Arvo Paert Universal Edition Eric Marinitsch m 

Arvo Pärt, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música y Ópera

El jurado internacional del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música y Ópera, como consecuencia de la crisis sanitaria del COVID-19, ha valorado telemáticamente las 37 nominaciones recibidas, concediendo el premio en esta duodécima edición al compositor estonio Arvo Pärt “por cultivar un lenguaje original que le ha llevado a crear un mundo sonoro único; una aproximación nueva a la música espiritual, especialmente coral, que reduce el material sonoro a lo esencial”. Al recibir la noticia de la concesión del premio, Pärt se ha mostrado “muy feliz y agradecido”.

Arvo Pärt nació en 1935 en Paide, Estonia, sólo cuatro años antes de que el Estado pasase a formar parte de la URSS. Estudió piano, flauta, oboe y percusión antes de cumplir los veinte años, edad en la que realizó sus primeros intentos compositivos. En 1954 inició su formación superior en composición, en el conservatorio de Tallin, que tuvo que interrumpir por el servicio militar obligatorio.

Se graduó en 1963, con una madurez formal reflejada en su "Sinfonía No. 1" (1963), mientras trabajaba como ingeniero de sonido en la radio estatal. Algunas de las piezas que compuso durante sus años de estudiante aún permanecen en su catálogo oficial, incluidas obras orquestales como "Nekrolog" (1960) o "Perpetuum mobile" (1963).

A finales de los sesenta, su música destaca por una utilización muy personal de la técnica del collage, aunque más oscura y dramática, unida a una gran influencia de la tradición barroca, en composiciones que reflejan una lucha interior entre dos mundos contrapuestos. La máxima expresión de este diálogo interior es "Credo" (1968), que supuso un punto de inflexión en su obra y en su vida. El estreno de esta pieza fue un auténtico acontecimiento para el público asistente, que la ovacionó hasta conseguir que se interpretase íntegramente una vez más. Sin embargo, el Estado soviético consideró peligrosos a la obra y a su creador por su espíritu innovador y por hacerse eco de una visión espiritual y sensible capaz de resonar con la audiencia.

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