ManonLescautHamburg18 

Dos muertes y un recuerdo

Hamburgo. 29/11/18. Hamburg Staatsoper. Puccini: Manon Lescaut. María José Siri (Manon Lescaut), Jorge de León (Renato Des Grieux), Kartal Karagedik (Lescaut), Ramaz Chikviladze (Geronte di Ravoir), Oleksiy Palchykov (Edmondo), Gabriele Rssmanith (un músico) y otros. Philharmonisches Staatsorchester Hamburg & Chor der Staatsoper Hamburg. Dir. de escena: Philipp Himmelmann. Dir. musical: Christoph Gedschold.

Si hay algo que podemos hacer en el siglo XXI es honrar a quien nos legó tan ínclito pasado con nuestros actos. Al público le corresponde atender sus obras, y a los creadores hodiernos respetar esa herencia, siendo conscientes de que aunque una actualización es tan factible como necesaria, se debe hacer bajo el marco de la responsabilidad. 

Con ésta Manon Lescaut Puccini murió en cierto sentido dos veces en una misma velada, y solo una es digna de rememorar. El mismo día en el que se subía el telón hamburgués Giacomo Puccini fallecía en Bruselas (94 años atrás) víctima de lo que hoy en día se hubiese diagnosticado como un cáncer de garganta y que en aquel entonces le condujo a un periodo final tan doloroso cuan agónico. Sus últimas palabras solo pudieron reflejarse mediante gélida tinta (conservadas en una agraviada casa museo en la localidad toscana de Torre del Lago), incapaz de hacer vibrar sus maltrechas cuerdas vocales. 

La de Philipp Himmelmann es sin duda de las peores puestas en escena a las que se ha visto sometido el compositor de Luca. El director alemán no solo demuestra su falta de respeto al compositor, por la paupérrima interpretación de su obra, sino una falta total de recursos (secundada por el escenógrafo Johannes Leiacker) para llevar un digno puerto su nimia dirección y exigua lectura, que no es otra que la de centrar la obra en un Renato que recuerda (y como consecuencia de ello da la espalda a todo lo que acontece) el dolor que sufrió por causa de Manon. 

En el segundo acto aparece además el Himmelmann leído, aquel que nos recuerda, por si fuésemos lerdos, que en la historia original de Abbé Prevost tiene cabida el parís libertario del marqués de Sade, razón por la que provoca la entrada en escena de sátiros y faunos que persiguen a Manon con peludos miembros erectos. Hubo quien se rio, pero créanme que en mi caso la carcajada solo hubiese salido bajo coacción o amenaza. 

Dos artistas portaron el peso de la representación en sus espaldas, María José Siri y Jorge de León. La soprano urugaya, de conocidos medios puccinianos, era seguramente consciente del vacío en el que deambulaba, únicamente desbordado por su compañero, al que Himmelmann, recordemos, hizo que la percibiese como un recuerdo físicamente ajeno. Pese a tenernos acostumbrados a la dramatización de sus personajes tengo para mí que Siri dio en esta ocasión la batalla por perdida, volcando todos sus recursos en una voz que supo llenar de contenido musical el vacío dramático que rodeaba al personaje y a la escena. Su expresión mutó levemente ante la persecución de los faunos, seguramente movida por una vergüenza tan ajena como justificada.

De Jorge de León cabría destacar el dominio cada vez más notorio de su amplio y brillante instrumento. Cuando la naturaleza te regala un pura sangre su domesticación no es fácil, requiere tiempo, confianza y técnica, tres vértices que en el caso del tenor canario convergen con paso firme en estos últimos años. Su gestualidad también delató que la noche se le quedó corta, con un Renato castrado en su teatralidad, que pese a lo cual de León intentó reanimar con una actuación ajena al hieratismo que le circundaba. Nada brilló más allá de ellos dos, de ahí que extienda una intencionada sombra sobre el resto del reparto. 

Mientras los caballos de Siri y de León galopaban por verdes praderas Christoph Gedschold conducía el rebaño de Puccini por un auténtico barrizal, ajeno no solo a la tradición, sino a una simple o coherente lectura en una música que necesita bien poco para impedir que el lodo te llegue hasta el cuello. Si entran en su página verán como Manon viene excluida de su repertorio operístico, error u o omisión al menos en eso razón no le falta.