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Estremecimiento y contemplación

San Sebastián. 02/08/2024. Quincena Musical. Obras de Shostakovich y Berlioz. Orquesta Filarmónica de Luxemburgo. Coro Easo. Alexander Vinogradov, bajo. Gustavo Gimeno, dirección musical.

Grande e intenso este segundo programa de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo con Gustavo Gimeno en la Quincena Musical de San Sebastián.Tras un Mahler muy particular, sumamente fluido y ágil, nos esperaba una primera mitada con La ejecución de Stepan Razin de Shostakovich y la Sinfonía fantástica de Berlioz. La formación luxemburguesa ha alcanzado ya diez años con el maestro valenciano al frente y encara ahora la que será su última temporada bajo su liderazgo. Es evidente y manifiesta la evolución en el sonido de este conjunto, que no en vano ha renovado casi la mitad de sus atriles durante esta década. Bajo la guia de Gimeno han ampliado los horizontes de su repertorio, con una notable huyella discográfica y con numerosas giras internacionales. 

Con ese bagaje a sus espaldas, la Filarmónica de Luxemburgo y Gustavo Gimeno pueden abordar casi cualquier programa con garantías de éxito. Y así lo dejaron patente en esta ocasión, especialmente con un Shostakovich de órdago. La partitura, concebida como una cantata para orquesta, coro y solista, fue estrenada en 1964 y narra hechos históricos, en concreto la ejecución de l citado Stepan Razin, uno de los primeros rebeldes contra el régimen zarista, en el siglo XVII.

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Musicalmente es una obra estremecedora, acompasada con un texto de crudo realismo firmado por el poeta Yevgueni Yevtushenko, con el que Shostakovich ya había colaborado en la sinfonía no. 13, la 'Babi Yar'. La partitura se inscribe en la senda del mejor Shostakovich, tan monumental como escalofriante. A los mandos del conjunto luxemburgués, Gustavo Gimeno puso en pie una versión sobresaliente de una obra infrecuente pero que merece mucho la pena conocer al detalle, precisamente por su aire descriptivo, por el modo en que el compositor juega con los contrastes, con los instantes de tensión, los pasajes de quietud y las páginas de voluminosa sacudida orquestal. Gran obra y gran ejecución por parte de la formación de Luxemburgo.

En la parte solista resultó espectacular el bajo Alexander Vinogradov, exhibiendo un material voluminoso y sonoro, de enorme autoridad, y haciendo gala además de un trabajo exquisito con el texto, cuajado de intenciones y contrastes en su decir. Y junto a él, sin duda apreciable y meritoria la labor del Coro Easo, al que faltó si acaso un punto más de mordiente y tensión con el texto en algunos pasajes. 

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En la segunda mitad del concierto disfrutamos de una versión muy sólida de la Sinfonía fantástica de Berlioz, partitura que permitió disfrutar del excelente desempeño de todos los solistas de la formación luxemburguesa, especialmente maderas y metales. El caracter narrativo y descriptivo de la obra, su naturaleza programática, con sus diversos carácteres, climas y ritmos, encontró en el maestro español una traducción nítida, reposada y directa.

Disfrutamos así de un arranque entre misterioso y melancólico en Rêveries-Passions, seguimos con la galantería y viveza de Un bal y nos adentramos en el ambiente pastoral con la Scène aux champs. Estos tres primeros movimientos contrastaron, en su aire más contemplativo y ligero, con los dos postreros, la Marche au supplice y el Songe d´une nuit du sabbat, donde el autor francés despliega toda su fantastía orquestal y donde la formación luxemburguesa se desempeño con excelencia, con un final de auténtico vértigo, broche idoneo a un programa que nos llevó desde el estremecimiento de la cantata de Shostakovich a la contemplación poética de este Berlioz.

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Fotos: © Quincena Musical-Iñigo Ibáñez