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Juanjo Mena y Joaquín Riquelme, con Ginastera, Hoffmeister y Prokófiev junto a la Sinfónica de Castilla y León

Del 11 al 15 de diciembre, la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCYL) ofrecerá su próximo programa de abono en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, dividido en cuatro turnos (días 11, 12, 14 y 15), debido a las restricciones sanitarias para intentar frenar el coronavirus covid19.

En él, la batuta de Juanjo Mena se unirá a la viola de Joaquín Riquelme para interpretar el Concierto para viola y orquesta en re mayor de Franz Anton Hoffmeister, en un programa que será completado por las Variaciones concertantes, op.23 de Alberto Ginasteria, y la Sinfonía nº1 en re mayor, op.25 "Clásica" de Serguei Prokófiev.

"Programa ecléctico con obras de tres compositores muy diferentes, si bien Ginastera y Prokófiev vienen a coincidir en su propósito de sublimar los elementos que toman como inspiración. Las Variaciones de Ginastera se encuadran en el llamado Nacionalismo subjetivo, en el que los elementos del folclore argentino son sometidos a un proceso de transformación, lo que da lugar a un material nuevo que, sin embargo, no pierde su carácter inicial.

Franz Anton Hoffmeister no es hoy un compositor muy conocido. Admirado en su época, con un extenso catálogo de obras, fue también un pionero de la edición musical. Su Concierto para viola ha alcanzado un lugar en el repertorio de este instrumento, pero en su momento no gozó de mucha popularidad debido a las limitaciones técnicas que aún presentaba la viola para ser explotada de forma virtuosística.

La figura de Serguéi Prokófiev arroja numerosas luces y sombras, como la de tantos otros compositores y artistas que tuvieron que crear bajo el régimen soviético. La primera de sus sinfonías, llamada “Clásica”, data del verano inmediatamente anterior a la Revolución de Octubre de 1917. En cierto modo esta obra fue resultado de la influencia del magisterio de Nikolái Cherepnín, quien alentaba a sus alumnos a estudiar y analizar a Haydn y Mozart, lo que no era habitual en los conservatorios rusos de aquel momento. Posteriormente Prokófiev explicaría que su intención en esta sinfonía era traducir el Clasicismo musical en un idioma específicamente del siglo XX. El resultado fue un ejercicio de elegancia, delicadeza y fina ironía".

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Foto: Molina Visuals.