Homenaje a Carmen Mateu
Peralada. 05/07/2018. Festival Castell de Peralada. Verdi: Requiem. Leah Crocetto, soprano; Ekaterina Gubanova, mezzosoprano; Charles Castronovo, tenor; Alexander Vinogradov, bajo. Coro “Intermezzo”. Orquesta OBC. Dir. musical: Giampaolo Bisanti.
Carmen Mateu de Suqué tuvo en 1987 la iniciativa de impulsar en el ámbito del Castillo de Peralada, cerca de Figueres y no lejos de la frontera francesa, un festival de música que ha tenido la particularidad, única en España, de incluir en su bastante extenso programa estival (de un mes de duración, aproximadamente) también algunas funciones de ópera. A lo largo de los Festivales, se han estrenado en Peralada obras no vistas en ningún otro lugar de España, como Falstaff de Salieri, la curiosa pieza Mozart i Salieri de Rimski Korsakov y también numerosos títulos curiosísimos, como Viva la Mamma de Donizetti (con Montserrat Caballé como “Diva” y Joan Pons como obesa “Mamma”), etc. Se inauguró el festival en 1987 con la luctuosa noticia de la enfermedad de Josep Carreras, que había llegado de París aquel mismo día en automóvil, y otros muchos eventos han iluminado con luces de distintos colores esos veranos del Empordà que han adquirido proyección internacional gracias a la visiónmagistral de Carmen Mateu, pero la tremenda Parca nos ha privado de su presencia en el Festival de este año.
Su hija y continuadora, Isabel Suqué, ha asumido la persistencia de tan importante iniciativa, para que no se pierda la tradición que ella supo llevar adelante con ánimo emprendedor. Y por este motivo, el 32º Festival se ha inaugurado con una programación especial en su honor: el Requiem de Verdi, simbólico homenaje al amor por la música que siempre demostró esa admirable mecenas a la que se ha dedicado una lucida exposición en la vistosa Biblioteca-Museu del Castell.
Después de un emotivo y sencillo parlamento, su hija y sucesora invitó al numeroso público a asistir a la primera sesión del Festival, que se inició puntualmente a las diez de la noche. Fue un acto sobrio, como correspondía a la ocasión, con una versión contenida y bien equilibrada de la obra que Verdi dedicó al poeta Manzoni, y que se ha dicho con razón que es una más de sus óperas. En el Auditorio del Castellse reunió el equipo vocal formado por la soprano norteamericana Leah Crocetto; junto a ella la ya bien conocida y prestigiosa mezzosporano Ekaterina Gubanova, de importante trayectoria internacional. Las dos voces, impecables ambas intérpretes, se alternan y se juntan en distintos pasajes del Requiem combinándose a la perfección sus voces en todo momento. Menos importante, pero de considerable dificultad en esta obra es el papel del tenor, desarrollado con brillantez por el tenor americano de origen italiano Charles Castronovo, a quien tuvimos en el Liceu un tiempo. Reforzó el conjunto con una voz sólida y bien timbrada el bajo moscovita Alexander Vinogradov, cuyas pausadas y solemnes intervenciones fueron un lujo más del panorama vocal de esta noche especial.
Volvió ante el público catalán el antiguo director del coro del Liceu, José Luis Basso, y aunque la primera intervención del coro pareció poco contenida, después todo funcionó correctamente. Se hizo notar por su calidad la OBC, que dirigió pulcramente y sin altibajos la serena batuta de Giampaolo Bisanti. El modo pausado y en diminuendo como termina la obra motivó que el final del espectáculo resultara un poco tenue, pero esto precisamente pareció muy adecuado a la solemnidad de la sesión que todos “in mente”, dedicamos a la gran ausente de esta noche, Carmen Mateu.