Herreweghe Palau23 A.Bofill 

Contener la respiración

Barcelona 31/03/23. Palau de la Música Catalana. Ciclo Palau Bach. Pasión según San Juan, BWV 245. Reinoud Van Mechelen, Evangelista. Kresimir Stražanac, Jesús. Philipp Kaven, Pilatus. Dorothee Mields, soprano. Alex Potter, alto. Guy Cutting, tenor. Peter Kooij, bajo. Giacomo Serra, Petrus. Magdalena Podkościelna, Ancilla. Peter di-Toro, Servus. Collegium Vocale Gent. Philippe Herreweghe, director musical.

Hay obras que se viven y parece que no pudiera ser de otra manera, como una gran respiración continuada, sin pausa, orgánica, fluida y como una poderosa ola musical que nos envuelve y nos transporta. Sin duda La Pasión según San Juan, de J. S. Bach es una de esas obras. Si la interpretación está a la altura de la partitura, como fue el caso, esa respiración se vuelve en contención al final de la escucha de la misma, pues el grado de reflexión musical, de conexión espiritual y de hedonismo musical que brinda, lleva sin remedio a una catarsis artística inolvidable.

Retenida todavía en la memoria la impresionante recreación que de La Pasión según San Mateo de Bach, que dirigió en estas mismas fechas Philippe Herreweghe en el Palau de la Música Catalana el año pasado, se notó en el ambiente la expectación por vivir este dípitico de Pasiones por el que para muchos es el gran especialista bachiano actual, con permiso de Gardiner o Ton Koopman.

Desde el palpitante primer numero coral, Herr, unser Herrscher, Herreweghe mostró la lineas de una dirección donde la teatralidad trascendente del texto y su mensaje obtuvo una respuesta evanescente y ponderada desde un coro que fue una pura delicia. Por su parte, la formación instrumental desgranó la maravillosa partitura con una serenidad en la ejecución que dejó al descubierto la virtudes de los solistas de flautas, oboes y fagots, así como la serena autoridad de la concertino Christine Busch. Magníficos a su vez los componentes del bajo continuo, destacando la viola de gamba, aterciopelada y expresiva de Romina Lischka. 

Compenetrados, atentos a las mil inflexiones vocales y con tres nombres destacados entre los protagonistas solistas: el evangelista del tenor belga Reinoud Van Mechelen, el contratenor británico Alex Potter y la soprano alemana, habitual colaboradora de Herreweghe, Dorothee Mields. Van Mechelen, demostró tener la particella de Evangelista medida al milímetro, dosificó los colores, las texturas y la expresión de su testimonio narrativo con una gracilidad vocal de primera línea.

En el paradigmático momento en el que se describe el llanto de Pedro, al volver a negar a Jesús, antes del canto del gallo, el tenor belga mostró la maestría de la expresión hecha música con las trascendentales: Da gedachte Petrus an dieWorte Jesu, und ging hinaus und weinete bitterlich. Fue uno de esos momentos donde orquesta y voz se fusionaron con esa magia certera y única que solo los grandes intérpretes, Van Mechelen, Herreweghe y los Collegium Vocale Gent, pueden conseguir y que parece un sello de la casa del maestro nacido en Gante en 1947. 

Así fue también con la última aria de soprano solista cantada por Mields de manera soberbia: Zerflieβe, mein Herz, donde de nuevo, la unión de la voz solista de la soprano se fundió con la orquesta de manera galvanizante, como si de una alquimia sonora se tratara, una pura maravilla. Por último el inglés Alex Potter supo estar a la altura de la paradigmática Es ist vollbracht, con ese punto exacto de metal, color y expresión. 

Entre el resto de intachables solistas destacó la veteranía del bajo neerlandés Peter Kooij, aún con la evidente pérdida de solidez vocal, con un timbre ya mate y de proyección limitada. El Jesús del bajo-barítono croata Kresimir Stražanac, de nobles resonancias vocales, o la seductora emisión y musicalidad del tenor británico Guy Cutting, quien protagonizó otro de los momentos intemporales de esta Pasión, el aria Erwäge,wie sein blutgefärbter Rücken