Hathor Consort

Iluminar la música 

Barcelona. 12/05/21. Capella de Santa Àgata. Festival Llums d’Antiga del Auditori. F. Caccini, G. Frescobaldi, I. Leonarda, G. Kapsberger, C. Sessa, B. De Selma, B. Strozzi y B. M. Meda. Hathor Consort y Hana Blažíková, soprano.

Con una hermosa Capella de Santa Àgata llena, dentro de las medidas del 50% de aforo por los protocolos establecidos, la inauguración de la tercera edición del Festival Llums d’Antiga de l´Auditori de Barcelona no pudo ser más satisfactoria. Se presentó en el Festival el reconocido Hathor Consort, con una de las voces especialistas de la llamada Música Antigua más reconocidas de los últimos años, la de la checa Hana Blažíková (Praga, 1980).

El programa, centrado en composiciones de mujeres del seicento italiano, tenía todo el atractivo con el que el Festival se ha caracterizado desde sus inicios: rescate de partituras olvidadas, conjuntos especialistas y patrimonio arquitectónico como sede de los conciertos. Robert Brufau lo comentó en la presentación en rueda de prensa del Festival, es una apuesta sólida del Auditori con clara expansión en el futuro pues la respuesta del público ante las propuestas escogidas cuelgan el sold out concierto tras concierto.

Las razones por las que este tipo de música y artistas tiene tanto tirón debería hacer pensar a los programadores. Entre tanta sobredosis de música del repertorio romántico, el barroco hace hace tiempo ya, y la música del s. XX y la contemporánea, se antojan oasis sonoros en los que un público deseoso de disfrutar de un repertorio alternativo cumple sus expectativas, lejos del star system más manido.  La libertad interpretativa que ofrecen lecturas de conjuntos especialistas, la frescura de una música poco conocida y la excelencia de los intérpretes hacen de este tipo de propuestas un referente y este concierto inaugural fue una hermosa prueba de ello. 

El Hathor Consort se presentó en esta ocasión formado por Romina Lischka, fundadora del conjunto, a la viola de gamba y como directora artística, las violinistas Sophie Gent y Alba Roca, Maude Gratton al clave y al órgano y Daniel Zapico a la tiorba y a la guitarra barroca. El programa, formado por doce obras, fue intercalando piezas vocales, con la cristalina y delicada voz de Hana Blažíková, con piezas instrumentales donde cada solista se pudo lucir en solos de gran calidad musical. 

Así brilló la gracilidad de Maude Gratton en su solo de clave con la Toccata prima (secondo libro primo) de Girolamo Frescobaldi o la musicalidad del violín de Sophie Gent en la Sonata en re m de Isabella Leonarda, en sus cuatro movimientos, acompañada por la tiorba, el órgano, el clave y la viola de gamba. También tuvo su momento solista Daniel Zapico a la tiorba con una atractiva Passacaglia de Kapsberger tocada con estilo y demostrando la modernidad del barroco.

Pero si hubo un momento solista que destacó sobremanera fue la excelsa expresividad de Romina Lishka con la viola de gamba en Susanne un jour del compositor español Fray Bartolomé de Selma y Salaverde. La austríaca, acompañada por el clave y la tiorba dio una soberana lección de fraseo, virtuosismo, elegancia y técnica. Lishka demostró porqué es la cabeza visible del conjunto pues posee esa luz especial que acaparan las instrumentistas dotadas de un talento que parece innato.

Enlazando todo el programa a modo de voz angelical, lució técnica, belleza tímbrica, estilo y un ángel especial la soprano Hana Blažíková. Desde el inicio con la bella O chiome belle, canzonetta de la fiorentina Francesca Caccini, acompañada por todo el conjunto, pasando por el motete sacro de la monja milanesa Claudia Sessa: Occhi io vissi di voi aquí con la tiorba, o en la extensa y maravillosa Cantata L’Heraclito amoroso de Barbara Strozzi, la checa dio un recital de buen gusto con un sonido siempre nítido, una afinación perfecta y la expresión justa.

Un programa medido al milímetro de una hora de duración que finalizó con el seductor motete Cari Musici de la compositora italiana y monja benedictina Bianca Maria Meda.  El Aleluya final del Cari Musici sonó a gloria conclusiva pues el público aplaudió con enérgica generosidad hasta conseguir como bis, la repetición de la primera canzonetta O chiome belle, un eterno retorno musical para una fantástica y vívida inauguración.