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Nueva luz desde el foso místico

Bayreuth 28/07/23. Festspielhaus del Festival de Bayreuth. R. Wagner: Tannhäuser. K. F. Vogt, E. Teige, E. Gubanova, M. Heiche, G. Groissböck, S. Maqungo, Ó. Sigurdarson, J. Rodríguez-Norton, J-E. Aasbø, J. Grüter. Le Gateau Chocolat y Manni Laudenbach (actores). Coro y Orquesta del Bayreuther Festspiele. Dir. de escena: Tobias Kratzer. Dir. musical: N. Stutzmann.

Ovación en pie para el rotundo debut en el foso místico de Bayreuth de la directora francesa Natalie Stutzmann. Sin duda, algo casi nunca visto en el Festspielhaus -este cronista solo lo ha vivido con la última Isolde de la soprano sueca Nina Stemme en 2006, en las 19 ediciones seguidas que he podido asistir al Festival. Se trata tan solo de la segunda mujer en dirigir desde el foso del Festspielhaus en las 111 ediciones del Festival. La primera fue la ucraniana Oksana Lyniv en 2021.

La claves de este debut tan exitoso tienen fácil explicación. Y es que ya desde la obertura, Stutzmann se sumerge en la partitura de la ópera con una vivaz brillantez, a la búsqueda de un sonido terso, orgánico y expresivo. El fraseo de las cuerdas, luminosas en una obertura excelsa, el control de las dinámicas, de una femenina sensualidad y exuberante resultado, la nitidez de las secciones de vientos-maderas y metales, y un control de las voces solistas y de un coro, como siempre extraordinario, estructuraron una lectura de una gran belleza que sedujo y exaltó al público. 

Un debut auspiciante y prometedor que da crédito y respaldo a la elección por parte de Katharina Wagner, tantas veces criticada y puesta en tela de juicio. Este verano, con el exitoso debut de Pablo Heras-Casado, con un Parsifal que la prensa alemana ha alabado unánimemente, y que se dice que ha sido el debut más sonado de los últimos años en el Festspielhaus, más el éxito, por fin después de tres años, de Pietari Inkinen con el Ring, y este rotundo debut de Stutzmann, han convertido este verano del 2023, en el verano de las nueva batutas en Bayreuth. Un dato que se recordará.

Del reparto, siempre en una corrección estilística innegable, no sobresalió ninguna interpretación destacable. El protagonismo de Klaus Florian Vogt, sustituyendo por cancelación por problemas de salud, al todoterreno Stephen Gould, ha convertido al tenor alemán en uno de los solistas que más roles wagnerianos ha interpretado aquí. Con Tannhäuser, Vogt asume su quinto rol diferente después de haber sido Walther, Lohengrin, Parsifal y Siegmund en la Verde Colina. El anuncio por parte del Festival, de que en la edición del 2024 interpretará el Siegfried, ¡su sexto rol diferente en el Festspielhaus!, en las dos últimas jornadas del Ring, bajo la batuta de Philippe Jordan, convierte a Klaus Florian Vogt en el tenor favorito del Festival de Bayreuth.

Más allá de su reconocido timbre blanquecino, una emisión nítida, y un color que no a todos convence por su ligereza, Vogt es un cantante wagneriano que domina el estilo, la expresión y además es un notorio actor. La sinceridad de su interpretación, con los medios ya explicados, siempre es de una entrega escénica incuestionable, y eso el público lo premia con grandes ovaciones, reconociéndolo también como el favorito de la audiencia bayreuthiana. La voz ha perdido frescura, pero ha ganado matices y sobretodo profundidad en el fraseo. Se reconocen sonidos secos, fijos y leñosos, como también cierto cansancio vocal, pero llegó al exigente monólogo de Roma con suficiencia y una seguridad técnica incuestionables. De nuevo un triunfo personal para el alemán nacido en Heide en 1970.

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La Elisabeth de la soprano noruega Elisabeth Teige llamó la atención por un leve vibrato continuo que acompañó con un color llamativo y un estilo adecuado. Buena intérprete escénica, su aria de salida fue cálida y extrovertida, así como expresiva en su última aria del tercer acto. Una soprano sensible y entregada que gustó al público. A su lado, Ekaterina Gubanova lo da todo como Venus, en una producción donde cobra un protagonismo especial. La voz se explaya con seguridad en todo el registro, con un agudo siempre pulido y seguro, un centro redondo y unos graves resueltos. Excelente actriz de vis cómica divertida y empática, la rusa se lleva al público de calle con soltura y generosidad expresiva. 

El Wolfram de Markus Eiche se distingue por su elegancia y sobriedad de fraseo, expresión y actitud escénica. Quizás no es un intérprete que emocione, ni por un timbre especial, ni por carisma actoral, pero su canto siempre es impecable y falto de impostura. Otro clásico de los repartos de Bayreuth de los últimos años es la voz del bajo-barítono austríaco Gunther Groissböck. Aquí como Landgraf, asumió con su agradecida articulación y claridad en la dicción, un rol con el que sin llamar especial la atención, borda con su particular mezcla de presencia escénica, calidad estilística y seguridad vocal.

Entre los Minnesänger, destacó la voz luminosa y llamativa del tenor sudafricano Siyabonga Maqungo. Miembro de la compañía de la Staatsoper de Berlín desde la temporada 2020/21, Maqungo tiene un timbre solar que quizás por color se adecue mejor al repertorio italiano pero que aquí se agradeció para enriquecer la paleta vocal del reparto.

Seguro y carismático el Biterolf de Olafur Sigurdason así como también el impecable Heinrich Der Schreiber del tenor español Jorge Rodríguez-Norton, en su séptimo verano como solista del Festspielhaus. 

La producción de Tobias Kratzer es también la favorita del público del Festival. Una ocurrencia que mezcla la complicidad de una audiencia que se ve reflejada en la escena, que juega con la idea de peregrinar a Bayreuth y que combina a la perfección inteligencia teatral, frescura y sentido del humor.

Los impagables actores que acompañan inseparables al Team Venus, el enano Manni Laudenbach y la Drag Queen Le Gateau Chocolat, se convierten en piezas indispensables de una régie que les da con sabiduría su protagonismo en el divertido happening que se teatraliza en los jardines del Festspielhaus, en el descanso entre el primer y el segundo acto. 

Una producción exitosa desde cualquier punto de vista que se ha convertido en uno de los logros de la era Katharina Wagner, junto a los Meistersinger de Barry Kosky o la ya icónica producción del Ring de Frank Castorf.

Foto: © Enrico Nawrath