Beethoven Adorno Akal 2020 

Fragmentos de una música oculta

Beethoven. Filosofía de la música.Theodor W. Adorno. Akal. Madrid, 2020.

Lo inacabado ha alcanzado categoría de género hasta tal punto que, en determinados autores, fascinan más sus obras incompletas que buena parte de sus trabajos al uso. Ya sea por lo fragmentario y menos encorsetado de sus formas y de su estilo, ya sea por lo espontáneo y más directo de sus formulaciones, este tipo de textos -diarios, notas, cuadernos…- constituye hoy en día una fuente extraordinaria para completar nuestro conocimiento de algunos pensadores, en relación a su contexto de creación. En el caso de T. W. Adorno, lo cierto es que consagró diversas monografías a examinar con detalle la obra de reconocidos compositores como Alban Berg, Richard Wagner o Gustav Mahler. Pero a pesar de sus muchos intentos, nunca llegó a concentrar sus esfuerzos en un ensayo sobre la obra de Beethoven.

Los primeros textos de Adorno sobre el genio de Bonn datan de 1934, apenas unos meses antes de iniciar su exilio ante la consolidación imparable del nazismo. Y ya a la altura de 1937 se conservan anotaciones donde esboza la idea de un ensayo propiamente dicho sobre la obra de Beethoven, siguiendo las claves de sus escritos sobre filosofía de la música y en el marco general que más tarde apuntalaría su teoría estética. En su prólogo al libro que nos ocupa, el editor Rolf Tiedemann rescata una interesante misiva de 1943 en la que Adorno se dirigía a sus padres, apuntándoles que una monografía sobre Beethoven sería su primer proyecto de envergadura tras la guerra. Pero lo cierto es que nunca logró encauzar la redacción de semejante opúsculo, a pesar de volver a la idea una y otra vez, incluso un par de años antes de su muerte.

Reeditados ahora por vez primera en rústica, estos textos compilados por Tiedemann se ofrecen aquí en una impecable traducción de Antonio Gómez Schneekloth y Alfredro Brotons Muñoz y fueron editados en español por Akal por vez primera en 2003, en el marco del proyecto para traducir y publicar sus obras completas. Se trata de un material de indudable interés, a pesar de (o precisamente a causa de) su caracter fragmentario. No se trata de un ensayo, preparado para su lectura de cabo a rabo, sino de un cajón de sastre donde apetece enfrascarse y rebuscar hasta dejarse sorprender por afirmaciones que alcanzan en ocasiones la talla de aforismos.

Este fragmentario e involuntario Beethoven, vertebrado a la manera de Los Pasajes de Walter Benjamin, como una suerte de collage en el que se confunden los géneros y se entrecruzan los referentes, constituye un singular no-libro. Pues no es por descontado el libro con el que Adorno soñó una y otra vez, pero sí es una carpeta más extensa e intensa de cuánto habría podido serlo una monografía acabada y revisada al extremo. Y ahí radica precisamente su interés, puesto que el conjunto de estos textos tiene poco que ver con las monografías consagradas por Adorno a otros compositores, de corte mucho más académico.

A buen seguro, como todo texto de primera magnitud, este no-libro contiene más preguntas -hay escritos verdaderamente crípticos- que respuestas y su mayor virtud consiste precisamente en apuntar interrogantes que pocos autores se habían atrevido antes a esbozar. Como apunta Tiedemann en su prólogo, la franqueza con la que Adorno reconoce su incapacidad para encajar la Misa Solemnis dentro del corpus beethoveniano es la mejor evidencia de la franca ambición y curiosidad que marca sus análisis. En cualquier caso, seguramente lo más relevante y sugestivo de todos estos textos se encuentre en las páginas dedicadas a valorar el estilo tardío de Beethoven, al que Adorno define con suma inspiración como los "fragmentos de una música oculta" y donde se esbozan tesis tan atractivas como esta: "El último Beethoven es la primera gran rebelión de la música contra lo decorativo".

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