Dos reinas, dos rivales, dos extraordinarias voces
Ámsterdam. 6/05/2023. Teatro Nacional de la Ópera. Donizetti. Maria Stuarda. Kristina Mkhitaryan (María), Aigul Akhmetshina (Elisabetta), Ismael Jordi (Leicester), Aleksei Kulagin (Talbot). Coro del Teatro Nacional de Ópera.Orquesta de Cámara de Holanda. Dirección de escena: Jetske Mijnssen. Dirección Musical: Enrique Mazzola.
El fuerte del dramaturgo romántico alemán Friedrich Schiller no podemos decir que fuera la autenticidad histórica. Su visión de los últimos meses de la vida de la reina escocesa María Estuardo no tiene nada que ver con la realidad pero sí que aporta los tintes dramáticos necesarios para construir una obra teatral que daría lugar a libretos operísticos entre los que el que ha pasado a la posteridad es el firmado por el ahora olvidado Giuseppe Bardari pero en el que el compositor Gaetano Donizetti metió baza sin miramiento, hasta el punto que puede considerarse un libreto suyo. Y es que la figura de la Estuardo y su trágica vida ha sido una fuente inagotable para artistas de diversos géneros. Stefan Zweig comenta, en su estupendo libro sobre la reina, que ha habido pocos personajes en la historia que hayan levantado tanta controversia como el de María, condenada por unos y defendida por todos. La ópera que Donizetti le dedicó, dentro de lo que ahora llamamos la trilogía Tudor (Anna Bolena y Roberto Devereux son las otras) y que nunca fue pensada así por el compositor, forma parte de las obras que nos dan una imagen positiva y reivindicativa de la Estuardo. Su rival en la historia y en la ópera fue Isabel I Tudor, otra de las grandes figuras que han inspirado a multitud de artistas, no sale tan bien parada. Son, para Donizetti, dos reinas y dos rivales en la política y en el amor y para ellas creó el maestro de Bérgamo una partitura llena de retos y dificultades vocales.
Estas dificultades fueron solventadas con un extraordinaria nota por las dos protagonistas de Maria Stuarda que se puede disfrutar este mes de mayo en la Ópera Nacional de Holanda en Ámsterdam. Kristina Mikhitaryan demostró ser una intérprete ideal para el papel principal de la obra. Su voz de lírica pura, con increíbles ascensiones al agudo, se adaptó como un guante a la escritura de Donizetti. La soprano no tiene ninguna dificultad en toda la tesitura y tiene proyección y bello timbre. Destacó en todas sus intervenciones (estupenda fue su actuación en el dúo con Elisabetta cuando le lanza la tremenda frase de Figlia impura di Bolena) pero destacaría sobre todo su increíble escena final, tremendamente dramática y perfectamente cantada y con un bellísimo Di un cuor che muore. Podremos ver a la cantante rusa el próximo septiembre abriendo, con el reparto alternativo de Eugene Onegin, la nueva temporada del Gran Teatre del Liceu de Barcelona.
Excelente trabajo también el de Aigul Akhmetshina como Elisabetta. Poseedora de un instrumento rico en matices, carnoso, elegante y de gran volumen su reina de Inglaterra bascula entre el odio y el deseo de buscar una reconciliación con su prima. Todas sus intervenciones fueron excelentes y ya en Ah, quando all'ara scorgemi demostró su calidad.
Buen trabajo como Leicester del siempre destacado Ismael Jordi. El tenor andaluz tiene la voz y el arte adecuados para llevar a buen término estos papeles masculinos de la trilogía Tudor como está demostrando aquí, en Ámsterdam, (donde hizo la temporada pasada Anna Bolena y donde hará el próximo año Roberto Devereux) o en Sevilla donde tuvo una intervención de muchísimo nivel en el papel de Devereux el pasado mes de noviembre. Destacar su dúo con María en la escena del parque de Fotheringay o su presentación con Era d’amore l’immagine donde, con Elisabetta, consiguió unde los momentos más elegantes y bellos de la representación.
Grandes secundarios, como Simon Mechlinski en el papel de Cecil o Sìlvia Sequeira como Ana, acompañaron a los protagonistas. Destacar especialmente a Alexei Kulagin que nos brindó un excelente Talbot, destacando su trabajo en el dúo con la Stuarda en la conocida escena de la confesión. Espectacular el coro de la Ópera Nacional de Holanda, que demostró su altísimo nivel en Vedeste? Vedemmo. O truce apparato! ese pasaje coral del tercer acto que marca un camino que seguirá Verdi en sus primeras óperas.
Enrique Mazzola es el director de la Lyric Opera de Chicago, una de los teatros operísticos más importantes de Estados Unidos. El italiano es el encargado, en tres temporadas seguidas, de dirigir la Trilogía Tudor en Ámsterdam, una coproducción que comparten Les Arts valenciano y el San Carlo napolitano. Gran conocedor de este repertorio levantó un andamiaje musical de gran calidad y donde la transparencia de su lectura, rica y vistosa, fue lo más destacado. Siempre atentísimo al escenario, dió cada entrada sin dejar de llevar con decisión y poderío del mando de excelente Orquesta de Cámara de Holanda que se mostró ser un conjunto compacto, sin fisuras, con un sonido atractivo y un gran nivel profesional.
La nueva producción que, como se dijo arriba comparten tres teatros, lleva la firma deJetske Mijnssen. La directora holandesa nos presenta una Stuarda muy teatral, donde lo figurativo tiene un papel secundario y lo esencial es mostrar la esencia del drama, siempre apoyada por un grupo de excelentes bailarines y el buen trabajo escénico de todos los protagonistas. Nos muestra a María e Isabel con dos reinas enfrentadas pero que en realidad tienen los mismos dramas familiares, las mismas dificultades en el amor, la misma soledad. Las dos primas son demasiado iguales como para entenderse y Mijnssen lo sabe expresar muy bien a través del miedo que ambas tienen a la vida. Apoyada en extraordinario vestuario de Klaus Bruns y con decorado (de Ben Baur) básicamente formado por una habitación estrecha, claustrofóbica, abierta en punto de fuga, casi sin mobiliario, la directora consigue sus propósitos que agradeció un entregado público que vitoreó a todos los participantes en esta gran Maria Stuarda.
Fotos: © Ben van Duin | Dutch National Opera