Pues la mato y se acabó 

Múnich. 20/07/2025. Verdi: I Masnadieri. Lisette Oropesa: Amalia. Charles Castronovo, Carlo. Alfredo Daza, Francesco. Erwin Schrott, Massimiliano. Kevin Conners, Arminio. Román Chabaranok, Moser. Tansel Akzeibek, Rolla. Bayerisches Staatsorchester/chor. Antonino Fogliani, director musical. Johannes Erath, director de escena. 

Verdi compuso I Masnadieri en 1847 para el Teatro Her Majesty’s de Londres con un libreto de Andrea Maffei basado en una obra de Schiller. Desconozco quién es el más directo responsable, pero he de decir que me cuesta recordar un final de ópera (y mira que los hay) tan estrambótica y sorpresívamente absurdo: de repente, y al final, cuando todo parece que se ha resuelto, el tenor mata a la soprano casi porque sí. Reconozco que tuve que leer dos veces el texto del libreto para intentar entenderlo. Convenciones de la época, me imagino, aunque es verdad que, al fin y a la postre, a mí me importan poco: yo venía a escuchar a Verdi y redescubrir la estupenda música -con sus irregularidades, como todos- que el compositor compuso para esta ópera tan olvidada. Y así lo hice, y así lo disfruté.

La puesta en escena de Johannes Erath tiene algunas buenas ideas, como enmarcar todo en un lado muy gótico, o indagar en el aspecto psicológico de los personajes (no hay que estar muy sano en este aspecto para comportarse como lo hacen en este libreto), y, visualmente, hay momentos de cierto impacto aunque la repetición de las mismas ideas acaba pesando. También hay cierto embarulle de ‘fantasmas’ paralelos y algún detalle sonrojante que nada aporta, como los ciervos que aparecen en el último acto; pero la monocromía en blanco y negro le viene muy bien al enfermizo argumento, y, sobretodo, hay que darle al director de escena en esta ópera el comodín de ‘salvación’ dado el imposible libreto con el que se parte.

Masnadieri_BSO25_5.jpg

Lo importante aquí es el canto, y Lisette Oropesa cantaba la parte de Amalia, papel compuesto por Verdi para la soprano Jenny Lind, el conocido como “el ruiseñor sueco”. Oropesa mostró su maestría técnica a lo largo de toda la representación, sus trinos bien emitidos y sus detalles en regular el sonido. Es un papel comprometido, y la soprano sabe sacar adelante todos los pasajes de dificultad como las ágiles cavalette con donosura y más que amplia suficiencia. Hubo algún pilotito rojo en un par de subidas al agudo en el primer y segundo acto, y el compromiso emocional y de fraseo es verdad que podría ser mayor, pero la cantante tuvo un éxito abrumador y muy sonoro, demostrando el público de Múnich el afecto que le tiene. 

El papel de Carlo -quizá el verdadero protagonista- es complejo y difícil, y resulta complicado encontrar un tenor que pueda abordar con desahogo el cambiante papel. Charles Castronovo estuvo implicadísimo a lo largo de toda la representación, ardoroso y con suficiente y valiosa acentuación, aunque rayando en ocasiones el lado verista. El problema es que la voz no sale emitida con el brillo tímbrico que sería deseable, y ese hándicap le tasó definitivamente en el resultado final.

Masnadieri_BSO25_3.jpg
 
Alfredo Daza se encargó de cantar al malvado hermano de Carlo: Francesco, y aunque empezó más bien gris, el barítono fue remontando a lo largo de la representación. Su voz es sonora e importante, aunque, en vez de a impulsos, sería deseable que regulase de forma más calculada y con sapiencia las derivaciones de cada episodio y cada frase. 
 
Éxito del bajo Erwin Schrott, sonoro y con presencia, cantando el papel de Massimiliano, un rol con bellos momentos e intervenciones como el bellísimo dúo final con su hijo Carlo. Y muy buen nivel de secundarios, destacando la intervención del bajo Roman Chabaranok como Moser, así como Kevin Conners como Arminio y Tansel Akzeibek como Rolla. 
 
Antonino Fogliani, aportó una efervescencia que, aunque en ocasiones tuvo un efecto bombástico de más, le sumó temperatura y mordiente teatral a la ópera, y asimismo mostró bellos y convincentes detalles aquí y allá a lo largo de la representación. Extraordinaria la sonoridad de la orquesta, e irregular el coro, mostrando momentos de duda, con otros de fenomenal impacto. Gran éxito final.
 
Masnadieri_BSO25_4.jpg