Duron

Redescubriendo a Sebastián Durón

Semblanza del compositor alcarreño en el tercer centenario de su fallecimiento

Tal día como hoy, un 19 de abril de 1660, fue bautizado en la iglesia de San Juan de la localidad alcarreña de Brihuega uno de sus personajes más ilustres: Sebastián Durón y Picazo. Sin duda alguna, la figura de Sebastián Durón, casi desconocida por el público en general hasta los años 50 del siglo pasado, ha ido revalorizándose en los últimos tiempos. Hasta los años noventa, la obra que se conocía de Durón era muy fragmentaria. La primera grabación de obras del compositor briocense se hizo ya en 1967: el villancico Ya se ausenta mi Dios, interpretado por la Escolanía de Montserrat, y la Gaytilla de mano izquierda para órgano, a cargo de Julio M. García Llovera, ambas publicadas en distintos LP por el sello ARCHIV. A estas grabaciones le siguió en 1978 la del solo “Sosieguen, descansen” de la zarzuela Salir el Amor del mundo —su obra más grabada— por Montserrat Figueras, Jordi Savall y su Hespèrion XX. Ya en los años noventa, la difusión de la música de Durón recibió un nuevo impulso. En 1995 se grabó en Deutsche Harmonia Mundi, de la mano de Al Ayre Español y su director Eduardo López Banzo, el maravilloso lamento de Scila “Ondas, riscos” de la zarzuela Veneno es de amor la envidia, interpretado por la soprano Marta Almajano. A partir de entonces, el interés por la obra de Durón fue en aumento y empezaron a proliferar grabaciones de varias de sus tonadas, cantadas y villancicos sacros, además de algunas de sus obras en latín y algunos títulos de su obra escénica, como la zarzuela Salir el Amor del mundo o la ópera escénica La guerra de los gigantes, esta última representada recientemente en el Teatro de la Zarzuela.

Volviendo hacia atrás en el tiempo, conviene recordar quién fue Sebastián Durón y qué papel jugó en la historia de la música española para entender mejor al personaje. A Durón le tocó un momento de importantes transformaciones políticas y artísticas debido al cambio dinástico de los Habsburgo por los Borbones —lo que influiría en la forma de componer de Durón— y la consiguiente Guerra de Sucesión (1701-1714) —conflicto que acarreó graves consecuencias para nuestro músico—.

Tal y como hemos mencionado, Sebastián Durón nació en Brihuega en 1660. Su hermano, Diego Durón, fue también compositor y llegó a ser maestro de capilla de la catedral de Las Palmas de Gran Canaria. Tras pasar por diversas catedrales españolas (Zaragoza, Sevilla, Burgo de Osma, Palencia), la fama de S. Durón como organista y compositor llegó a tal extremo que el rey Carlos II le llamó para suceder en 1691 al organista José Sanz, que se jubiló ese mismo año. En poco tiempo Durón se convirtió en uno de los compositores favoritos de la corte madrileña, tanto de música religiosa como de música escénica. Durante esta etapa, tuvo la oportunidad de trabajar también para importantes casas nobiliarias, como la de los duques de Osuna, la de los condes de Salvatierra o la de los condes de Oñate. La ausencia del maestro de la Real Capilla oficial, Diego Verdugo, propició que las responsabilidades musicales fueran recayendo cada vez más en Durón, hasta que en 1701, con el advenimiento en España del primer rey de la dinastía Borbón, Felipe V, fue nombrado maestro de la Real Capilla y rector del Real Colegio de los Niños Cantores. 

Lo que parecía ser una prometedora carrera se vio truncada en 1706, cuando Durón fue arrestado, junto a otros capellanes de la Real Capilla —incluso el propio Patriarca de las Indias, Pedro Portocarrero, máximo responsable de esta institución— por haber manifestado su apoyo al archiduque Carlos, pretendiente a la corona española durante la Guerra de Sucesión. Tras su liberación, Durón se vio obligado a exiliarse al sur de Francia, pasando sus últimos años de vida entre Cambo-les-Bains, Pau y Bayona. Durante esta época estuvo al servicio de la reina viuda Mariana de Neoburgo, quien había establecido en Bayona una pequeña corte. Nombrado Limosnero Mayor y capellán de honor, Durón llegó a casar secretamente a la reina viuda con uno de los caballeros de su séquito. Como, al parecer, era uno de los miembros más anti-borbónicos de esa corte en el exilio, Durón llegó a ser espiado tanto por españoles como por franceses. Falleció en Cambo-les-Bains el 3 de agosto de 1716, posiblemente de tuberculosis.

En cuanto a la forma de componer de Durón, podemos decir que en su música confluyen muy diversas tradiciones, como las convenciones del drama mitológico hispano y del dramma per musica italiano, así como algunos elementos tomados de la música francesa, e incluso de la música procedente del área germana, tal y como apuntó Pablo L. Rodríguez. Hay que destacar, en este punto, el hecho de que, a diferencia de lo que ocurre con otros músicos que trabajaron en la corte (como Juan de Navas, José de Torres o Antonio Literes), Durón no se formó en el Real Colegio de Niños Cantores de la corte madrileña, sino que desarrolló una carrera de organista, como hemos mencionado anteriormente, en diversas catedrales españolas antes de ser llamado a la corte en 1691. Tenía, por tanto, un conocimiento de primera mano de los modos de componer que se practicaban en las capillas catedralicias españolas. Una vez instalado en la corte madrileña, Durón pudo conocer algunas de las partituras que Juan Hidalgo compuso para los textos mitológicos de Pedro Calderón de la Barca y que se repusieron durante la última década del siglo XVII. 

Otros modelos estéticos, sin embargo, se estaban imponiendo en la corte del último Austria español. La llegada de Durón a Madrid coincidió, debido a un proceso de renovación profunda de la imagen de la monarquía, con la llegada de diversos músicos y compositores venidos de diversas partes de Europa, como Italia, Flandes o la corte palatina de Düsseldorf. También la circulación de música entre Madrid y otras cortes europeas propició la asimilación de diversos estilos musicales por parte de los compositores de la corte madrileña. Con tal renovación estética, la corte española pretendió equipararse con lo que se estaba haciendo en otras cortes europeas y alejar la imagen de debilidad que estaba mostrando el por entonces monarca español, Carlos II. Gracias a esto proliferaron suntuosos festejos, con escenografías de gran aparato. De esta época es, por ejemplo, la comedia mitológica en tres jornadas Muerte en amor es la ausencia, con música de Sebastián Durón y poesía de Antonio de Zamora (1665-1727), en el que participaron variados instrumentos, como violines y un conjunto de cuatro clarines con timbales, y hasta una veintena de personajes.

Con el nuevo monarca Borbón, los gustos musicales de la corte parecieron encaminarse en un principio hacia el modelo francés. En 1701 llegó con Felipe V un conjunto de músicos franceses dirigido por el compositor Henry Desmarest, que fue nombrado ese año “maestro de la música francesa”. Gracias a ello, los músicos madrileños tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano, al menos por unos años, la música que se practicaba en Francia en la época. Los gastos de la guerra obligaron a prescindir de este conjunto de músicos en 1703, y Desmarest terminó por abandonar Madrid en 1706, justo el mismo año en que Durón tuvo que exiliarse. Fue durante estos años cuando Durón compuso la misa subtitulada “a la moda francesa”, sin duda una de sus mejores composiciones en el terreno litúrgico conocidas y en la que encontramos varias melodías basadas en los minués franceses, una danza que se estaba popularizando en la corte de Madrid desde finales del siglo XVII. Otros ejemplos de su música religiosa de gran formato, como las lamentaciones, obras de difuntos o misereres, escritas para varios coros e instrumentos, parecen recoger algunos elementos tomados de los grands motets franceses. La música escénica de Durón tampoco estuvo ajena a esta influencia francesa. Podemos apreciar las mismas melodías de danza, por ejemplo, en algunos números de La guerra de los gigantes (ca. 1701) o en la zarzuela Hasta lo insensible adora (1704). 

Sin embargo, la impronta italiana era muy fuerte entonces y acabó por acaparar el interés de la corte de Felipe V. Es muy probable que Durón fuera uno de los primeros en componer cantadas multiseccionales al estilo italiano, aunque con un esquema algo distinto, en el que se incluyen, además de recitados y arias, otros tipos de movimientos, como estribillos, coplas, seguidillas, fugas, minués o graves. Este tipo de cantada es el que se impondrá en España al menos durante las dos primeras décadas del siglo XVIII. Cabe recalcar en este sentido el papel fundamental que tuvo la aristocracia y nobleza española en la difusión de la música de estilo italiano en la corte madrileña. Aunque solo de manera esbozada, podemos citar algunos miembros de la nobleza que influyeron decisivamente en la italianización del ambiente musical de la corte, como la Princesa de los Ursinos, gran aficionada a la música de A. Scarlatti, María Remigia de Velasco, VI duquesa consorte de Osuna, quien poseía una importante colección de música italiana e incluso un teatro de ópera en su palacio, el IX duque de Medinaceli, uno de los impulsores de la creación de las academias arcádicas de Madrid, o el I conde de las Torres, responsable de la producción por primera vez en la corte madrileña de una ópera compuesta según las convenciones del dramma per musica italiano, Decio y Eraclea, representada en el Coliseo del Buen Retiro en 1708. 

Admirado en su época por su habilidad como compositor y el acierto con que ponía música a los festejos reales, objeto de duras críticas por su responsabilidad en la italianización de la música española y finalmente encumbrado al ámbito de la leyenda en los escritos nacionalistas del siglo XIX –se decía de él incluso que mantuvo un duelo musical con Lully—, Sebastián Durón permanece hoy a la espera de una justa valoración de su obra. A pesar de que sabemos que algunas de sus obras litúrgicas se siguieron interpretando hasta finales del siglo XIX, el interés hacia la figura de Durón terminó diluyéndose con el tiempo y su música se fue poco a poco olvidando.

Sin duda, la celebración del 300 aniversario de la muerte de Sebastián Durón marcará un nuevo impulso en la difusión y conocimiento de su obra. Recientemente, desde el proyecto Ars Hispana, hemos puesto en marcha una web dedicada a Durón [http://www.sebastianduron.com]. Con este granito de arena pretendemos ayudar a dar a conocer la vida y obra de Sebastián Durón, una figura clave en la historia de la música española.