JONDE Auditorio Zaragoza 17

Jóvenes sobradamente preparados

Zaragoza. 14/01/2016. Auditorio de Zaragoza. Ravel: Rapsodia española. Glière: Concierto para arpa en Mi bemol, Op. 74. Sibelius: Sinfonía n.º 1 en Mi m, Op. 39. Joven Orquesta Nacional de España. Cristina Montes, arpa. Dir. musical: Manuel Hernández-Silva.

La JONDE, la Joven Orquesta Nacional de España, visitaba una vez más el Auditorio de Zaragoza a comienzos de este año en el marco de uno de sus encuentros formativos, que han recalado aquí de forma habitual en los últimos años. La JONDE lleva en pie desde 1983 y debe reivindicarse a todas luces como un proyecto sumamente valioso. Desde luego, es siempre un placer escuchar a esta formación, por la suma de vitalidad y formación, de entrega y técnica, que demuestran sus atriles. En esta ocasión, y bajo la batuta del maestro venezolano Manuel Hernández-Silva (Caracas, 1962), la JONDE proponía un atractivo programa con obras de Ravel, Gliére y Sibelius. Hernández-Silva, actual director titular y artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga y de la Orquesta Joven de Andalucía, convenció en todo momento con un trabajo nítido y voluntarioso, contagiando entusiasmo a los atriles, donde encontró a su vez una respuesta francamente segura y voluntariosa.

El concierto comenzó con una exposición clara de la Rapsodia española de Ravel, destacando el contraste entre Preludio y la sucesivas Malagueña, Habanera y Feria. La segunda parte se completaba con el Concierto para arpa y orquesta de Glière. A decir verdad la obra no tiene mayor atractivo orquestal, siendo poco más que un detallado acompañamiento al arpa, que ostenta por descontado el protagonismo, dando rienda suelta al virtuosismo del solista, en este caso la española Cristina Montes (Sevilla, 1984), consumada arpista. A pesar de su juventud, Cristina Montes es desde 2013 Profesora Catedrática de Arpa en el Conservatorio Superior de Música "Joaquín Rodrigo" de Valencia, ciudad donde desarrolla también su actividad profesional como arpa solista en la Orquestra de la Comunitat Valenciana. Su labor con la partitura de Glière ofreció sobrada prueba de cuántos son sus méritos y capacidades manejando el arpa.

El reto mayor del programa lo centraba la segunda parte, con la Sinfonía no. 1 de Sibelius, compositor que nunca sonará lo suficiente en nuestros auditorios. Lo cierto es que salvo algún pasaje más estruendoso, donde la intensidad parecía confundirse con el puro volumen, el Sibelius de la JONDE y Hernández-Silva discurrió con sumo equilibrio, algo nada fácil en una música que requiere idéntica atención en lo horizontal que en lo vertical, esto es, en el fraseo como en el diálogo entre secciones. La música de Sibelius requiere también un color rico y un dinamismo plagado de contrastes. Hernández-Silva atinó con los tiempos, muy ajustados, lejos de ese Sibelius un tanto contemplativo que se escucha de vez en cuando.

La fiesta terminó por todo lo alto con dos propinas en las que Hernández-Silva y la JONDE caldearon por completo la temperatura de la sala: ofrecieron la “Conga del fuego nuevo” del mexicano Arturo Marquez y un arreglo del pasodoble “Suspiros de España”. Broche redondo para una auténtica fiesta, prueba palpable de que pesar de todos los pesares, algo se ha hecho bien en este país con la formación musical. Sería un crimen, ya lo es de hecho si atendemos al enorme número de músicos que dejan nuestro país y que se han formado aquí, que despreciásemos este extraordinario potencial musical. Si la JONDE sonó aquí prácticamente como una orquesta profesional no es por azar ni tampoco únicamente por el buen trabajo de estos días en Zaragoza, que por descontado fue patente: se entrevé detrás mucho más, un empeño más amplio y de largo recorrido, una apuesta de país que no tenemos derecho a desperdiciar.

Por cierto, y al margen del concierto propiamente dicho: ¿cómo es que la Joven Orquesta Nacional de España no está presente apenas en las redes sociales? Precisamente una orquesta joven debería tener una actividad destacada a este respecto y carece por ejemplo de una cuenta de Twitter en la que dar cuenta de sus actividades. Ahí dejo la sugerencia…