luna miel arriaga 

Versiones demasiado libres

Bilbao. 03/04/2019. Teatro Arriaga. Francisco Alonso: Luna de miel en El Cairo. Beatriz Díaz, Itxaro Mentxaka, Enrique Viana, David Menéndez, José Manuel Díaz, Mariola Cantarero, Mitxel Santamarina, Iñaki Maruri y Alberto Nuñez. Orquesta Sinfónica de Bilbao y Coro Rossini. Dirección escénica: Emilio Sagi. Dirección musical: Miquel Ortega.

Es Bilbao plaza zarzuelera, sin duda. Y ya se sabe que con esto de la zarzuela, como pasa de otra forma y en esta misma plaza con la ópera, la tendencia es la de repetir ad nauseam unos pocos títulos en la confianza empresarial de que estos siempre atraerán al público suficiente para cuadrar cuentas. Así, en Bilbao hemos asistido una vez tras otra a funciones donde poder presenciar los títulos que ustedes, lectores, tienen en mente para, muy de vez en cuando, vivir la experiencia de alguna recuperación.

Por ello es de agradecer que la gestión del Teatro Arriaga bajo la dirección de Calixto Bieito haya apostado por un título harto infrecuente cual es Luna de miel en El Cairo, con música de Francisco Alonso. Bien está que aclaremos que, en sentido estricto, no estamos ante una zarzuela sino ante una opereta cómica, suerte de revista musical grande que tiene algunos elementos propios y que la diferencian de la mencionada zarzuela como género particular.

Un servidor apenas conocía la existencia del título y, consiguientemente, nada de su música. A través de las redes sociales he ido “investigando” la música de esta revista hasta apreciar que estamos ante una obra típica del primer franquismo (fue estrenada en 1943, en la primera década de una dictadura donde la censura y el control social imperaban de forma dominante), con “chistes” poco maliciosos por aquello de la moralidad imperante y donde los equívocos sobre los que gira el argumento siempre tenían un límite: aquel marcado por las buena costumbres, el nacional-catolicismo y la santa voluntad del dictador.

Digo todo esto porque reunida cierta información sobre la opereta y visto el espectáculo, uno no sabe a qué carta quedarse. Dicho de otra forma: si alguien lee en alguna página web zarzuelera información sobre Luna de miel en El Cairo después de ver la función que nos ocupa habrá de preguntarse si se está haciendo referencia a la misma obra. Porque en la versión libre de Emilio Sagi, según podemos leer en el paupérrimo programa de mano, ¿dónde quedan los equívocos y enredos de la trama en toda su primera parte? Desvanecidos en una versión libérrima donde desaparecen personajes, otros e adaptan a la realidad local y otros apenas aparecen desarrollados.

Y claro, luego llegamos a la segunda parte, algo “más egipcia” y parece difícil entender como el regidor del inicio acaba siendo cadí en la segunda parte o el empresario de la primera acaba siendo maitre o jefe de policía en la continuación. Don Ponciano, el personaje mexicano, no existe y nos inventamos un país, Limburgo, de donde parece venir la princesa, protagonista principal de la obra.

Así pues, agradecer al Arriaga el traer este infrecuente título; agradecer a los artistas el esfuerzo realizado para hacer creíble la historia y lamentar que, en esta ocasión, Emilio Sagi no haya acertado. Y ello sin menoscabo de que admitamos que ante Sagi estamos ante un grande de la escena musical del estado, pero…

En el apartado estrictamente musical las cosas fueron mejor: la voz de Beatriz Díaz, sin ser muy grande, brillaba sonora en la franja aguda mientras palidecía en la inferior. David Menéndez daba el papel a la perfección y canto con mucha solvencia su parte, pareciendo algo sobrado.

Mariola Cantarero mostró un desparpajo imponente haciendo de granaína en el casting (otra libertad de Sagi) y en el apartado vocal estuvo decidida, tratando de dar a su papel una mayor trascendencia. Por otro lado, Itxaro Mentxaka enseñó un centro y graves poderosos aunque en la zona aguda la voz ya sufre; eso sí, esta mujer es muy oportuna para estos papeles porque tiene salero para dar y tomar.

José Manuel Díaz estuvo notable como cadí y también en la parte actoralde inicio. Y Enrique Viana estuvo bien haciendo… de Enrique Viana. No cabe duda que este artista tiene en Bilbao fans muy leales pero si se me permite la aportación bien haría en cambiar siquiera en algo el registro de los chistes además de tratar de impostar con sus compañeros en los momentos de conjunto. Eso sí, su monólogo sobre la pajarita tuvo su gracia, reconozcámoslo. El resto, bien los actores Mitxel Santamarina e Iñaki Maruri y más bien discreto el Maitetxu mia (una libertad más de Sagi) del tenor Alberto Nuñez.

Muy bien el coro femenino y, sin que sirva de precedente, el cuerpo de baile estuvo a un nivel más que aceptable. El compositor y director Miquel Ortega llevó la nave a buen puerto; trató de hacer creíble una forma musical que aun formando parte de nuestro patrimonio cultural es hoy ajeno a una generación (¿a más de una?) que, de forma evidente, estaba ausente en el teatro.

Porque el Teatro Arriaga, aunque contaba con una entrada respetable estuvo lejos del lleno. Fuera hacía un día de perros y era jornada futbolera en la ciudad pero yo siempre he creído que los que amamos la música no nos fijamos en estas cositas. Dentro, un público de edad avanzada que hablaba por los codos en cualquier momento. Una función que nos ha permitido conocer un título infrecuente y que, ojalá, tenga continuidad en proyectos similares en el futuro. Por cierto, ¿tanto le cuesta al Teatro Arriaga entregar un programa de mano con un mínimo de enjundia? Por ejemplo, no estaría de más identificar cada cantante con su personaje por aquello de la comodidad y la información.