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Encantos de Jueves y Viernes Santo

Peralada, 17 de abril de 2025. Esglèsia del Carme. Hasse:  Sanctus Petrus et Sancta Magdalena. Marie Lys (Sta. María Magdalena), Valer Sabadus (St. Petrus), Rafael Quirant (Josephus), Maria Espada (Maria Jacobi) y Anna Alàs i Jové (Maria Salome). Vespres d’Arnadí. Cor Infantil Amics de la Unió (Josep Vila i Jover, dirección). Dani Espasa, dirección musical

Peralada, 18 de abril de 2025. Esglèsia del Carme. Obras de Bach, Zelenka, Erlebach y Telemann. Benjamin Appl, barítono. Vespres d’Aranadí. Dani Espasa, dirección musical.

Peralada, 18 de abril. Esglèsia del Carme. Vivancos: Responsoria Hebdomadae Sanctae. Latvian Radio Choir. Sigvards Klava, dirección musical.

La tercera edición de Festival Perelada de Pascua ha servido para certificar la consolidación de un certamen con una propuesta artística cada vez más definida y de ascendente calidad musical. Si la primera edición presentó una programación heterogénea que combinaba recitales operísticos con repertorio barroco, el marco (la Iglesia del Carmen) y el momento (la Pascua) llevaron a la Dirección Artística, encabezada por Oriol Aguilà, a centrarlo cada vez más en la música sacra. No cabe duda de que acertaron plenamente, porque esta línea programática ha otorgado, en apenas dos años, una personalidad indiscutible a un Festival que ya navega a velocidad de crucero.

Vespres d’Arnadí, orquesta residente de este Festival de Pascua, protagonizó una vez más el concierto inaugural con una propuesta enmarcada en el Proyecto recuperación de patrimonio impulsado por Perelada. Si el año pasado la obra escogida fue San Giovanni Battista, de Alessandro Stradella, en esta ocasión ha sido Sanctus Petrus et Sancta Maria Magdalena, de Johann Adolf Hasse (1699-1783). Destacado y reconocido cantante y compositor de óperas, siempre adoptando el estilo italiano, Hasse compuso hasta doce oratorios que, con el paso del tiempo, al igual que sus creaciones operísticas, cayeron en el olvido. Uno de ellos fue el comentado aquí, que se estrenó en l’Ospedale degl’incurabili durante la Pascua de 1857 interpretado por las huérfanas venecianas que ahí residían.

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Desde un punto de vista musical y estructural la obra es original, sorprendente e incluso desconcertante. La parte vocal está claramente anclada en el bel canto barroco, fiorito y con exigente coloratura pese a una cierta contención sacra. En cambio, en el aspecto orquestal parecen convivir en ella dos almas, una de herencia barroca y otra que sugiere un clasicismo incipiente. En cuanto a la estructura, la obra acaba con un inesperado Miserere interpretado por un coro de voces blancas ausente durante el oratorio en sí, una pieza que Hasse ya había estrenado en Dresde y que posteriormente integró en el Sanctus Petrus veneciano. El conjunto resulta ser una obra interesante, con notables pasajes contrapuntísticos para la orquesta y exigentes arias para los solistas.

Entre estos últimos destacó, en esta primera audición de la obra en España, el bello timbre y expresivo fraseo de la soprano Marie Lys, la solidez vocal y dominio estilístico de María Espada, así como la impecable línea de Anna Alàs i Jové que, con el inconfundible color de su voz, aportó contraste y dinamismo a los conjuntos. Excelente el sopranista Rafael Quirant, que exhibió una proyección realmente espectacular, algo no muy habitual en esta cuerda. Menos convincente, pese a su reconocida calidad, resultó el Petrus del contratenor Valer Sabadus que, demasiado pendiente de la partitura, no supo aprovechar la amplia gama de affetti otorgados al personaje.

El Cor Infantil Amics de la Unió estuvo a la altura en su espectacular aparición final, bien empastado y afinado. Dani Espasa, al frente de unos Vespres d’Arnadí cada vez más brillantes como conjunto y flexibles estilísticamente, aportó un equilibrio general no exento de carácter en algunos de los pasajes puramente instrumentales en los cuales la orquesta respondió con notable variedad de colores y dinámicas.

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La flexibilidad y adecuación estilística de Vespres d’Arnadí se puso de manifiesto, de manera rotunda, en el concierto que ofrecieron al día siguiente. Las cantatas de Bach, Telemann, Zelenka y Erlebach requieren de un recogimiento y una formulación muy distinta, en la que el bajo continuo adquiere un peso enorme. En ese aspecto, la formación catalana cuenta con armas tan poderosas como Oriol Aymat al violonchelo, Mario Lisarde al contrabajo y Dani Espasa al órgano que, una vez más, pusieron los sólidos cimientos sobre los que el tutti, liderado por Farran Sylvan James, construyó el edificio sonoro adecuado.

Esto permitió al barítono alemán Benjamin Appl, único solista vocal de la velada, desplegar sus mejores recursos: elegancia en el fraseo, introspección expresiva ad hoc y un timbre aterciopelado. Especialmente remarcable fue su interpretación de la célebre cantata Ich habe genug, obra que, como todas las de Bach, contiene en lo vocal muchos más obstáculos de los que aparenta. Appl los sorteó con autoridad, exhibiendo un control del fiato remarcable, emisión natural y uniforme en todos los registros y acertados acentos. El oboe obbligato corrió a cargo de un sobresaliente Daniel Lanthier, que se lució en cada una de sus intervenciones, redondeando así una hermosa versión y un notable concierto.

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Uno de los factores que aportan a este Festival la personalidad mencionada al principio es, sin duda, la programación, cada Viernes Santo alrededor de la medianoche, de unos Responsorios de Semana Santa con todo su ritual litúrgico. Este evento se ha convertido ya en emblema y cita ineludible del certamen. Además, sus responsables no se han conformado con ir a tiro seguro y programar grandes lecturas del pasado, sino que, en un encomiable alarde de valentía, han optado por aprovechar la circunstancia y encargar a compositores actuales una nueva versión. El año pasado fue Joan Magrané quien estrenó Tenebrae Responsoria, una de sus obras más inspiradas, y en esta edición la responsabilidad ha recaído en Bernat Vivancos, que ha presentado una composición tan extraordinaria en el tratamiento musical como conmovedora en su vertiente espiritual.

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Responsoria Hebdomadae Sanctae, escrita para coro a cappella, está estructurada en tres partes (Jueves, Viernes y Sábado Santo), cada una de las cuales contiene una antífona y tres responsorios. La partitura concebida por el compositor barcelonés, de un virtuosismo en el tratamiento de la polifonía abrumador, posee una potencia expresiva subyugante. Por momentos de un lirismo de carácter místico, en otros con un dramatismo desgarrador, Vivancos construye una catedral sonora en la que conviven melodía, cromatismo, disonancias, complejos juegos tímbricos, polifónicos y contrapuntísticos siempre al servicio del texto y la liturgia. Una música de fascinante severidad que tiene la extraña cualidad de parecer intemporal, integrando tradición y modernidad con una naturalidad sorprendente.

El impacto de la creación de Bernat Vivancos quizás no hubiese sido el mismo de no contar con el Latvian Radio Choir, sin duda uno de los mejores del mundo, si no el mejor, en su especialidad. Dirigidos por Sigvards Klava y arropados por la acústica de la iglesia, ideal para este repertorio, firmaron una interpretación de tal calidad en todos los aspectos que, por más adjetivos que uno busque, es difícilmente descriptible. Quizás, cuando podamos escuchar la grabación que tienen previsto hacer de esta obra, sea posible diseccionar, ya en frío, el fenómeno musical y sonoro experimentado la noche de Viernes Santo de 2025 en Peralada.

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Fotos: © Toti Ferrer