OCNE Mena Beethoven9 2020

 

Bonn - Madrid - Vitoria 

Madrid. 19/12/2020. Auditorio Nacional. Beethoven: Sinfonía no. 9. Orquesta y Coro Nacionales de España. Lucy Crowe (soprano). Cristina Faus (mezzosoprano). Christian Elsner (tenor). Audun Iversen (bajo-barítono). Juanjo Mena, dirección musical.

La universalidad de la música de Ludwig van Beethoven sigue siendo hoy en día su mejor valor, su mayor activo. Si sus partituras trascienden todavía las fronteras, sin entender de nacionalidades o ideologías, es precisamente por ese sinpar canto a la fraternidad que fue irrigando toda su obra, aunque de manera especialmente significada en el caso de su Sinfonía no. 9, con el consabido remate coral a partir de los versos de Schiller. Quién le iba a decir, si no, a un maestro vitoriano como Juanjo Mena, que tendría el lujo y la responsabilidad de dirigir esta obra, cuatro días consecutivos, al frente de la Orquesta y el Coro Nacionales de España, precisamente en la semana del aniversario del genio de Bonn. El director español regresaba a Madrid para hacer de la necesidad, virtud, con una plantilla orquestal realmente escueta, lejos de lo que tenemos acostumbrado ver y escuchar para esta partitura. A buen seguro la pandemia nos hará valorar más este tipo de enfoques, lejos de esas Novenas con ocho contrabajos y una cuerda gruesa y ampulosa. Beethoven no está ahí, su espíritu desde luego no necesita esa grandilocuencia para hacerse oír.

En líneas generales acertó Mena con tiempos, dinámicas e intensidades, cuajando una Novena de lectura vitalista y enérgica, con espacio para la pura contemplación de la belleza (esmeradísimo así el Adagio, seguramente lo más logrado de toda la interpretación). Fue no obstante una lástima el parón para afinar los atriles entre el tercer y el cuarto movimientos. La sinfonía gana sin duda en consistencia y en narratividad cuando se ejecutan sin solución de continuidad. El Coro Nacional preparado por Miguel Ángel García Cañamero -y no tan mermado de integrantes como pudiera suponerse de antemano- sonó fantástico, a pesar de su dispersa ubicación en la sala del Auditorio Nacional, en una disposición que añadió a la postre un elemento de teatralidad a esta Novena en tiempos de pandemia.

La Orquesta Nacional de España está en buena forma. No suena virtuosa, no asombra, pero convence. Las cuerdas fueron ganando en incisión y estimulo, con un fraseo cada vez más esmerado, dejando atrás algunos titubeos observables al inicio del primer movimiento. Su denodado esfuerzo acabo por dar frutos, sobre todo en un vigoroso Scherzo, de agitada y vibrante articulación. No en vano en los saludos finales, como ya hiciera este verano en el Festival de Granada, Juanjo Mena puso en valor la mermada plantilla: tres contrabajos, cinco violonchelos, seis violas y una quincena de violines. Los vertiginosos últimos compases de la Novena, llevados casi al galope por el maestro vitoriano, demostraron que a veces no hace falta ser más sino hacer las cosas con pasión y entrega. En este sentido, es de justicia poner en valor la excelente labor de liderazgo por parte del concertino Miguel Colom. 

Discreto, por último, el cuarteto vocal, situado en las localidades de coro, lo que penalizó la proyección de sus voces. Hubo manifiestos problemas de afinación en el caso de la soprano Lucy Crowe, visiblemente incómoda además con la mascarilla; Cristina Faus dio muestras de su buen hacer, aunque resultó apenas audible en mitad de la masa coral; no sonó en absoluto desahogado el tenor Christian Elsner, con evidentes problemas en el tercio agudo de su parte; fue, en fin, el bajo Audun Iversen la voz más satisfactoria, sonando sin apreturas y con firmeza. Si ya de por sí es ingrata esta partitura para las voces, imagino que la mascarilla lo vuelve todo aún más incómodo, por lo que no cabe mayor severidad esta vez con el desempeño de los solistas, que bastante tenían ya con las sobrevenidas circunstancias.