Fidelio Hamburg23 Arno Declair 

Garantía de calidad

Hamburgo.16/11/2023. Staatsoper. Beethoven. Fidelio. Jennifer Holloway (Leonore), Mttew Polenzani (Florestan), Franz-Josef Selig (Rocco) Narea (Marzelline), Leigh Melrose (Don Pizarro).  Coro y Orquesta de la Ópera Estatal de Hamburgo. Dirección de escena: Georges Delnon. Dirección Musical: Kent Nagano.

Una de las cosas más admirables de los teatros operísticos germánicos más punteros es que la numerosa oferta que ofrecen siempre tiene un sello de calidad indiscutible. Sobre todo en las óperas de repertorio, que no son estrenos de temporada, es donde se aprecia más esta característica. Aparte de que siempre hay intérpretes de alto nivel, se cuenta con un grupo estable de cantantes, generalmente jóvenes, cuyas carreras aún no han despegado totalmente y que van cogiendo oficio en las numerosas producciones que van rotando por un mismo teatro. Es una escuela única, imprescindible para la seguridad personal y artística de los cantantes. Además hay que añadir unas masas corales y orquestales con gran número de componentes, lo que permite también la rotación siempre con una calidad incuestionable.

Es el caso que nos ocupa. Esta producción de Fidelio de Ludwig van Beethoven se estrenó en la Staatsoper de Hamburgo en enero de 2018 y está firmada por el director artístico de la casa, George Delnon. Se repone ahora con la misma dirección de entonces, la de Kent Nagano, responsable musical de la Staatsoper pero con otros cantantes protagonistas. No es un hecho aislado, sino bastante común, que directores de escena que tienen puestos de dirección en teatro de ópera estrenen producciones propias allí. Pero a mi me sigue pareciendo algo poco honesto ya que tú mismo eres el que te programas, y por supuesto cobras por ello. En este caso, además, por una producción que tiene muy poco que decir pero con pretensiones de querer decirlo todo. Conocido es que la única ópera de Beethoven no es sencilla de escenificar porque su libreto no facilita las cosas a los directores.

Delnon, partiendo de una frase que aparece a telón bajado al comienzo de la ópera ('Tuve un sueño, fue una pesadilla. Me desperté y todo estaba bien'), desarrolla la ópera  en un ambiente opresor pequeñoburgués. Una sala de estar muy destartalada al estilo de los años 50, seguramente de la Alemania del Este, es el centro de la acción y en sus paredes se almacenan, en grandes archivos empotrados, los presos de la cárcel de Sevilla y también sus expedientes. Al fondo, un gran ventanal donde se proyecta un video de un frondoso bosque donde puede aparecer un cervatillo o un lobo. El ambiente es tenso entre todos los protagonistas y se elimina ese aire de singspiel algo ligero que Beethoven creó, sobre todo en las relaciones entre Rocco, el guardián, su hija Marcelina y Jaquino, el ayudante. Fidelio (Leonora) no participa de esta tensión y su único objetivo es conseguir ver a su esposo preso. En el segundo acto, en una de las estanterías, aparece una especie de bañera, que suponemos que es la cisterna donde han sepultado a Florestan. En ese pequeño espacio se desarrolla toda la acción, con una resolución escénica y actoral muy deficiente por parte de Delnon. Al final, el gran coro, todo vestido de blanco, se hace dueño del escenario y es como si absorbiera a los protagonistas en la nebulosa que pone fin al sueño del director. Un director que, según las crónicas del estreno, recibió bastantes abucheos por esta producción en la que se quiere decir mucho y no se dice casi nada. 

Menos mal que el elenco de cantantes fue estupendo. Destacar en primer lugar la voz carnosa, bien timbrada, perfecta en toda la tesitura de Jennifer Holloway, que demostró su valía desde esa belleza de aria de presentación que es Abscheulicher wo eilst du hin. Franz-Josef Selig en un bajo que siempre está a un altísimo nivel. Su Rocco fue de una gran elegancia y estuvo completamente en la línea propuesta por el compositor, con ese aire que tanto que nos recuerda el Osmin de El rapto en el serrallo en su aria Hat man nicht auch Gold beineben. Estupendo también en los dúos con el resto de personajes y, cómo no, en el cuarteto Mir ist so wunderbar, uno de los momentos musicales más logrados de toda la partitura. En Gott... welch dunkel hier Matthew Polenzani consiguió un momento mágico al pasar del piano en el registro superior a la voz completa de una manera extraordinaria, demostrando un dominio del instrumento y un fiato espectaculares. Este rol tiene pocas intervenciones, pero Polenzani demostró que es un tenor de primera categoría. Buenas prestaciones del resto del reparto, el Pizarro de Leigh Melrose y la Marzelline de Narea Son. Estupendo, como es habitual en Hamburgo su coro titular que tanto en la escena de los presos como en la apoteosis final demostraron su valía y conjunción. 

Kent Nagano construyó una lectura limpia y canónica de la partitura, quizá un poco fría, pero muy bien medida y meditada, utilizando la obertura Leonore nº3 en vez de la habitual Leonore nº1. En los atriles, la Orquesta de la Ópera Estatal de Hamburgo, que conoce perfectamente la batuta que les dirige y que consiguió un sonido claro y de gran calidad técnica.

Fotos: © Arno Declair