Anduaga Elena Cherkashyna

UNA ESTRELLA

22/12/2020. Pamplona. Teatro Gayarre. Obras de Rossini, Donizetti, Verdi y Sorozábal, entre otros. Xavier Anduaga (tenor). Andrezj Filończyk (Barítono). Sofía Esparza (soprano). Itsaso Loinaz (soprano). Patxi Aizpiri, piano.

El inicial rumor ya se ha convertido en voz clamorosa y se está extendiendo por el mundo lírico: ha nacido una estrella. No queremos decir que Xabier Anduaga vaya a ser una estrella mundial por que sí ya que conocemos que la carrera de un cantante está sujeta a mil avatares, entre ellos, tener carácter y determinación para no tomar –demasiadas- decisiones incorrectas durante la vida profesional. Pero Anduaga tiene todas los mimbres necesarios para hacer una carrera profesional notable: una voz extraordinaria, un timbre hermoso y un soporte técnico notable. De aquí en adelante, mucho de lo que ocurra será consecuencia de sus decisiones. Le deseo lo mejor porque una voz así es un lujo.

El recital ofrecido por la Asociación Gayarre de Amigos de la Ópera (AGAO), sustitutivo de la –por ahora- dificultosa representación de títulos de ópera y zarzuela se baso en dos figuras prometedoras. El ya citado tenor donostiarra (1995) y el barítono polaco Andrezj Filonczyk (1994); como invitadas, dos sopranos navarras: Sofía Esparza (1994) e Itsaso Loinaz. Como ha podido comprobarse, todos ellos muy jóvenes, lo que hacía del recital algo aun más interesante y tras los previamente anunciados noventa minutos, que se cumplieron con exactitud británica, solo podemos rubricar que fue un acierto el asistir y apostar por ellos.

Xabier Anduaga tiene todo a favor, excepto la experiencia y el carisma, que tienen que llegar con el tiempo. Un agudo límpido, de enorme naturalidad y con apariencia de suficiencia insultante y un físico que se adecua a todos los personajes que interpretó en el recital. De poder apuntar algo, el fraseo algo rutinario –el ejemplo más evidente fue el de la verdiana La donna é mobile-, falto de intención y quizás el pecar de cierto efectismo. Sin embargo esto no hace palidecer lo que fue una interpretación emocionante de las páginas rossinianas –el dúo con Figaro de Il barbiere di Siviglia-, la celebérrima aria de La fille du regiment, con los susodichos nueve Dos de pecho nada más iniciar el recital o su zarzuelera No puede ser, excelsa de caracterización.

Anduaga Elena Cherkashyna

No le anduvo a la zaga el barítono polaco Andrezj Filończyk, otro joven suficientemente preparado, de voz hermosa, agudo fácil, graves suficientes y caracterización adecuada. Quizás en su debe que alguna de sus piezas elegidas no fue muy adecuada, por ejemplo la página de Belcore de L’elisir d’amore. Lo mejor, su cavatina de entrada de Fígaro de Il barbiere di Siviglia y el aria del acto I de I puritani así como constatar que es de agradecer la aportación de un repertorio por aquí ignoto cual es el aria que interpretó de forma brillante de Halka, la ópera polaca más representativa, compuesta por Stanislav Moniuszko.

En un segundo nivel en cuanto a la participación nos encontramos a Sofía Esparza e Itsaso Loinaz. La primera, ya iniciada una interesante carrera internacional, estuvo brillante en la escena de Julieta de I Capuleti e i Montecchi. Loinaz eligió una canción andaluza como centro de su actuación, en la que estuvo intencionada, además de una muy adecuada Là ci darem la mano. Patxi Aizpiri acompañó correctamente desde el piano en un muy medido segundo plano, sin que tuviera oportunidad de ofrecer ninguna página solista.

El concierto oficial finalizó y a requerimiento del público hubo un bis que, permítaseme decirlo, me pareció bastante hortera. Vale que estemos en Navidad y parece existir una barra libre tradicional en esto de los cantos navideños pero ¿no es acaso Navarra tierra de encuentro de culturas diversas y dueña de piezas musicales peculiares para que tengamos que soportar un mix musical propio del mundo yankee? La respuesta del público fue de fervor medido y creo que  ello coadyuvó la frialdad transmitida desde el escenario. Una cosa es que con el coronavirus tengamos que respetar distancias de seguridad y otra es que en hora y media larga de concierto no hubiera ninguna aproximación al público en forma de palabra, felicitación y/o comentario. En este sentido creo que las cosas se pueden hacer mejor. Por ello, y aunque los comentarios eran de sorpresa positiva, en cualquier otro teatro –y quizás, en otro momento histórico- los bravos hubieran sido atronadores.

Por otro lado, dadas las dificultades existentes para ofrecer al espectador un programa de mano con el repertorio detallado no hubiera estado de más que la AGAO y el teatro hubiera colocando los sobretítulos con una información siquiera somera de la pieza que se estaba interpretando.

Fotos: © AGAO