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Rompiendo la zona de confort

Pamplona. 12/01/2023. Auditorio Baluarte. Sofia Gubaidulina: Fairytale Poem. Piotr I. Chaikovsky: Variaciones sobre un tema rococó, op. 33. Louise Farrenc: Sinfonía nº 3 en sol menor, op. 36.  Pablo Ferrández (violoncelo) y Orquesta Sinfónica de Navarra. Dirección musical: JoAnn Falletta.

Muchos melómanos, al menos muchos aficionados a la música clásica, viven cómodamente aposentados, podríamos decir que blindados, en su zona de confort; de ella apenas salen y cada vez que son impelidos a visitar las tierras del exterior se sienten las más de las veces desvalidos e incómodos; las menos, son sorprendidos con el descubrimiento de una nueva obra, un nuevo artista, una nueva estética o un nuevo lo que fuere.

En muchas ocasiones se ha acusado a los organizadores de eventos de música clásica de estar así mismo apresados por la misma comodidad del confort otorgado por esta zona, con la excusa de que así se aseguran un público acomodado, fiel y dadivoso en sus apreciaciones; y cualquier tentación de salir de la misma se interrumpe de forma abrupta apelando a la necesidad de llenar las salas, equilibrar presupuestos, respetar el gusto mayoritario del público –el mismo gusto que el confort mencionado ha ido surgiendo- o la necesidad de dosificar el caminar por las tierras inexploradas.

Por otro lado, aquellos que claman/clamamos por la necesaria valentía para proponer algo infrecuente en cualquier género son/somos acusados muchas veces de ejercer el mero postureo, de simular querer tener un conocimiento mayor del repertorio y/o de camuflar su/nuestra pedantería en el aparente disfrute de las estéticas infrecuentes.

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Dicho todo esto este programa de la Orquesta Sinfónica de Navarra puede ser calificado de muy curioso en su construcción y ha supuesto un empujón nada desdeñable para que los abonados a la entidad pudieran conocer dos obras tan infrecuentes como la inicial y la final del concierto que nos ocupa, a saber, Fairytale Poem, de Sofia Gubaidulina y la Sinfonía nº 3 en sol menor, op. 36, de Louise Farrenc, obras de dos mujeres. La primera de ellas, compuesta por la gran dama de la composición actual, quizás la compositora más importante –con permiso de Kaija Saariaho- del mundo actual; a segunda,… ¿puedo reconocer en estas líneas que hasta hace unas pocas semanas ni siquiera sabía de la existencia de la compositora francesa Louise Farrenc? 

En 1847 en apenas seis meses fallecieron los hermanos Fanny y Felix Mendelssohn, figuras indiscutibles de la historia de la música; en el mismo año se publicaron Cumbres borrascosas, de Emily Brontë o Jane Eyre, de Charlotte Brontë. También vio la luz Miseria de la filosofía, de Karl Marx. Ese mismo año se inauguró en Barcelona el Gran Teatre del Liceu y en París una señora casada y madre, pianista y empresaria –hoy en día se le llamaría emprendedora- que respondía al nombre de Louise Farrenc estrenó su tercera sinfonía, que tuvo un éxito considerable. Esta ha sido precisamente la obra principal del sexto concierto de abono de la OSN.

En resumen, estamos ante un concierto de tres compositores distintos –dos de ellas mujeres, lo que hace de este concierto algo excepcional-, que están estructuradas de forma peculiar aunque reconozco no haber sido capaz de encontrar un hilo conductor entre las composiciones propuestas, si lo hubiere. Está desarrollado bajo la batuta de otra mujer, la estadounidense JoAnn Falletta, conocida por sus muchas grabaciones –entre otras- de obras de compositores contemporáneos de su país así como de obras mujeres ignoradas por el establishment discográfico durante décadas. 

Vaya por delante que la tercera sinfonía de Farrenc es interesante; anunciados cuarenta minutos en el minúsculo programa de mano, la versión de Falletta apenas llegó a los treinta y dos; la obra desprende al mismo tiempo un aire de simplicidad y clasicismo, de ingenuidad y pulcra escritura que invita a volver a escucharla. Casualmente la Orquesta Sinfónica de Bilbao la anuncia para el próximo mes de marzo dentro de uno de sus programas de abono en otra propuesta cuando menos curiosa: Farrenc, Ravel y Falla.

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La primera parte del concierto se abrió con la obra breve Fairytale Poem, de Sofia Gubaidulina, de apenas diez minutos en la que la orquesta de cuerda rodeada por una breve sección de viento, piano, arpa y percusión dibuja sensaciones musicales que apelan a lo misterioso del mundo de las hadas.

La concesión popular ha sido una de las obras más conocidas de Piotr Ilich Chaikovsky, las Variaciones sobre un tema rococó y en la que descolló el trabajo de Pablo Ferrández que en perfecta compenetración con la directora deslumbró al respetable tanto por su técnica como por los contrastes rítmicos creados. La fervorosa reacción del público provocó que el solista nos obsequiara con dos propinas.

La propuesta de la Orquesta Sinfónica de Navarra ha sido muy interesante tanto por abrirnos el espectro de compositores y obras como por la sentida interpretación. Una pena que el auditorio tuviera tantos huecos aunque ya se sabe que la zona de confort es muy absorbente.

Fotos: © Iñaki Zaldua