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Una oportunidad a la juventud

Bilbao. 30/01/2016. Palacio Euskalduna. Bellini: La sonnambula. Marina Monzó (Amina), Juan Antonio Sanabria (Elvino), Mirco Palazzi (Conde Rodolfo), Alessandra Marianelli (Lisa), Itxaro Mentxaka (Teresa). Coro de Ópera de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Dirección de escena: Pier Luigi Pizzi. Dirección musical: José Miguel Pérez Sierra.

La ABAO diseñó Opera Berri (Ópera Nueva, en euskera) como oportunidad a jóvenes cantantes en única función, intercalada entre las cuatro habituales de abono. Dados los precios de la ABAO Opera Berri es también una teórica oportunidad para los jóvenes bilbaínos y del entorno porque los precios se reducen un 50%, lo que no evita que la entrada más barata ronde los 40 euros.

Para Opera Berri siempre se eligen los títulos más circunscritos al repertorio italiano en la confianza ciega de la dirección artística de la ABAO de la capacidad de arrastre de estos títulos, quedando por tanto eliminados los títulos de otros compositores que, por lo que se ve, no se consideran adecuados para el inicio de una pasión por este arte. Y, sin embargo, Opera Berri no consigue llenar una única función de un título como La sonnambula belliniana y ello habría de provocar cierta reflexión, no en el sentido de eliminar Opera Berri sino de cambiar la política de precios y abrir perspectivas nuevas en la elección de títulos.

En esta La sonnambula Amina fue encarnada por Marina Monzó, joven valenciana de 22 años que venía ya entrenada pues tuvo que sustituir en las funciones de abono a Elena Sancho en el papel de Lisa. Aprovechó su oportunidad pues Monzó tiene agudo fácil y sabe imprimir a su línea de canto suficiente personalidad, convirtiendo así su Amina en una mujer de carne y hueso y de cierta credibilidad a pesar de lo ingenuo del argumento.

Su enamorado era el tenor canario Juan Antonio Sanabria, poseedor de una voz extremadamente ligera que quedó al descubierto en las amplitudes del Euskalduna. Flaco favor le hizo el hecho de que la puesta en escena del Bolshoi estuviera –excepto en la escena de la habitación de la hospedería- abierta por detrás porque ello afecto seriamente a la forma en que nos llegó su voz –todas las voces, cabe decir- a los espectadores. De todas formas Sanabria tiene agudo y capacidad de fraseo y en otras circunstancias su interpretación podrá verse menos afectada.

Tras la cancelación ya citada de Elena Sancho la Lisa fue adjudicada en movimiento de última hora –la web de la ABAO citó otra cantante hasta apenas horas antes de la función- a la joven italiana Alessandra Marianelli, lo que nos retrotajo a aquellas recordadas funciones de Juan Diego Florez, Mary Dunleavy e Ildar Abdrazakov, en mayo de 2005, donde pudimos asistir al debut bilbaíno de una joven de apenas 18 años que parecía pudiera comerse el mundo. Once años después interpretó el mismo papel y no podemos decir que la aun joven Marianelli nos impactara en exceso.

El resto de los cantantes, el coro y la puesta en escena ya aparecen mencionados y valorados en la acertada crónica de mi compañero Javier del Olivo, de fecha 24 de enero y poco queda por añadir, si no es la morosidad excesiva impuesta por el director musical, más al servicio de cantantes que de la partitura.

En definitiva, una noche aceptable pero falta de un punto extra que la convirtiera en referencial. Nos quedará la duda del impacto producido en el público nuevo, público al que se dirige la función. Quizás los excesivos huecos presentes nos den ya una pista.