Armstrong_Schubertiada24_a.jpeg

Vino, vio y venció

Vilabertran. 24/08/2024. Schubertiada de Vilabertran. Canònica de Santa Maria de Vilabertran. Kit Armstrong (piano). Obras de Franz Liszt

Kit Armstrong ya tenía antecedentes en Vilabertran, concretamente unas Variaciones Goldberg en 2021. No me consta que en aquel momento decepcionara a nadie, y su reincidencia parece sugerir más bien lo contrario. Tampoco lo hizo en esta ocasión.

El programa se estructuraba, sin pausas, en dos partes. En la primera las bellísimas Deux légendes S.175. en la segunda el que venía a ser el plato fuerte: el tercer libro de los Années de pèlerinage. Un programa monográfico dedicado a Liszt, lo cual es muy de agradecer.

Si bien en las lineas consignadas a la mano izquierda sola (Recitativo. Un poco ritenuto) en la primera de las dos leyendas (dedicada a San Francisco de Asís) el pianista apareció tal vez un tanto frío, lo cierto es que ya en los pasajes -más grandilocuentes- que siguen (Maestoso assai) impresionó a la sala no solamente por la gran intensidad. Esta primera leyenda fue seguida con un estilo limpio y brillante en los pasajes de virtuosismo (del cual va sobrado) y un discurso muy fluido en general. Lo mismo se podría decir de la segunda leyenda (dedicada esta a Sant Franscisco de Paula) si no fuera porque además su mano izquierda nos regaló la maravillosa concreción de los bajos en el pasaje en que Liszt pide poco a poco animato il tempo ma non troppo.

Armstrong_Schubertiada24_c.jpeg

Sensaciones excelentes por lo tanto de cara al plato principal, el tercer libro de los Années de pèlerinage, que fue un gran éxito con escasísimos matices. Se podría aducir (ser quisquilloso le hace parecer a uno inteligente) que en las primeras páginas de Sunt Lacrymae Rerum se podía aspirar a una mayor precisión, pero esto nada puede hacer ante el hecho de que aquella mano izquierda que nos dejó un tanto frios en la primera leyenda aparecía ahora mucho más sensitiva en el Angelus. Ni contra una ejecución memorable de Aux Cyprès de la Villa d'Este I por sus graves poderosos, sus dinámicas impresionantes y su claridad expositiva.

Su Aux Cyprès De La Villa d'Este II fue delicado, expresivo y en Jeux d'eau à la Villa d'Este (típica pieza de recital que es frecuentemente ejecutada por separado) derrochó arpegios y escalas cristalinos. Para este momento el hombre estaba ya encendido y el público entregado a la causa así que nada lo iba a estropear. La Marche Funèbre (vaya usted a saber qué méritos debieron adornar la vida de Maximiliano I de México para merecer tal dedicatoria en su muerte) y el Sursum Corda fueron cierre más que satisfactorio a una velada redonda.

Sin embargo existe la molesta institución de los bises, propinas, encores o como se le quiera llamar, que seguramente seguirá ahí hasta que un dia redentor algun sindicato de músicos nos libere de ella. Y ahíArmstrong venía con sorpresas. El hecho de que Liszt admirase a Bach no puede ser un argumento poderoso para ofrecer el Preludio coral BWV622, puesto que no hay músico que no lo haga, y la verdad es que rompióla hermosa monocromía del programa. La tanda de (dos) bises sirvió, por lo menos, para que asistiéramos, por parte del señor Armstrong, a una exposición virtuosa de la endiablada polifonía de las Variaciones sobre Walsingham de William Byrd. Y nos fuimos a cenar todos contentos y con buenos motivos porque lo cierto es que Kit Armstrong vino, vio y venció. Liszt también y después de muerto, que tiene más mérito.

Fotos: © Sílvia Pujalte