Javier Camarena Gemma Escribano Platea Magazine 

Javier Camarena habla abiertamente de una reciente afección en sus cuerdas vocales y la consiguiente pausa en su agenda

El tenor mexicano Javier Camarena colgaba ayer un vídeo en su cuenta de Instagram donde daba cuenta de una pequeña afección en sus cuerdas vocales que le ha obligado a abordar una breve pausa en su agenda, durante los últimos meses, coincidiendo con la pandemia. "Las afecciones y lesiones en las cuerdas vocales de los cantantes líricos siguien siendo un tema tabú, incluso entre nosotros mismos, entre colegas; no hablamos de un tema que sin embargo resulta ser bastante común", indicaba Camarena en su sincero testimonio. 

"Ya a finales del año pasado, con el trabajo al hilo de Il pirata de Bellini en el Teatro Real de Madrid, se empezó a acumular una cierta fatiga", recuerda el tenor. "Mi agenda siguió después con una gira de conciertos por España, que se hizo cada vez más difícil", apuntaba Camarena. Llegaron después unas complicadas funciones de La hija del regimiento en México, recuerda el tenor, y una vez en Nueva York, donde tenía previsto canta La Cenerentola, la epidemia de covid le llevó de nuevo a su hogar en Zúrich. "Necesitaba esta pausa, necesitaba este tiempo en el que vivir sin estrés, sin la preocupación y la presión constantes de estar bien; es una obligación que forma parte de nuestro trabajo y es algo que me tenía bastante abrumado".

Camarena participó en varias emisiones en streaming durante aquellas semanas de confinamiento, pero sustancialmente quiso abordar esos meses como un tiempo de descanso y reposo, tanto físico como mental. "El canto es un trabajo físico de alto rendimiento", decía Camarena. Y lo cierto es que las agendas de hoy en día apenas dejan espacio para el reposo y el descanso. Hacia finales de agosto, el tenor mexicano fue requerido para una grabación de Il pirata de Bellini, precisamente, junto a la soprano Marina Rebeka.

Tras la grabación, Camarena fue a Viena a participar en varias funciones de La hija del regimiento. En el transcurso de los ensayos para esas representaciones, el mexicano se dedicó también al estudio de Marino Faliero de Donizetti, un título que tenía previsto debutar en Bergamo este mes de noviembre. Se trata de un papel con una tesitura endiablada, realmente exigente. Y entre tanto, Camarena fue requerido para sustituir a un colega con la parte de Nemorino en L´elisir d´amore en la Ópera de Viena.

El tenor identificó esa noche una extraña fatiga vocal que despertó sus alarmas: "Me sentí como cantando un rol para barítono, cada vez era más complicado tener la sensación de la proyección real de la voz". Camarena habla de una dificultad cada vez mayor para manejar su instrumento en aquellas funciones de La hija del regimiento en Viena. "Aquella noche, por primera vez en más de quince años, no había logrado conectar (sic) todas las notas". Camarena perdió la voz dos días después de aquella función, cuando se encontraba abordando una grabación comprometida con la Ópera de Los Ángeles. "Intentaba dar los sobreagudos y no salían. No saben lo aterradora que es esa sensación. Yo sentía que no cerraban las cuerdas vocales".

El tenor mexicano acudió a un foniatra que observó una fatiga en las cuerdas, por la falta de actividad continuada durante los meses anteriores. La carga de trabajo y la tensión le estaban pasando factura. "Pero tienes que seguir cantando, me dijo el médico". Y lo cierto es que Camarena completó las siguientes funciones de La fille du régiment, pero con una fatiga cada vez más acusada. Al regresar a Suiza, las dificultades se agravaron, sobre todo en las notas de paso, donde la voz debería girar con limpieza. "Empecé a visitar a los doctores que conozco aquí. Me dijeron que no veían nada raro, que debía seguir trabajando pero con días de reposo. Y me dieron un medicamento antiinflamatorio. Pero la voz seguía sin funcionar como era debido".

Y así pasaron como diez días. Acudió a otra doctora, que sí identificó una leve inflamación en la cuerda derecha y le prescribió diez días de silencio absoluto, junto con un corticoide. "No me gustan este tipo de medicamentos, a pesar de su eficacia", decía Camarena. "Las semanas iban pasando, seguía con la medicación y la voz no mejoraba. Y se acercaba el tiempo de irme a Italia para hacer Marino Faliero. A la tercera cita con la doctora, me dijo que ya podía retomar la actividad, sin forzar el instrumento". 

El tenor acudió finalmente a un tercer médico, el doctor Diego Cossu en Turín, un foniatra especializado en cantantes. Y finalmente encontró un diagnóstico: "En algún momento durante las funciones en Viena, uno de los pequeños capilares que atraviesan las cuerdas vocales se inflamó y provocó después una leve hemorragia. Y al no tener entonces un tratamiento adecuado, quedó un pequeño hematoma en la cuerda afectada, con la consiguiente inflamación". Se trata de una lesión minúscula, nada que ver con un nódulo o un pólipo, pero lo suficiente para impedir el correcto cierre de las cuerdas vocales, tal y como explica el propio tenor.

Camarena recibió un nuevo tratamiento médico y está realizando ejercicios de rehabilitación en sus cuerdas vocales, para favorecer la reabsorción natural del hematoma. Tras una semana con esas indicaciones, todo parece evolucionar conforme a lo esperado. "Pero me quedé con miedo a cantar, es evidente. Tengo la certeza de que pasará. Es una cuestión de disciplina, como siempre. Paso a paso, volveré a cantar como antes. De momento no he cantado, no puedo cantar, no me ha dado permiso el doctor aún". En las próximas dos o tres semanas debería observarse una franca evolución, pero ha sido inevitable que Camarena renuncie a su debut con Marino Faliero en Bergamo. "Yo no iba a estar tranquilo, por temor a una recaida. Quiero hacer las cosas bien hoy y asegurarme de que este periodo de rehabilitación sane por completo la lesión. Mi salud vocal es ahora mismo lo más importante para mí, lo demás vendrá después", terminaba apuntando el tenor.

Camarena añadía un último mensaje para los cantantes más jóvenes: "Aprendan a escuchar a su cuerpo, aprendan a escuchar a su voz y respétenla muchísimo. Este es su recurso, es su tesoro y hay que administrarlo de la mejor manera posible. Las oportunidades llegan, el trabajo está ahí, no dejen que la presión les haga ir en contra de sus propias sensaciones, en contra de su voz. Siempre les he dicho que el descanso es fundamental y ahora insisto en ello aún más, desde mi propia experiencia".

Foto: © Gemma Escribano / Platea Magazine