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Valores seguros

 
Unos días después después de que la ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera) presentara su nueva temporada, me propongo repasar en estas líneas lo que, a mi parecer, es lo más destacable de las propuestas planteadas. Uno de los posibles “reproches” que se le podría hacer a la temporada 65 de ABAO  es que, como la actual -que acabará con las representaciones de El barbero de Sevilla en el presente mes de mayo- sea una temporada completamente italiana y centrada en el s. XIX. Efectivamente, se puede argumentar, una de las óperas anunciadas, Don Giovanni, es de un autor austriaco y del s. XVIII, pero es una obra con un claro espíritu italiano impuesto por el idioma y el impecable libreto de Da Ponte y que en sus magistrales maneras anuncia el siglo siguiente. Pero Cesidio Niño, director artístico de ABAO, en la interesante entrevista que concedió a esta revista, nos daba alguna de las claves por las que la Asociación se inclina por este repertorio. Es muy comprensible que ante la actual situación económica y las dificultades de financiación existentes se opte por buscar títulos conocidos y rentables. Y si no son tan conocidos (estoy pensando en Lucrezia Borgia o Stiffelio) por lo menos tengan el tirón de autores reconocidos. Niño apunta que en futuras temporadas se abrirá más el abanico de idiomas y de repertorio y eso será un acierto. Porque si, cómo explica la nota de prensa de presentación de la nueva temporada, uno de los objetivos de ésta es la “internacionalización” de la ópera de Bilbao para atraer otros públicos (se habla de vender paquetes turísticos que incluyan, junto a otros atractivos de la ciudad, una entrada a la ópera) una manera de conseguirlo es programando óperas poco frecuentes que atraerán a un aficionado diferente, que busca esos títulos que se salen del repertorio más representado.
 
Otra manera de atraer a público de fuera del área geográfica de influencia de ABAO es una característica que es sello de la casa: la calidad de los cantantes anunciados. A lo largo de los años que llevo comentando las temporadas de Bilbao siempre he destacado la apuesta por las voces de prestigio que se tiene en la Asociación. Es, me atrevo a decir, el apartado más mimado de la programación. Luego el resultado puede ser más o menos el deseado. Depende muchas veces, como también comenta Niño, de cómo el cantante se enfrente al que en tantas ocasiones se ha llamado “el temible espacio del Euskalduna”. Voces que seguramente en otros teatros saldrían victoriosas se han visto lastradas aquí por las dimensiones del teatro o por una producción poco adecuada y que permita que se pierdan sonoridades. Pero la mayoría de las veces hemos podido disfrutar de buenos repartos que han satisfecho las expectativas. En los que se nos presentan este año destacaría, para comenzar, el dúo que defenderá la Lucrezia Borgia. Celso Albelo y Elena Mosuc nos dejaron muy buen sabor de boca en I Puritani y seguramente lo volverán a hacer con la obra de Donizetti. Repite también en la dirección el maestro Pérez Sierra. Javier Camarena es, junto a J.D. Flórez, referente mundial en los papeles como el de Don Ramiro, y José Mª Lo Monaco, que debuta en ABAO, es una mezzo con muy buenas críticas en el papel principal de La Cenerentola, el segundo título de la temporada. Roberto Aronica ya ha cantado otros papeles verdianos en el Euskalduna, como por ejemplo su D. Álvaro de la Forza o el Foresto de Attila, y esperamos que repita éxito como protagonista de Stiffelio (título dentro del Tutto Verdi) donde le acompañará Angela Meade que demostró su gran calidad en el Requiem del pasado abril. Sorprende que aún no se sepa quien encarnará a Don Giovanni en la ópera homónima de Mozart. Sabiendo con qué antelación cuadran sus agendas los cantantes parece lógico pensar que la opción que manejaba la dirección artística se ha caído y se está buscando un sustituto. Esta postura me parece más honesta que anunciar un nombre que se sabe que luego no cantará, como pasa a veces en algunas programaciones. El resto del reparto es casi todo nacional (Simón Orfila, María Bayo o Davinia Rodríguez, entre otros), una buena opción que se repite en el resto de las óperas con nombres tan solventes como Manuel de Diego, Marta Ubieta, Mikeldi Atxalandabaso, Mª José Suárez, Manel Estévez o Francisco Vas. Estos últimos acompañan al gran reparto que cierra la temporada con Andrea Chenier: Gregory Kunde (un debut más en su carrera y en Bilbao), Anna Pirozzi y Ambrogio Maestri. Por cierto este Chenier será la única producción propia de ABAO (coproducida con el Festival de Perelada) de la temporada.  
 
Una apuesta de ABAO que me ha parecido muy interesante a lo largo de estos años ha sido su Opera Berri: funciones concretas dentro de los títulos programados  en las que cantan los papeles principales jóvenes profesionales que tienen así la oportunidad de demostrar su valía en un gran teatro, además con un precio más popular que el resto de las representaciones. Esta vez sólo habrá una de estas funciones. Será en La cenerentola con Carol García y Eleazar Rodríguez como protagonistas. Durante estos últimos años el foso del Euskalduna ha sido visitado, casi equitativamente, por la Sinfónica de Euskadi, la Sinfónica de Navarra y la Sinfónica de Bilbao. Parece que en la nueva temporada ABAO apuesta, creo que jugando sobre seguro, por ésta última que cubrirá cuatro de los títulos programados. Sólo escucharemos a la Sinfónica de Euskadi en Lucrezia Borgia. Los podios, como casi siempre en estas temporadas bilbaínas, son ocupados por directores especialistas en el repertorio ofrecido. Destacaría entre los que aparecerán la próxima a Antonello Allemandi y a Keri-Lynn Wilson. El Coro de Ópera de Bilbao, dirigido por Boris Dujin, volverá a formar parte imprescindible de las representaciones.
 
Siempre que he comentado una presentación de temporada de ABAO he destacado uno de los apartados que creo más interesantes en su labor como asociación: la promoción de la ópera entre públicos más jóvenes con el programa Abao Txiqui, verdadera punta de lanza para dar a conocer el género a los más jóvenes, tanto en el ámbito familiar como en el escolar. Destacan en la programación El sastrecillo valiente, El superbarbero de Sevilla o El guardián de los cuentos, todas ellas representadas en el Teatro Arriaga. Además, este año parece que se acomete una apuesta más decida por acercar a públicos más jóvenes al Euskalduna reduciendo más 60% las entradas y abonos para menores de 30 años en las funciones generales y también en los ensayos generales. También querría llamar la atención sobre una actividad puesta en marcha este año: el programa Opera y + que, copio literalmente, “busca contribuir a través de la música y la ópera al bienestar emocional de los pacientes y familiares de las áreas de nefrología, pediatría y neonatología del hospital Universitario de Cruces”. Encomiable labor.