resulta esclarecedor para el lector más profano y muy interesante para el profesional, pues nos muestra como las “correspondencias” existen y producen obras tan admirables como las que les dan origen. Quien tenga interés por el tema no se verá defraudado por el libro, pero no revelaremos más sobre él, dejamos ese placer para los que se decidan por su lectura.
Foto: Editorial Academia del Hispanismo.