OCNE Afkham Perianes RafaMartin

Prometedor arranque

Madrid. 17/09/2017. Auditorio Nacional. Obras de Schumann y Mahler. Orquesta Nacional de España. Javier Perianes, piano. Director musical: David Afkham.

El pasado fin de semana la Orquesta Nacional de España daba el pistoletazo de salida a su temporada 2017/2018, poniendo sobre el escenario a su talentoso director musical David Afkham (Friburgo,1983) -nuestra portada en el mes de septiembre- y al destacado pianista español Javier Perianes (Nerva, 1978). Dos jóvenes intérpretes cuyas trayectorias, ya sumamente consolidadas, tienen aún por delante mucho recorrido.

La primera parte del programa nos deparó el Concierto para piano y orquesta de Schumann en una versión un tanto liviana, nunca débil aunque sí de aires casi mozartianos, lejos de un romanticismo henchido y grueso. Afkham optó por mimar el equilibrio entre secciones, haciendo del piano de Perianes no tanto un instrumento solista como un elemento más de una orquestación en constante diálogo. 

Como bien apunta Gonzalo Lahoz en las notas al programa, este concierto tiene una engañosa "facilidad" técnica que esconde sin embargo una densa complejidad emocional. Hacer que el concierto de Schumann suene con singularidad y hondura no es fácil. Afkham y Perianes optaron por un discurso más contemplativo y poético que voluptuoso. El piano de Perianes es riguroso y expresivo. No trabaja con alardes; más bien con intensidades. Un punto complaciente, el Schumann que Perianes que forjó con Afkham fue más estético que sentimental, tan evocador como el Mahler que estaba por venir después. Como propina, Perianes ofreció una hipnótica versión del Nocturno de las Piezas líricas de Grieg.

La Sinfonía no. 5 de Gustav Mahler es una de las piedras de toque de todo el repertorio sinfónico. Apostar por ella para abrir la temporada de la Orquesta Nacional era un gesto de valentía y arrojo pero también de complicidad y confianza. Afkham cultiva un sonido con más color que brillo, quizá sabedor también de los mimbres con los que trabaja. Y es que la Orquesta Nacional de España atraviesa a buen seguro su mejor momento en años, pero ofreció no obstante algunos titubeos en los metales y pudo haber llegado más lejos con las cuerdas. 

Afkham brinda seguridad y entusiasmo con su gesto. Manejó la sinfonía con buen tino, sabedor de dónde podía arriesgar y donde debía en cambio ser más conservador y cauteloso. Al margen del espléndido Adagietto que cuajó con los atriles de la Orquesta Nacional, Afkham atinó especialmente con la segunda mitad de la sinfonía precisamente donde se desarrolla con más complejidad. Por momentos vitalista, su Mahler sonó transparente, menos trágico y sin duda menos fúnebre que en otras versiones más trascendentes. 

Quizá Mahler no sea buen terreno para cultivar los equilibrios pues todo su discurso habla de abismos. Afkham consiguió no obstante convencer con una versión inteligente y matizada, ni tímida ni exultante, más bien justa, el Mahler que ahora mismo corresponde a una batuta aún joven y a una orquesta en franca progresión. Esta Quinta no rozó la misma inspiración que la memorable Tercera que disfrutamos la pasada temporada, pero situó el listón a muy buena altura para la temporada que está por venir.