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Actual y mordaz

Oviedo, 1/03/2016. Teatro Campoamor. Temporada de Zarzuela. Obra: El Rey que Rabió. Autor: Ruperto Chapí. Jorge Rodríguez Norton (Rey), Ana Nebot (Rosa), María José Suárez (María), Manel Esteve (General), Boro Giner (Capitán), César Sánchez (Juan). Orquesta Oviedo Filarmonía. Director: Marzio Conti. 

Actual y mordaz. Así ha sido siempre El rey que Rabió, esta genial zarzuela compuesta por Ruperto Chapí en 1891. Y es que, cuando aún no existían las tertulias televisivas o los “memes”, la sátira política ya gustaba entre los españoles. “Hagamos todo, todo… ¡Menos dimisión!” llegan a escribir en el libreto Ramos Carrión y Vital Aza. Será gracias a frases así como, bajo el sencillo argumento de un rey que decide hacer un viaje de incógnito para conocer mejor a su pueblo, ambos escritores logran retratar críticamente la realidad social del país en que vivían. No obstante, y aunque abunden las alusiones, lo cierto es que el libreto en ningún momento explicita que sea España el país en que se desarrolla la acción, manteniendo así una indeterminación espacial -y también temporal- que fue aprovechada este pasado martes por el regista Emilio Sagi a la hora de elaborar su propuesta. Así pues, fue la de Sagi una escenografía un tanto etérea, de sobriedad herreriana en los decorados y que, en ausencia de vestuarios e iluminación, apenas nos permitiría diferenciar los distintos actos de la obra. En suma, nos encontramos aquí con un trabajo funcional por parte del ovetense, alejado de sus mejores propuestas, pero capaz de ajustarse al presupuesto al tiempo que regala algún momento de franco interés. La puesta en escena de partes como el Coro de Segadores o el Coro de Doctores convencieron especialmente; mientras que detalles como la lupa gigante o la pantalla, que bajaron del techo en el tercer acto, nos parecieron innecesarios y no consiguieron sino restar interés al resultado final.

En el terreno musical nos encontramos, en esta obra, con un Chapí de contrastes. Cómico y ligero en la mayoría de ocasiones pero de consagrado lirismo en otras. En este aspecto nos gustaron las intenciones de Marzio Conti, batuta principal de la Oviedo Filarmonía y encargado también de abrir esta temporada de zarzuela. De su lectura nos quedamos, sobre todo, con su buen hacer a la hora de trabajar los tempi que, llevados en todo momento con meditada calma, permitieron al público disfrutar de las particulares atmósferas creadas por Chapí en cada página. Ciertamente reservado, por otra parte, en las dinámicas, Conti pareció centrado en facilitar el trabajo de los cantantes. Algo que consiguió en detrimento de una mayor presencia sonora para la OFI, que terminó sonando un tanto monótona y falta de profundidad.

Desde el escenario, el elenco estuvo constituido en su mayoría por cantantes locales, quienes no pudieron sino ofrecernos una versión más bien discreta de las preciosas páginas compuestas por el de Villena. Cabeza de reparto fue el tenor avilesino Jorge Rodríguez-Norton, quien defendió con oficio las difíciles páginas del papel protagónico. Precisamente su parte, la de Rey, había sido compuesta originalmente para una tiple. Y es que, durante todo el primer acto, la partitura demanda una tesitura exigente para la voz de tenor. En esos momentos Norton afronta con honestidad las notas más agudas, consiguiendo emitirlas con razonable uniformidad en el color pero carentes de expansión. Su desempeño mejoró en los actos siguientes, donde un meditado fraseo, acompañado de una notable intencionalidad escénica, sumó enteros al resultado final.

En ese alocado viaje de incógnito el Rey no puede evitar quedar prendado de la joven Rosa; confiada, en esta ocasión, al bonito timbre de la soprano Ana Nebot. La interpretación de la ovetense alcanzó su máximo interés durante la arieta “Mi tío se figura”, en la que demostró muy buenas intenciones que, por desgracia, no se ven acompañadas por un instrumento demasiado voluminoso.

En lo escénico, el General de Manel Esteve lució una excelente bis cómica que nos permite situarlo entre lo mejor de la noche. En lo vocal estuvo igualmente acertado, cubriendo sus puntuales intervenciones con corrección y oficio. Juan Noval-Moro nos ofreció, por su parte, un Jeremías de aire cómico y un tanto pánfilo, que no tuvo ningún problema para despertar la simpatía del público y que cubrió con suficiente solvencia las partes cantadas.
Fue asimismo destacable la labor escénica de la pareja formada por la María de la mezzo María José Suárez y el Juan del actor César Sánchez, cumpliendo ambos lo esperado para sus respectivos papeles. Lo mismo logró Boro Giner como Capitán, completando así el conjunto de personajes principales. 

Las filas de los secundarios se completaron con calidad suficiente, confiando así en Gerardo López, Antonio Torres, David Rubiera y Vicent Esteve para las breves partes de Almirante, Intendente, Gobernador y Alcalde respectivamente. Por su parte el Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo rindió al nivel esperado, ofreciendo una gran entrega escénica y poniendo al servicio de la obra un material vocal de razonable empaste y calidad.