Cosi Sabadell 

El Mozart danzante 

Sabadell. 25/10/17. Teatre La Faràndula. Núria Vilà (Fiordiligi), Anna Tobella (Dorabella), Elisa Vélez (Despina), Joan Francesc Folqué (Ferrando), Carles Pachón (Guglielmo), Enric Martínez-Castignani (Don Alfonso). Cor Amics de l'Òpera de Sabadell. Orquestra Simfònica del Vallès. Dir. Coro y Dir. Mus.: Daniel Gil de Tejada. Dir. Esc.: Pau Monterde.

Luminosa es la música de Così fan tutte de Mozart, la más perfecta quizás de las óperas del compositor, y sin embargo la menos popular de la trilogía dapontiana. El de Salzburgo tenía treinta y cuatro años cuando la compuso, después de haber estrenado Le nozze di Figaro y Don Giovanni. Decir que estaba en plena madurez artística es decir mucho para un músico superdotado que con catorce años estrenó una ópera de la belleza del Mitrídate, Re di Ponto. 

La Associació d’Amics de l’Òpera de Sabadell escogió este título para inaugurar su temporada número XXXV, con una producción estrenada en 2010, ya entonces y de nuevo ahora, con un reparto completamente integrado por cantantes autóctonos. 

Hay que alabar la transparencia, equilibrio, cuidado en la composición y claridad de una de las mejores producciones de la AAOS. Pau Monterde, como firmante de la dirección de escena, dibuja una puesta en escena limpia y coreografiada que sirve en bandeja de plata una partitura que es pura arquitectura musical y simetría, una obra sin parangón en la historia de la música. 

Efectivamente, nunca antes ni después Mozart creo una ópera con tantos números de conjunto, donde los dúos, tríos, quintetos, sextetos y conjuntos florecen y se deslizan por la escena como si de un gran baile, una gran danza musical guiara los movimientos de los personajes. Monterde acierta con una escenografía diáfana y un vestuario de época sin estridencias, firmado por Elisabet Castells, donde la iluminación de Nani Valls completa un gran trabajo de orfebrería teatral. Los personajes se mueven con extrema naturalidad pero siempre sobre un dibujo donde la simetría y la composición espacial reinan con sencillo equilibrio. Los movimientos así, se crean y fluyen con la música, como si la danzante música mozartiana los condujera cual elegantes marionetas teatrales en un ejercicio estético de una belleza hipnótica. 

El equipo de cantantes rindió a un grato nivel donde de nuevo el equilibrio y la homogeneidad vocal fueron la principal seña de identidad. Entre las féminas, Núria Vilà demostró su madurez vocal con una Fiordiligi sofisticada y sensible, usando sus recursos vocales con generosidad y extrema elegancia. Anna Tobella brindó una Dorabella deshinibida vocalmente, con un timbre reconocible y una naturalidad teatral de gran clase. Por último la Despina de Elisa Vélez, la única que repetía rol desde las últimas funciones vistas en 2010, volvió a demostrar sus recursos en un rol que le queda algo grave a su vocalidad de lírico-ligera, pero donde supo lucirse como cantante-actriz provocando la empatía del público.

Entre las voces masculinas hay que destacar la maestría en los recitativos y su dominio del texto del barítono Enric Martínez-Castignani, un Don Alfonso que sentó cátedra con un canto mozartiano redondo, pulido y de gran profundidad musical. Brilló con luz propia el instrumento privilegiado del joven barítono Carles Pachón, una voz dotada de un timbre cálido, de buen cuerpo y proyección con un registro de gran calidad y nobleza. Hay que mencionar que este joven cantante ha cumplido un hito insólito en la historia de los AAOS, pues ganó las dos temporadas anteriores el rol titular de Le Nozze di Figaro (como Conte di Almaviva) y el rol titular de Don Giovanni, en el Concurso de la Escuela de Ópera de Sabadell de las temporadas 2015/16 y 2016/17. Con su Guglielmo protagonista de este 2017 ha firmando la trilogía dapontiana de Mozart en Sabadell, esta vez ya como profesional. Otra importante voz a destacar entre las ya tantas surgidas de esta cantera sabadellenca a la que la lírica catalana debe tanto. 

Por último el también joven tenor catalán Joan Francesc Folqué, fue un Ferrando musical, muy atento a las indicaciones del maestro desde el podio, quien cantó con seguridad y aplomo su difíciles intervenciones. 

Daniel Gil de Tejada construyó un hermoso sonido mozartiano con su batuta analítica y atenta siempre a la necesidad de los solistas. Desde el foso destacó el trabajo de los instrumentos de viento y metal, con mención especial a los clarinetes, oboes, trompas y fagotes. La Orquesta sinfónica del Vallés sonó en estilo, con un discurso musical fluido y trabajado, con el único punto mejorable para lo opaco de la sección de cuerdas en contraste con la luminosidad de vientos y metales. La gira de esta ópera continúa por varias ciudades de Catalunya hasta su última función el 19 de noviembre en el Teatre Tarragona. ¡No se la pierdan!