Antoni Wit 

Recordando a Polonia 

29/01/15. Madrid. Auditorio Nacional. Temporada 15-16 de la OCNE. Penderecki: Requiem Polaco. Christiane Libor (soprano), EwaWolak (contralto), TuomasKatajala (tenor), Stephan Klemm (bajo). Orquesta y Coro Nacionales de España. Antoni Wit, director.

Es el Réquiem Polaco de Penderecki una de las obras más excepcionales del repertorio contemporáneo que escucharse puedan. Ha querido la Orquesta y Coro Nacionales de España hacérnosla llegar el pasado fin de semana a través del ciclo sinfónico Malditos. Una maravillosa obra que nació de la mano del compositor polaco por motivos políticos. Aunque fue compuesta en diferentes secciones, su relevante sentido cíclico se respira durante todo el Réquiem, sobre todo en ciertos motivos rítmico-melódicos que van repitiéndose a lo largo de la obra, recordando otros momentos de la misma y también por el antiguo himno polaco “ŚwiętyBoże, świętymocny” que regresa a nuestros oídos tanto en el Recordare como en el Ofertorio. Así, para comprenderla y apreciarla en su totalidad debe completarse su audición, llegando hasta el esperado Libera Animas que reúne gran parte de la tensión acumulada durante las 16 piezas de las que se compone la obra. 

Antoni Wit empleó gran fuerza y destreza desde el podio, con base en un idiomatismo único: le sustentaba además el haber estrenado el Lacrimosa y Agnus Dei respectivamente en 1980 y 1981 (que no nos dejaron en esta ocasión indiferentes). Se hizo así presente que todos los movimientos tienen una razón de ser, ya que estuvieron compuestos cada uno para una ocasión en concreto, pero en todos se respira un aire de hegemonía disonante donde están presentes algunas influencias del Siglo XX como Anton Webern o Igor Stravinsky, recordando el primer periodo compositivo de Penderecki. 

También existe un pluralismo que incluye partes tonales encubiertas por bloques sonoros donde los clusters tienen gran importancia (complicados de interpretar ya que exigen precisión y destreza, pero es sabido que la OCNE desprende gran habilidad y maestría por lo que no tuvo ningún problema en sacarlos adelante). Las características de la armonía no solo se aprecian en la composición neumática, sino también en el uso de la plantilla orquestal, que explota sus recursos al máximo para causar, en esta ocasión, un estupendo caos ordenado. La sensación que se respira es de angustia constante que va in crescendo desde el principio. Ya en el Introitusla agonía funciona como un motor constante, donde el coro podría estar representando las voces de almas en pena que lloran su propia muerte recordando los civiles que se enfrentaron al gobierno en 1970 y que fallecieron en consecuencia de ello.

El Réquiem Polaco tiene una densidad sonora y una tímbrica excepcional donde las haya. Tanto para los solistas: Christiane Libor (soprano), Ewa Wolak (contralto), Tuomas Katajala (tenor) y Stephan Klemm (bajo); como para el coro y por supuesto la orquesta, mantener esa dinámica lenta pero constante durante la obra es complicado. Requiere de una gran técnica y de mucho oído ya que estar a disposición de ésta durante hora y media puede llegar a ser (psicológicamente hablando) algo difícil, sobretodo porque nuestro público no está acostumbrado a este tipo de sonoridad y a su vez, mantener la atención del mismo puede llegar a suponer,en una ocasión como esta todo un reto, que fue superado con maestría por los atriles de la OCNE.

 Qué importante es para la continuación y aceptación de nuestra música clásica, de toda ella, que sigamos ahondano en nuestros contemporáneos, fiel reflejo, como lo esPenderecki, de todo lo que somos. Una sueete que aún le queda mucho por aportarnos, ojalá sea por muchos años.