Coronis TeatroReal 23 

Oh là là! !Barroco español! 

Madrid. 10/06/2023. Teatro Real. Durón: Coronis. Ana Quintans (Coronis), Isabelle Druet (Tritón), Cyril Auvity (Proteo), Victoire Bunel (Sirene), Anthea Pichanick (Menandro), Marielou Jacquard (Apolo), Caroline Meng (Neptuno). Le Poème Harmonique, Vincent Dumestre, dirección. 

Realmente afortunados hemos estado esta temporada en Madrid con la presencia de obras escénicas del siglo XVII y XVIII español, período habitualmente ignorado e injustamente menospreciado. Después de un brillante y muy cuidado Aquiles en Esciros de Corselli en el Teatro Real, vino un inteligentísimo montaje de La violación de Lucrecia del siempre estimulante Nebra en en Teatro de la Zarzuela, para acabar ahora con esta versión de concierto de Coronis de Durón, ofrecida por el estupendo conjunto francés Le Poème Harmonique dirigido por Vincent Dumestre. El origen es una coproducción de cinco teatros franceses que han representado la obra, y que se han encargado de revivir la ópera prácticamente en paralelo con Los Músicos de su Alteza, que fueron los que llevaron a cabo el reestreno de Coronis en el Auditorio Nacional en el 2019 para el ciclo de la CNDM. Importantísimo es este hecho de no quedarnos en el simple estreno en tiempos modernos, y que las obras tengan un recorrido, incluso mas allá de nuestras fronteras, como es en este caso. 

Coronis ha tenido que sortear numerosos enigmas, desde la propia autoría de la obra, antes atribuida a Antonio de Literes. El autor del texto y la fecha de composición tampoco venían reflejados en la lujosa copia conservada en la Biblioteca Nacional, y tampoco se sabe la ocasión para la que fue compuesta. La luz la han puesto los trabajos de investigación de Raul Angulo y Antoni Pons, que han determinado, por importantes detalles, que la obra es de Sebastian Durón.
El estilo y carácter de la obra es particularísimo: una amalgama de influencias provenientes de Italia y Francia, en plena Guerra de Sucesión, adheridas a tonadas y ritmos plenamente españoles. El resultado es una obra llena de bellezas en su interior, variada, a la vez arcaica y moderna, y que interpretada con la excelencia con la que fue expuesta en esta ocasión, vale mucho la pena conocer.
 
Vincent Dumestre y Le Poème Harmonique tocaron el cielo con su perfección. Siempre afinadísimos, con un constante aire estimulante, ofrecieron un trabajo impecable y depuradísimo en una obra que, al ser tan fragmentada y abigarrada, presenta una particular dificultad. La sensación fue siempre de un espectáculo que deja ver un amplio rodaje detrás, y un concienzudo periodo de ensayos. Ya desde el inicio de la obra la orquesta sonó conjuntada, plena de vitalidad, vibrante; con unos especiales y marcados contornos delimitados especialmente por el estupendo fagot y la percusión. Preciosos los diálogos entre violines primeros y segundos. A destacar el precioso cambio de color en el primer aria de Coronis “Cielos, que airados”, donde los oboes pasaron a tocar flautas de pico, y la belleza del momento quedó plasmada con total idoneidad en sus amortiguados ritmos apuntillados. Bellísima y sorprendente la siguiente aria de Coronis “Dioses, piedad”, sin duda uno de los puntos culminantes de la obra, plena de profundidad e inestabilidad armónica en sus esquinados retardos. 
 
La segunda parte comienza con un passacalle orquestal que desarrolla un melancólico motivo descendente tocado por la cuerda pasando inmediatamente después a una marchosisima jácara llena de ritmo y sabor español, donde la percusión y el improvisado solo de violín, junto a la guitarra y el arpa, fueron protagonistas. Particularmente sensual la manera de interpretar el aria de Coronis “Encienda la llama” con castañuelas, y muy bella el aria de Proteo “Lloré de gracia”, con sus flautas dulces, y su difuminado y vaporoso clima. Conmovedor el momento cuando Tritón es herido así como cuando éste canta el aria “Ya sacros cielos”, acompañado por los instrumentos de cuerda graves y arpa. Muy destacable también el último aria de Coronis “Premie mi amor”, con la cuerda en pizzicati.
Los coros (o ‘cuatros’ como se llamaban en la época) están llenos frecuentemente de ritmos ternarios que cambian de forma súbita y quebrada a binario empleando frecuentes hemiolias; y los personajes de Menandro y Sirene le dan un contrapunto ‘aldeano’ y cómico a la obra que contrarresta la seria intensidad de toda la parte de los dioses y las supuestas alegorías.
 
Adecuadísimos en estilo todos los cantantes, seguros, y fluidos en sus intervenciones, ademas de comprometidos actoralmente con el texto. Variada y consiguiendo dotar del protagonismo debido a Coronis Ana Quintans; incisiva y con expresiva dicción Isabelle Druet como Tritón; y musical y fluido en las partes rápidas Cyril Auvity como Proteo, aunque nasal y con emisión un tanto trasera. A buen nivel todos los demás solistas, dejando todos la sensación de un excelente y muy cuidado trabajo en equipo.
 
Mucho se está haciendo en nuestro país últimamente por nuestro barroco musical, y hay que dar gracias al Teatro Real por haber propiciado que el refinadísimo Coronis que han hecho nuestros vecinos haya tenido lugar entre nosotros. Sólo falta que aquí también sea normal que una opera/zarzuela española sea coproducida y llevada a los escenarios por varios teatros de nuestro país, como han hecho los franceses de Caen, Lille, Rouen, Limoges, y la Opéra-Comique de París, en eso, hay que reconocerlo, todavía nos llevan bastante delantera. Un pasito más, venga.
 
Foto: © Javier del Real | Teatro Real