La sombra de Metastasio
Hamburgo. 13//11/23. Recital de Philippe Jaroussky. Obras de diversos compositores barrocos. Le Concert de la Loge. Julien Chauvin, primer violín y director musical.
Nápoles siempre ha sido una de centros musicales de Italia. Pero especialmente en el siglo XVIII se convirtió en un foco fundamental de la creación artística que atrajo a músicos de toda Italia y también de más allá de los Alpes. Aquí se desarrolló un estilo musical completamente nuevo, especialmente melodioso y brillante, que ponía el acento en el virtuosismo y el canto. Pero la figura más influyente de esta escuela no fue un compositor sino un libretista, Pietro Trapassai, o como se le conocía mundialmente: Metastasio. De su Roma natal pasó a trabajar en Nápoles, donde se formó y consiguió sus primeros triunfos para pasar después a Viena, donde murió, y donde fue reconocido como una celebridad de su tiempo. Sus textos para ópera, que no llegan a la treintena, fueron musicados más de mil veces por gran número de compositores, desde Caldara a Mozart, pasando por Nebra, Hasse, Vivaldi, Gluck o Cimarosa.
En su constante investigación sobre el mundo barroco, el contratenor Philippe Jaroussky se ha embarcado en recuperar una serie de obras poco conocidas sobre textos de Metastasio, escritas por diversos compositores, algunos muy conocidos como Johann Christian Bach y otros casi olvidados como Michelangelo Valentini. Y estrenadas por toda Europa (Munich, San Petersburgo, Viena, Bolonia…), para que quede clara la influencia de Metastasio en toda la música que se componía en el continente a partir de los años 30 del siglo XVIII. El cantante francés ha plasmado en un nuevo disco, Forgotten Arias, que ve la luz precisamente estos días y que está presentando en uan gira por toda Europa, incluído este concierto en la Elbphilharmonie de Hamburgo.
El concierto fue breve pero intenso y mezcló canto con piezas musicales a cargo del conjunto musical que también ha participado en la grabación: Le Concert de la Loge dirigido por el violinista Julien Chauvin. Jaroussky sigue demostrando que su canto tiene un estilo propio, tremendamente elegante y virtuoso, que hace que cada una de las composiciones resulten especiales, únicas. El agudo no tiene la punta y el brillo de antaño, pero ha ganado en extensión, llegando a las notas de pecho con naturalidad. Las coloraturas siguen siendo estratosféricas, su canto más lírico posee una belleza casi elegíaca que el francés completa con la profunda expresividad que aplica en cada aria, en cada recitativo, uno de los sellos personales del contratenor francés.
Comenzó su intervención en el concierto con una parte excepcionalmente bella de Demofoonte de Johann Adolf Hasse: "Ma che vi fece-Sperai vicino il lido-Misero pargoletto", donde dio las primeras pinceladas de su arte. Destacar también la “locura” del fragmento de L’Olimpiadede Tommaso Traetta: "Dove son? Che m’avenne?-Gemo in un punto e fremo", también en la primera parte. También incluyó en este bloque "Se mai senti spirarti sul volto", el adiós de Sesto a Vitellia, en la ópera de Michelangelo Valentini La clemenza di Tito. Este aria es el vehículo adecuado para que Jaroussky pueda desplegar largas y tiernas vocalizaciones que conmueven y seducen al público.
De la segunda parte cabe destacar especialmente una página poco conocida pero que fue de lo mejor de la velada: se trata de un aria ("Gelido in ogni vena") perteneciente a un grupo de veinticuatro piezas compuestas por Giovanni Battista Ferrandini, maestro de capilla en la corte de Baviera. Se trata de una estupenda pieza dedicada a la Virgen que muestra la maestría de Ferrandini y que permitió al cantante demostrar esa sensibilidad única para este tipo de composiciones. Personalmente, lo mejor de la noche. Dos piezas bien distintas pero procedentes del mismo libreto de Metastasio, Artaserse, firmadas por dos compositores muy distintos como Johann Christian Bach y Niccolò Jommelli, demostraron la forma tan radicalmente distinta que pueden tener dos compositores a la hora de enfrentarse a una misma ópera. Con ellas se cerraba la parte oficial del concierto, pero Jaroussky tuvo a bien regalarnos una preciosa interpretación de "Che farò senza Euridice" de Gluck.
Capítulo aparte merece el comentario sobre el excelente trabajo del grupo Le Concert de Loge, liderado por el excelente violinista Julien Chauvin. Su virtuosismo no solo se pudo apreciar en el acompañamiento de las piezas cantadas por Jaroussky sino especialmente en las diversas partes musicales que jalonaron el concierto. Destacaría, dentro del gran nivel general, la Sinfonía de Demofoonte, de Hasse, que abrió este concierto en el que la sombra de Metastasio no oscureció sino que iluminó la noche de Hamburgo.