Trinidad musical empordanesa
Peralada 28/29/30-04/24. Iglesia del Carmen. II ed. Festival de Pascua de Peralada.
Primera Jornada Jueves Santo. Oratorio “San Giovanni Battista” de Stradella. Vespres d’Arnadí. Clave y dirección musical: Dani Espasa.
El tiempo es relativo. Y no hace falta más que recordar que hace tan solo un año, el Festival Peralada ofrecía la primera edición de su Festival de Pascua, con un satisfactorio éxito de crítica y público. En esta nueva y segunda edición, el estreno en tiempos modernos en España del oratorio sacro San Giovanni Battista, de Alessandro Stradella, ha supuesto un inicio inmejorable. La inauguración se confió de nuevo a ese tándem catalán que asegura siempre rigor musical y calidad artística, la suma del contratenor Xavier Sabata y el director musical de Vespres d’Arnadí, Dani Espasa. Un equipo de cinco cantantes protagonizó el oratorio, con Xavier Sabata a la cabeza en el papel titular de San Giovanni Battista.
El contratenor de Avià demostró de nuevo la clase de su canto pulido, un fraseo siempre trabajado y la trascendencia de la palabra cantada, en una teatralización lírica marca de la casa. El color aterciopelado del timbre, la humanidad de su canto y ese plus de acting, pese a ser una versión de concierto, hicieron de su apóstol otra prueba del dulce momento artístico que vive Xavier Sabata. La hija de Herodías, aquí el libreto omite llamarla Salomé, fue el otro gran puntal del oratorio, una Giulia Semenzato puro brillo y estilo canoro.
La italiana desplegó la belleza de su voz, con un timbre claro, frescura en los colores y una técnica puntillista que la hicieron destacar en todas sus intervenciones. Semenzato es una de las jóvenes voces italianas actuales con mayor proyección y tenerla debutando en Peralada confirma una de las señas de identidad del Festival, invitar a los nombres más prometedores del panorama lírico actual. Del resto de cantantes alabar el atractivo color cavernoso del bajo Luigi de Donato, un Herodes sonoro aunque algo estentóreo, la siempre impecable soprano Elena Copons como Herodías madre, y el tenor sevillano Juan Sancho, un Consejero de Herodes de canto empático y certero que completó un reparto sin fisuras de gran atractivo y empaste.
Vespres d’Arnadí, con Dani Espasa al clave y órgano positivo, demostró su gran momento de forma artística, y subrayó la riqueza en disonancias y originalidades armónicas del estilo de Stradella. Un sonido pulposo, teatral y siempre en un estilo barroco depurado y vívido hizo justicia a esta bella partitura felizmente rescatada.
Segunda jornada Viernes Santo. Stabat Mater de Pergolesi en versión de Johann Sebastian Bach.
Feliz debut en el Festival de Pascua de Peralada del conjunto Bachcelona Consort, en esta presentación de la versión bachiana del icónico Stabat Mater de Pergolesi. Las dos solistas, premiadas en ediciones anteriores con la Salvat Beca Bach, la soprano Maëlys Robinne y la mezzo Lara Morger, ambas ya en plena carrera solista trabajando con formaciones y directores como Maazaka Suzuki o Ton Koopman, demostraron las cualidades por las que ganaron sus respectivas becas.
El concierto con en el Stabat Mater de reclamo principal, se completó con fragmentos vocales y orquestales de más cantantas de Bach, las BWV4, BWV31, BWV 249, BWV625 y BWV 1083. En todas ellas, tanto en Bachcelona Consort, con la austera y profunda lectura de Daniel Tarrida, circunspecto y atento a la pureza del sonido instrumental y vocal, como las estilosas voces de Robinne y Morger, recrearon la espiritualidad protestante bachiana con aplomo y suficiencia.
En el Stabat Mater propiamente dicho, destacó la nitidez de la linea canora de Maëlys Robinne, y la ajustada contención expresiva de la mezzo Lara Morger, en una lectura donde el contraste de la melodía de Pergolesi y la analítica mirada de la orquestación bachiana, sumaron una experiencia de notable espiritualidad y recogimiento. Destacaron los solos en los miembros de los fantásticos Bachcelona Consort, como el meloso sonido del oboe de Katy Elkin.
Tenebrae responsoria. Feria sexta in parasceve. De Joan Magrané. Estreno absoluto y encargo del Festival. M. Hinojosa, soprano. GIO Symphonia. Francesc Prat, dirección musical.
Ha sido el plato fuerte del Festival. En su voluntad de instaurar la tradición de escuchar un "Oficio de Tinieblas” en cada edición, el año pasado fue el de Tomás Luís de Victoria con unos extraordinarios Cantoría, el Festival de Pascua encargó un estreno mundial al reconocido compositor Joan Magrané (Reus, 1988). Con la avidez de los buscadores de tesoros musicales, Oriol Aguilà ha sabido recrear una tradición extinta en las programaciones oficiales catalanas y devolver un oficio musical propio de la Semana Santa, desde una lectura contemporánea, para transformarla en seña de identidad de la Pascua en Peralada. El éxito no pudo ser más reconfortante.
El conjunto escogido, unos inspirados e implicados GIO Symphonia con la precisa y sinuosa dirección musical de Francesc Prat, constó de un violín, una viola, un violonchelo, un contrabajo, una flauta, un oboe, un clarinete, dos trompas y un trombón. La suma de esta amalgama instrumental la coronó la voz camaleónica de la soprano María Hinojosa, y la del chelista Pau Codina, a modo de segunda voz solista.
Con una estructura definida en 3 nocturnos, dos mementos (en el primer y el segundo nocturno, protagonizados por el chelo de Codina), y dos strepitums (en el primer nocturno y en el tercero), Magrané recoge la tradición canónica del oficio de tinieblas y lo estira como si fuera sacado de un agujero de gusano temporal. Las mezclas y referencias al canto gregoriano, la polifonía instrumetal, la originilidad del tratamiento de los metales, con un humor de reminiscencias judías que tanto remite al Strauss de Salome como al Mahler sinfónico, la riqueza y sofisticación de las texturas armónicas y sus disonacias evasivas y sorpresivas, todo sumó e hipnotizó al publico asistente. El tratamiento instrumental de la voz de la soprano, magnífica María Hinojosa por el control del metal vocal y la afinación, en contraste con el tratamiento vocal y polifónico del chelo de Codina, ¿cuántas voces y sonidos extrajo de su magnífico instrumento?, hicieron de sus interpretaciones un locus amoenus sonoro difícil de explicar.
Para acabar, la mezcla de los textos de las Lamentaciones de Jeremías con los dos poemas de Blai Bonet (“Lamentación”, y “Final de misa de presantificats”), hizo que un aire mediterráneo y una brisa casi impresionista deudora de Ravel, acabara de satinar la obra y provocar una ensoñación espiritual que unió en comunión a todos los espectadores.
Una obra bella, cautivadora, sensorial y elástica, con sonidos abisales y metafísicos difíciles de olvidar. Además sonó como un guante en el espectro sonoro de la característica acústica de la Iglesia del Carmen de Peralada.
Tercera Jornada Sábado Santo. Recital de piano de Javier Perianes. Obras de Falla, Debussy, Albéniz y Granados.
Magnífico recital de Javier Perianes, quien sustituyó a última hora al programado y anunciado pianista coreano Yunchan Li. Perianes repitió el mismo programa que ya ofreció en su recital solista, homenaje a Alicia de Larrocha, el pasado verano en la Schubertiada de Vilabertrán. Un recital que ya se cubrió en Platea Magazine.
Solo cabría añadir que en esta ocasión Perianes descubrió, en la siempre enrevesada acústica de la Iglesia del Carmen de Peralada, unas sonoridades dulcificadas, una calidez y una inspiración de gran expresividad. La cuestión es que Perianes demostró una madurez instrospectiva, una recreación de colores y una intensidad interpretativa de primer orden que fructificó en una explosiva ovación unánime por parte del público asistente. Otro triunfo personal más para un pianista en estado de gracia.
Lecciones de tinieblas de Couperain. Concierto de solistas de la Orquesta de la ópera Real de Versailles.
El último concierto de los cinco propuestos en esta II edición del Festival de Pascua, ofreció un clásico del repertorio sacro barroco francés, las “Lecciones de tinieblas” de François Couperain.
Se presentaron, en su estreno en el Festival, los solistas de la Orquesta de la ópera Real de Versailles, dos solistas vocales, las sopranos Lili Aymonino y Gwendoline Blondeel, un conjunto instrumental, formado por dos violas de gamba y dos tiorbistas y un coro de cuatro sopranos y dos mezzos.
Sorprendió la juventud y el refinamiento musical de las intérpretes, todas mujeres menos uno de los tiorbistas.
Al frente de todo el conjunto, la directora y organista Chloé de Guillebon, también dio una magnifica impresión por la claridad de la lectura y su dinámico discurrir. Quizás una cierta tendencia al sonido académico fue el único pero a una lectura fluída, atractiva tímbricamente, gracias a las dos gráciles voces solistas. La afinada y pulcra Lili Aymonino, pero sobretodo, una cristalina y dueña de un notable instrumento canoro, pulido, rico en armónicos y de una redondez de registro esmaltada y generosa, Gwendoline Blondeel, un nombre a retener que ya está colaborando como solista protagonista con popes como William Christie y su conjunto Les Arts Florissants.
Las tres hermosas y profundas “Lecciones de tinieblas” de François Couperain se enriquecieron con motetes de Clérambault, más dos responsorios y un “Stabat Mater” de Charpentier.
Un fin de Festival que ha situado a Peralada, de nuevo, en el centro musical del Empordán. Una propuesta sacra que consolida este Festival de Pascua Peralada como una suma y apuesta perfecta por el talento propio con guiños a la vecina Francia.